La brillante generación de futbolistas yugoslavos de los años ochenta convivió con la desintegración del país que habían conocido. Repasamos la histórica victoria de la selección yugoslava en el Mundial juvenil de Chile de 1987 preludio de los trágicos acontecimientos que desembocaron en la Guerra de los Balcanes.   

Posiblemente a los adolescentes de hoy en día la palabra Yugoslavia no les evoque ningún sentimiento particular. Sin embargo, a mí, un apasionado de los deportes criado en la década de los ochenta, Yugoslavia es un vocablo del que emanan infinidad de pensamientos.

A finales de los años ochenta y principios de los noventa, el mundo del deporte tenía una referencia en cierto lugar de los Balcanes llamado Yugoslavia. En disciplinas como Baloncesto, Waterpolo, Balonmano y por supuesto Fútbol, aparecían jugadores de extraordinario talento con un pedigrí característico. Eran los admirados y temidos deportistas yugoslavos.

Durante mi niñez Yugoslavia estuvo asociada a estrellas del deporte, como Petrovic, Divac, Prosinescki o Jankovic. Por desgracia, esta percepción fue cambiando con el tiempo y en la adolescencia, Yugoslavia fue un constante reguero de imágenes de guerra, violencia y destrucción.

Durante mi niñez Yugoslavia estuvo asociada estrellas del deporte, como Petrovic, Divac, Prosinescki o Jankovic.

Yugoslavia era un país diferente, muy difícil de clasificar en términos geopolíticos. El concepto de Yugoslavia surge a finales del siglo XIX cuando movimiento de intelectuales croatas, eslovenos y serbios abrazaron la idea de que los eslavos del sur tuvieran un estado que los uniera a todos. En 1918 surge un primer intento creándose un reino donde convivían croatas, eslovenos y serbios. En 1929 este reino pasó a denominarse Yugoslavia, desgraciadamente se convirtió en una dictadura absolutista.

La segunda guerra mundial cambió el destino de Europa y el de Yugoslavia también. Las tropas alemanas ocuparon el país. Durante esta ocupación y con el beneplácito de las autoridades nazis surgen estados totalitarios en Croacia, Serbia y Montenegro. Sin embargo, las tropas partisanas del general Tito expulsaron a los invasores y a sus colaboradores. Se reunificará el país y se instaurará un gobierno de corte comunista.

La nueva Yugoslavia que surge con Tito será un país multicultural y plurinacional. Estará compuesto por seis Repúblicas y dos provincias autónomas. Convivirán cinco religiones distintas y lo habitarán etnias diversas. Estas no fueron sus únicas peculiaridades, Yugoslavia, a diferencia de otros países comunistas de Europa, eligió un camino independiente de la Union Sovietica. No fue un miembro del Pacto de Varsovia. Por el contrario, fue uno de los países fundadores del Movimiento de Países no alineados.

Celebracion del Mundial Juvenil de Chile 1987

En esta aparente armonía Yugoslavia fue creando una cultura deportiva de alto nivel. En un clima de paz el deporte yugoslavo se va especializando en los deportes de equipo. Se crean escuelas de entrenadores y se perfila un estilo autóctono en disciplinas como el Waterpolo, el Balonmano, el Baloncesto y el Fútbol.

En 1980 muere Tito. Sin él comienza a percibirse que la utopía de un estado yugoslavo unido no durará mucho. Surgen con fuerza los movimientos nacionalistas. Los ochenta empiezan a dibujar un cambio cultural en las ciudades yugoslavas, aparecen movimientos “underground” como el “hooliganismo” o el “punk”. Sin embargo, la década de los ochenta será la edad de oro del deporte yugoslavo.

La prominente generación de futbolistas yugoslavos tuvo su primera puesta en escena en el mundial juvenil de Chile de 1987.

Los yugoslavos se proclamarán campeones del mundo y olímpicos en Baloncesto, Balonmano y Waterpolo. En fútbol, los éxitos todavía no habían llegado, pero se estaba gestando una generación de futbolistas que daban motivos para la esperanza.

La prominente generación de futbolistas yugoslavos tuvo su primera puesta en escena en el mundial juvenil de Chile de 1987. En aquel combinado yugoslavo, el talento era el gran protagonista, contaba con jugadores como Jarni, Stimac, Brnovic, Boban, Prosinecki, Suker y Mijatovic. Otros como Mihajlovic, Vladimir Jugovic o Alen Boksic no fueron convocados. Una muestra del alto nivel que existía entre los jóvenes futbolistas yugoslavos.

El equipo, era una mezcolanza de serbios, bosnios, croatas y montenegrinos. La selección funcionó dentro y fuera del campo. No hubo rastro de tensiones étnicas entre los jugadores. Más bien todo lo contrario, cuentan las malas lenguas que el equipo disfrutó de la noche chilena de la misma forma que jugando al fútbol.

En la primera fase del mundial la selección yugoslava paso por encima de Chile, Australia y Togo. En cuartos de final y gracias a un genial gol de Prosinecki eliminaron a Brasil. La semifinal contra la Republica Democrática Alemana fue una batalla a todos los niveles. A pesar de jugar con uno menos por la expulsión de Mijatovic, Yugoslavia pasó a la final gracias a un salvador gol de Suker en el minuto setenta.

La final se jugó el 25 de octubre, el rival fue la otra Alemania, la occidental. Boban adelantó a la selección balcánica en el minuto ochenta y cinco de partido. Pero, en el último minuto Alemania empató. El Mundial se decidió en la tanda de penaltis. Gracias a un penalti definitivo de Boban Yugoslavia se proclamó campeona del mundo juvenil.

Suker y Boban en el Mundial Juvenil de Chile 1987

El fútbol yugoslavo se vio fuertemente fortalecido por este triunfo. Pero el futuro no deparaba mucho recorrido a la Selección de Yugoslavia. El país al que representaban comenzaba un proceso desintegración.

Boban, en 1989, dos años y medio después de darle a Yugoslavia el Mundial juvenil con su penalti, se convirtió en héroe nacional croata. Todo ocurrió en el partido disputado entre el Dinamo de Zagreb y el Estrella Roja. Los equipos más representativos de Croacia y Serbia. El partido se disputó en el estadio Maksimir de Zagreb, y desgraciadamente fue una auténtica guerra. Una antesala de lo que sucedería años después.

El futuro no deparaba mucho recorrido a la Selección Yugoslavia. El país al que representaban comenzaba un proceso desintegración.

Los ultras de ambos equipos se enzarzaron en una auténtica batalla campal dentro del propio Estadio. La Policía Federal cargó contra los hinchas más radicales del Dinamo. Los futbolistas fueron protagonistas del lamentable espectáculo. Boban, no pudo reprimirse ante lo que estaba sucediendo y propinó una patada a un Policía.

Boban pegando una patada a un Policía. Foto El Plural

Después de ese partido nada volvería a ser igual en Yugoslavia. Posiblemente fue el preludio de una guerra que duraría 10 años. En 1991, solo cuatro años después del triunfo de Yugoslavia en el Mundial de Chile y el mismo año que el Estrella Roja conquista la copa de Europa, comenzó la Guerra de los Balcanes.

El auge del nacionalismo, así como la tensión religiosa y étnica, hicieron estallar el odio y la violencia. Europa se despertó de un prolongado letargo de Paz. Otra vez, el viejo continente volvía a vivir la pesadilla de genocidios étnicos. Desgraciadamente la barbarie aparecía de nuevo.

En 1991 Croacia y Eslovenia declararon su independencia provocando un efecto dominó en el resto de repúblicas yugoslavas. Yugoslavia dejó de existir. El conflicto armado terminó el 12 de noviembre de 2001. Una guerra que destrozó muchísimas cosas, entre ellas, uno de los equipos (la generación del Mundial juvenil de Chile) de más calidad en la historia del fútbol.

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