Este artículo describe la evolución de la liga inglesa, desde su transformación a principios de la década de los 90 hasta su actual preponderancia dentro de los campeonatos futbolísticos a nivel mundial. Destacaremos su mestizaje, al fusionar tradición y negocio, así como la aportación creciente de técnicos y futbolistas españoles.
“Sobre un buen cimiento se puede levantar un buen edificio, y el mejor cimiento del mundo es el dinero”
Esta frase de Miguel de Cervantes rescatada por John Carlin, define la transformación de la liga inglesa como la competición futbolística más lucrativa en el s XXI.
Pese al actual momento de bonanza de la liga inglesa, este esplendor es un resultado reciente dentro de su historia. La liga inglesa nació en 1881 bautizada como la Football League, con un sistema de competición dividida en una First Division y tres categorías menores. A principios de la década de los 90, los principales clubes, se desligaron de esta, constituyendo una asociación limitada e independiente de la Federación Inglesa, conocida como The Premiership, buscando una mayor rentabilidad económica y comercial para sus clubes. Cada uno de estos tendría un delegado, los cuales constituirían la Comisión negociadora de los derechos televisivos, algo que ha supuesto el equilibrio financiero entre estos, y una bollante expansión de sus ingresos, espoleado por su ingente mercado, la City londinense y la supremacía cultural e idiomática de lo anglosajón. A los equipos ingleses, se les unirían los galeses con licencia federativa desde 1992, siendo el Swansea el mayor exponente.
A principios de la década de los 90, los principales clubes, se desligaron de la Football League, constituyendo una asociación limitada e independiente de la Federación Inglesa, conocida como The Premiership, buscando una mayor rentabilidad económica y comercial para sus clubes.
La década de los 70 y 80 fueron años convulsos para el futbol inglés, dificultad motivada por la obsolescencia de los estadios de gran parte de los equipos y por el comportamiento violento de los hooligans, lo que les valió una suspensión de la UEFA, apartándoles de las competiciones europeas hasta principios de los 90. La tragedia de Heysel en 1985, en la final de la Copa de Europa que enfrentó al Liverpool y la Roma, donde murieron 39 aficionados, no significó el único episodio dramático.
Cuatro años más tarde, la tragedia de Hilsborough, acaecida en 1989 durante un partido entre el Liverpool y el Nottingam Forest de la copa inglesa, en la que fallecieron un total de 96 aficionados debido a una avalancha, supuso el mayor incidente dentro de un estadio de futbol en suelo europeo. La explosiva combinación entre violencia e inseguridad de unas instalaciones y salubridad deficientes, motivaron la creación dentro del Gobierno Thacher del Informe Taylor, conjunto de recomendaciones sobre la reducción del vandalismo y aumento de la seguridad en los estadios, fruto de las experiencias de la General Accounting Office y precedente del informe Nolan sobre la ética pública dentro de la Administración en 1997, ya dentro del gobierno laborista de Tony Blair. Sin embargo no fue hasta 2012, cuando un informe interno de la Administración Cameron, demostró que el negligente comportamiento de la policía fue el principal detonante de la matanza.
La década de los 90 supuso un renacer del futbol inglés, comenzando por la victoria de Manchester United de la ya extinta Recopa europea del 91, y al aumento de las comunicaciones globales que hicieron de la Premier un espectáculo de relevancia mundial. La llegada de jugadores foráneos con el carisma y la atracción mediática de Eric Cantona, David Ginola o Dennis Bergkamp, junto con la consolidación de la marca financiera y futbolística de equipos como el United de Ferguson o el Arsenal de Arsene Wegne, hicieron el resto. Dicha consolidación fue acrecentándose, fruto de un aumento de los derechos televisivos y su expansión mundial. El producto Premier League es hoy en día cinco veces más lucrativo que la Primera División española, pese a ser esta más competitiva y de una mayor calidad futbolística, más allá del dominio bipolar del Madrid y Barcelona.
La llegada de jugadores foráneos con el carisma y la atracción mediática de Eric Cantona, David Ginola o Dennis Bergkamp, junto con la consolidación de la marca financiera y futbolística de equipos como el United de Ferguson o el Arsenal de Arsene Wegne, hicieron el resto.
Sin embargo, la debilidad de su fútbol nacional, con pobres resultados de la selección inglesa en las competiciones internacionales, y un estilo de futbol primario y rudimentario, dio lugar a la exportación y búsqueda de futbolistas y técnicos foráneos, que dotaran de una mayor plasticidad y variantes tácticas a la decadencia futbolística de las islas británicas La atracción mediática y el músculo financiero institucional, facilitaron este feliz mestizaje.
Los primeros años del siglo XXI han reforzado el dominio de la liga inglesa no solo como producto comercial, sino como ´competición de élite. Pese al dominio de Madrid y Barcelona en la Liga de Campeones (este último venció en tres de sus cuatro finales a Arsenal y Manchester United), Inglaterra ha sabido exportar parte del exitoso fútbol español debido a la llegada de múltiples y simbólicos jugadores como Silva, De Gea, Fábregas o Mata, entre otros muchos. Este aluvión estuvo auspiciado por los éxitos de la roja, y por la crisis que mermó la salud financiera de la competición española desde 2008. Esta simbiosis se ha traducido en una hibridación futbolística con entrenadores como Roberto Martínez, Pochetino o más recientemente Guardiola, que han dejado una impronta de toque y juego combinativo, sin abandonar la verticalidad y el juego aéreo como esencia del futbol británico. Sin embargo, esta compra de talentos foráneos no se han traducido en un predominio de los equipos ingleses en Europa, aunque puede presumir de ser la competición europea más abierta e igualada del continente, en contraposición a la hegemonía del Bayer y Juventus en Alemania e Italia y al dualismo Madrid-Barcelona en España. Incluso un equipo alejado de la élite como el Leicester, se alzó con la Premier de 2016, invocando la gesta de otro equipo menor como el Blackburn Roberts a principios de los 90. A lo largo de sus 26 años de historia, son seis equipos los que han logrado alzarse con el campeonato, destacando la supremacía del Manchester United con 13 títulos, y la relevancia de dos clubes menores en la historia del futbol inglés como Chelsea y Manchester City, aupados a la élite gracias a las aportaciones financieras del millonario ruso Abramovich y de Qatar. A destacar la ausencia de campeonatos de un equipo histórico y legendario dentro de la historia británica y europea como el Liverpool, en contraste con sus dos finales europeas disputada en 2005 y 2007, que supuso, en la primera de ellas la remontada histórica de la Champions, otorgando la final al equipo de la ciudad de los Beatles frente al Milán, pese a caer en el descanso por tres goles de diferencia.
A lo largo de sus 26 años de historia, son seis equipos los que han logrado alzarse con el campeonato, destacando la supremacía del Manchester United con 13 títulos, y la relevancia de dos clubes menores en la historia del futbol inglés como Chelsea y Manchester City, aupados a la élite gracias a las aportaciones financieras del millonario ruso Abramovich y de Qatar.
Sin embargo, este carrusel de oropel de lujo y élite en que se ha convertido la Premier, algo así como un parque de atracciones temático, no merma la tradicional veneración por el futbol como un espectáculo casi litúrgico, en el que se exponen la idiosincrasia británica profundamente contradictoria. Por un lado, la ferocidad de sus ultras, limitando institucional y culturalmente su campo de actuación, y el pulcro civismo de peregrinar a los estadios como si de una representación teatral se tratase. Todo ello, junto con el gusto intemporal por el cántico de himnos ya legendarios (como obviar el “You´ll never walk alone” de la hinchada del Liverpool) y escenarios emblemáticos como el nuevo Wembley o el “Teatro de los sueños” de Old Trafford, que convierten esta competición en un escaparate que combina tradición y modernidad. El dinero siempre supo donde instalarse.
Esta edición 2018/19 se presenta como una de las más apasionantes de los últimos años. Al futbol total implementado por Guardiola en el Manchester City (obteniendo la pasada campaña el récord de puntos en toda la historia de la Premier League), hay que sumar la irrupción de un Liverpool abrumador en ataque con el estilo explosivo de Klopp en total armonía, la recuperación del Chelsea tras una decepcionante campaña anterior fruto de la personalidad de Sarri o las incógnitas del Arsenal de Emery tras la marcha del decadente Wegner o del Manchester United y Tottenham. Los encuentros recientes entre Chelsea y Liverpool y el duelo de los “reds” ante el City de Guardiola, han exhibido estas cualidades y la potencialidad de un campeonato destinado a marcar época. Todos ellos cuentan con futbolistas estrella que en los próximos años suenan como claros sustitutos de Messi o Cristiano en el Olimpo como Salah, Hazard o De Bruyne.
Ni siquiera acontecimientos traumáticos como el Brexit cuestionan el carácter cosmopolita de la Premier League, convertida en la mejor embajadora de las islas británicas en el exterior.
La frase “Football is coming home” resuena con más fuerza que nunca.
Este articulo ha sido escrito por Jaime Brigido Ramirez