El desarrollo del fútbol en Europa ha permitido a muchos europeos compartir una pasión. Analizamos la expansión del fútbol en el viejo continente y la creación de las competiciones europeas de clubes.

Uno de los grandes regalos que me ha dado la vida fue tener la oportunidad de vivir en el extranjero. Los retos vividos y sobrevividos fuera de casa me han hecho, sin lugar a duda, una persona afortunada. En todas las experiencias vividas fuera de mi país, el fútbol fue un ingrediente indispensable. Atrapar una buena tertulia futbolística o participar en pachangas esforzadas fueron el preludio o la excusa para degustar una cerveza en compañía.

La fortuna me permitió disfrutar durante dos años de una ciudad, eterna dicen algunos, como Roma. Fue en la capital italiana dónde me percaté del  efecto integrador que el fútbol tiene, ha tenido y tendrá en la construcción de un espacio cultural y común en Europa. El momento de esta revelación, tiene una fecha concreta, 19 de mayo de 2012. Ese día llovía en Roma, pero mis pensamientos no estaban en el aguacero romano, como tantos otros millones de europeos mi mente estaba puesta en un partido de fútbol. Ese día se jugaba la final de la Copa de Europa. El evento los disputaban un equipo alemán, el Bayern de Múnich y una escuadra inglesa, el Chelsea de Londres. Para mí, que en aquel tiempo era un ciudadano español afincado en Italia ver el partido era lo más importante del fin de semana, dónde verlo era fundamental y tuve la  suerte  de disfrutar del acontecimiento en un pub irlandés cercano a “Piazza Navona”, el bar estaba repleto de alemanes, ingleses, italianos, españoles…todos disfrutando de la pasión de un partido de fútbol, mejor dicho, del partido de fútbol por excelencia, la final de la Copa de Europa.

Europa gracias al fútbol disfruta de un ritual común que une a millones de europeos. Es curioso que en estos últimos años cuando el proyecto de construcción europeo soporta encrucijadas populistas, nacionalismos excluyentes y retóricas rupturistas, el fútbol se ha consolidado como un espectáculo común e integrador en todo el continente. A pocos días para que se materialice el “Brexit”, me pregunto humildemente, ¿Cuál hubiera sido el resultado el 23 de junio de 2016 si a los ciudadanos británicos en vez de interpelarles sobre su permanencia en la Unión Europea les hubieran preguntado si querían que sus equipos de fútbol dejarán de jugar competiciones europeas? Estoy convencido que el resultado hubiera sido muy distinto.

El fútbol es un invento inglés que ha terminado convirtiéndose en un fenómeno cultural dominante, capaz de aglutinar con cierta armonía a todos los países europeos en una misma organización. Hechos históricos como dos guerras mundiales o la Guerra Fría no imposibilitaron que se jugasen partidos de fútbol internacionales en el continente. El nacimiento de la Copa de Europa fue la creación de un torneo de unión comunitaria. De hecho la Copa de Europa nació antes incluso que la propia Comunidad Económica Europea.

El fútbol es un invento inglés que ha terminado convirtiéndose en un fenómeno cultural dominante, capaz de aglutinar con cierta armonía a todos los países europeos en una misma organización.

Lo fascinante del fútbol es que es un deporte que surge en las islas británicas y que en pocas décadas conquistó a toda Europa. La creación de las competiciones europeas de fútbol es la plasmación de un proceso de asimilación que certifica la europeización del juego.

El acta fundacional del fútbol se realizó en un pub de Londres llamado la “Freemason´s Tavern”  en 1863, un grupo de intrépidos ingleses aprobaron después de seis reuniones el primer reglamento de un nuevo deporte. La normativa acordada tenía una singularidad sustancial, en este nuevo deporte no se podían usar las manos. El fútbol era un juego para ser practicado exclusivamente con los pies. El fútbol nació en Londres, aunque su gestación había durado miles de años, desde la antigüedad la humanidad había originado diversas formas de deportes que incluían un balón y  pies. Los egipcios, los chinos o los aztecas ya practicaban formas primitivas del actual fútbol. Si bien los ingleses tuvieron la gran virtud de poner orden y crear el primer reglamento del juego.

En 1863, un grupo de intrépidos ingleses aprobaron después de seis reuniones el primer reglamento de un nuevo deporte. La normativa acordada tenía una singularidad sustancial, en este nuevo deporte no se podían usar las manos.

El fútbol en sus inicios fue practicado mayoritariamente en colegios exclusivos del Reino Unido. Con el paso de los años y gracias a la simplificación de las reglas, el incipiente juego, saltó de las escuelas de elite a las calles y centros industriales. Los obreros y las clases populares empezaron también a chutar la pelota. En cuatro décadas el fútbol se instaló rutinariamente en la vida de los ingleses. A finales del siglo XIX era el deporte más popular de las Islas Británicas. Por el contrario, en ese tiempo, el fútbol tenía una escasa repercusión en la Europa Continental. El desembarco en el continente será pausado. Los colegios ingleses de la época jugaron un papel importante. En la segunda mitad del Siglo XIX las familias europeas adineradas enviaban a su prole a estudiar en los prestigiosos colegios británicos, estos jóvenes europeos retornaban a sus países con un balón bajo el brazo y con ganas de seguir practicando un deporte que les había cautivado. Recíprocamente jóvenes ingleses recién licenciados llegaban al continente para completar sus estudios en Europa, estos imberbes británicos igualmente ayudaron a la divulgación del fútbol. A principios del siglo XX en los colegios suizos, austriacos y nórdicos ya se practicaba el fútbol de forma cotidiana.

Sin embargo el  factor clave en la expansión del balompié por el continente europeo fue el auge del comercio. En 1900 Europa vivía el apogeo de la era industrial y los tentáculos de la Marina Mercante Británica llegaban a todo los rincones del continente. Los marineros ingleses desembarcaban en los puertos europeos y en sus ratos de ocio practicaban, ante la mirada atónita de los lugareños, el nuevo deporte. Los intereses comerciales británicos hicieron proliferar destacamentos permanentes de ciudadanos ingleses. Serán estos emigrantes británicos los que irán creando los primeros clubes del fútbol del continente europeo. En España tenemos un ejemplo paradigmático, el club decano de nuestro fútbol, el Recreativo de Huelva fue creado 1889 por trabajadores ingleses llegados a la ciudad andaluza para explotar las Minas de Rio Tinto.

A finales del siglo XIX era el deporte más popular de las Islas Británicas. Por el contrario, en ese tiempo, el fútbol tenía una escasa repercusión en la Europa Continental. El desembarco en el continente será pausado

La Europa de principios del siglo XX vivía con plenitud  la “Belle Epoque”, nuevos valores y pautas de vida proliferaban en el continente europeo, la nueva visión del ocio ayudó también a que el fútbol fuera integrándose en la sociedad europea. Fueron años de expansión del capitalismo, en el centro del continente se formaron dos nuevos estados, Italia y Alemania, proporcionando cierta estabilidad política y mayor dinamismo económico. Aparece un nuevo eje comercial entre  Lombardia y Baviera, que junto con el triángulo financiero del Imperio Austro Húngaro formado por las ciudades de Viena, Budapest y Praga crearán un espacio de dinamismo social y cultural en el corazón del viejo continente. En este espació el fútbol encontrará un nuevo hogar adquiriendo una identidad propia. Es dentro del Imperio Austro Húngaro dónde surge por primera vez en Europa una escuela de fútbol diferente a la británica, la escuela danubiana. Emergen los primeros jugadores de relevancia, aparecen escuelas tácticas autóctonas y se regularizan los primeros torneos oficiales.

En 1899 se organzará la “Der Challange Cup”, un torneo de fútbol con representantes de todo el Imperio Austro-Hungaro. Participaron equipos checos, croatas, eslovacos, austriacos y húngaros. Si bien el torneo tenía un componente nacional supuso las bases para desarrollar la idea de crear torneos supranacionales. El éxito de este torneo hizo que proliferaran los campeonatos de corte regional. Los mercados de ferias en Europa impulsaron la celebración de partidos internacionales entre equipos de diferentes ciudades y países. Incluso el fútbol fue utilizado por los nacionalismos periféricos para reivindicar sus peculiaridades históricas. Un  ejemplo de ello lo tenemos en la Copa Pirineos, competición organizada por clubes catalanes y vascos a la que se invitaban también a equipos del “otro lado” de la frontera.

El inicio de la I Guerra Mundial en 1914 provocó un estancamiento en el desarrollo de los incipientes torneos continentales. No será hasta 1927 cuando vuelva a surgir una competición relevante en el fútbol europeo, esta será la Copa Mitropa. Competición que  enfrentaba a los grandes equipos del centro de Europa, participaban dos equipos por país, incluyendo al campeón de Liga o al campeón de Copa. La competición contó con representantes de equipos italianos, suizos, austriacos, húngaros, checoslovacos y yugoslavos. El prestigio de la competición fue alto, en los años previos a la II Guerra Mundial el ganador de esta competición recibía el titulo oficioso de mejor equipo del continente. Es considerada la primera gran competición internacional de clubes organizada en Europa. La II Guerra Mundial arrinconó para siempre a La Copa Mitropa que dejaría de disputarse entre 1940 y 1954. La sangrienta contienda bélica paralizó Europa y el fútbol paso a un segundo plano, cuando los sonidos de la armas callaron de nuevo, el balón volvió a  ser pateado en las destrozadas calles de Europa.

En la temporada de 1954 convivían dos competiciones de fútbol en Europa, la Copa Mitropa y la Copa Latina. Designar al mejor club del continente se convirtió en un problema. Surgió la necesidad de unificar los campeonatos existes  y reestructurar los torneos de fútbol europeo.  

En 1949 se organizó una nueva competición de clubes en Europa, la Copa Latina, que enfrentaba al campeón de las Ligas de Francia, Italia, Portugal y España. En sus primeros años de vida, la Copa Latina fue la única competición internacional que se disputaba en Europa. No tenía sede fija y cada año se organizaba en un país diferente. La Copa Latina se jugó hasta 1957, dejó de organizarse tras consolidarse la Copa de Europa.

En la temporada de 1954 convivían dos competiciones de fútbol en Europa, la Copa Mitropa y la Copa Latina. Designar al mejor club del continente se convirtió en un problema. Surgió la necesidad de unificar los campeonatos existentes y reestructurar los torneos de fútbol europeo.  El director del diario deportivo francés L´Équipe Gabriel Hanot, el Presidente del Real Madrid, Santiago Bernabéu y el vicepresidente de la UEFA el húngaro Gusztav Sebes impulsaron la creación de una nueva competición. En 1955 la UEFA aprobó la organización de la Copa de Clubes Campeones Europeos, más conocida como Copa de Europa y actualmente denominada “Champions League”. Dos semanas después de la creación de la Copa de Europa y con la finalidad de enfrentar a más equipos de fútbol representativos de ciudades europeas (la Copa de Europa solo la podían disputar los equipos campeones de Liga) se crea la Copa de Ferias, en 1971 la competición será restructurada y cambiará de nombre, pasara a denominarse Copa de la UEFA, en 2009 el torneo volvió a cambiar de denominación y paso a llamarse como actualmente es conocido, Europa League. En 1960 y debido a los éxitos de la Copa de Europa y la Copa de Ferias surge la Recopa de Europa, este trofeo lo disputaban los equipos vencedores de las competiciones de copa nacionales, actualmente es una copa extinta, su última edición data de 1999.

El desarrollo del fútbol en Europa fue creando un crisol de competiciones que potenciaron una cultura deportiva común. La historia de las competiciones europeas de fútbol es conocida por gran parte de los europeos. El fútbol es y ha sido un elemento importante de cohesión del continente. La mayoría de los europeos conoce la voracidad ganadora del Real Madrid, el musical ritmo que late en el fútbol del Liverpool, la vistosidad estética del juego del  Ajax y del Barcelona, la ingeniera táctica de Milán y Juventus o la eficacia ganadora del Bayern de Munich.

Paul Auster dijo que “El fútbol es un milagro que le permitió a Europa odiarse sin destruirse”, tal vez ese milagro vaya mas allá, tal vez el fútbol demuestra que los europeos son capaces de compartir espacios y rituales. Pocas cosas han hecho más por unir a los europeos que la Copa de Europa. ¡Viva el fútbol!

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