Analizamos los cien años de historia del Valencia, uno de los clubes más laureados de nuestros país. La representatividad de la ciudad que lleva su nombre, la afición que lo apoya, sus éxitos y sus fracasos deportivos. Un breve recorrido por la historia de uno de los grandes clubes del fútbol español.
El 18 de marzo de 2019 el Valencia Club de Fútbol cumplió cien años de vida. El centenario del club che, uno de los grandes del fútbol español, es una magnífica oportunidad para revindicar la resistencia envuelta en pólvora de este club. Durante estos cien años el Valencia ha paseado el murciélago de su escudo por los campos de fútbol de España y Europa con un característico espíritu inconformista y combativo.
El Valencia nace en 1919, algo tarde si lo comparamos con el resto de grandes clubes españoles que por aquel tiempo ya llevaban décadas peloteando y expandiendo el fútbol por la península ibérica. De hecho en la ciudad del Turia ya existían dos equipos de fútbol, el Levante y el Real Gimnástico. A pesar de ello el Valencia se convertirá en poco tiempo en el club más representativo de la ciudad.
Durante estos cien años el Valencia ha paseado el murciélago de su escudo por los campos de fútbol de España y Europa con un característico espíritu inconformista y combativo.
Como no podía ser de otra manera en la Valencia de principios del siglo XX el club se fundó en una horchatería, concretamente en el Bar “Torino”, establecimiento que hoy no existe debido a las reconstrucciones que ha sufrido la ciudad. Como si fuera un presagio de la buena prosa que desarrollaría el nuevo club el Valencia es fundado por un joven Catedrático de literatura de tan solo 26 años, Octavio Augusto Milego. Pocos años después de su nacimiento, en 1923, el Valencia inaugura su campo de futbol, Mestalla, a día de hoy el campo de fútbol más antiguo de España. Una hierba histórica que ha acogido grandes e imborrables tardes de fútbol de nuestro país.
La historia del Valencia está asociada intrínsecamente a su afición, es difícil ver en el futbol español una hinchada tan mimetizada con su equipo. La masa social valencianista es para opinión de muchos el resorte que levanta al club en los momentos de penumbra. Los aficionados ches son leales, llenan habitualmente el estadio para apoyar a su equipo. Pero al mismo tiempo son muy exigentes lo que sorprende en la gente del litoral levantino que suele caracterizarse por una exquisita complacencia mediterránea.
El Valencia se convertirá en poco tiempo en el club más representativo de la ciudad.
La proximidad al mar de la ciudad ha impregnado intrínsecamente al club. El Valencia C.F. es una institución abierta y receptora de influencias, técnicos y jugadores de todas las partes del universo futbol. Siempre se ha dicho que las ciudades de mar reciben, aromas, vientos, marineros y gentes de todas partes. Sus calles están abiertas al horizonte y al mundo. La historia futbolística del Valencia refleja como muchos (no todos) de sus grandes estandartes no provienen de la ciudad, ni si quiera de la comarca. Los Mundo, Wikes, Kempes, Mendieta o Aimar provienen de otras latitudes si bien la representatividad del club y de la ciudad se impregna en ellos y recíprocamente son aclamados como ídolos propios.
Como decíamos en el inicio de este escrito, el Valencia nace en la cercanía de la década de los veinte del siglo pasado. Tal vez por ello cuando se inaugura el Campeonato de Liga en España allá por el año 1928, el Valencia empieza en la segunda división, tres años más tarde consigue ascender. Tras la Guerra Civil española el Valencia vivirá su primera época de oro.
En la década de los cuarenta bajo la presidencia de Luis Casanova, el Valencia gana dos copas y tres ligas, en una España de postguerra cerrada al mundo en plena autarquía franquista, el Valencia consigue crear la delantera eléctrica, compuesta por Epi, Amadeo, Mundo, Asesnsi y Gorostiza. Todos ellos provenientes del norte del país, menos Asensi que era producto autóctono. El juego de ese Valencia se caracterizaba por una voracidad goleadora inusual en aquella época, en la temporada de 1944 el Valencia consiguió setenta y tres goles en veintiséis partidos. Aquel equipo tenia también una fuerte defensa compuesta por el portero vasco Eizaguirre y dos defensas contundentes como Juan Ramón y Alvaro.
No será hasta la década siguiente, ya en los años cincuenta, cuando el Valencia contrate a su primer jugador extranjero, Faas Wilkes , un trotamundos holandés que ayudó a ganar la Copa de 1954. De él se dijo que era el único jugador capaz de hacer una pared consigo mismo.
El aurea internacional del Valencia se plasmaría definitivamente en los años 1962 y 1963 con la conquista de dos títulos europeos, las denominadas por entonces Copas de Ferias. En este Valencia jugaba ya Vicente Guillot que años más tarde y junto con otro joven valenciano Pepe Claramunt y un vasco levantizado, Juan Cruz Sol, conquistaron la copa de 1967.
Cuando comienzan los años setenta el Valencia al igual que el conjunto de la sociedad española comenzará una transición, en el caso del conjunto che la evolución lo llevara a relacionarse estrechamente con Argentina. En 1970 se hace cargo del primer equipo Alfredo Di Stefano que hasta la fecha es el entrenador con más partidos dirigidos en la historia del club. En su estreno en el cargo el mito argentino conquista una liga que se resistía desde 1947.
En 1976 llega a Valencia otro argentino ilustre, Mario Kempes, campeón del mundo en 1978, será fundamental junto con el canterano Subirats en la conquista de la Copa del Rey de 1979, la Recopa de 1980 y la Supercopa Europea de 1981. La mencionada Copa del Rey del 79 quedará para los anales de la historia futbolística de nuestro país porque fue la primera vez que se usó la “Senyera” como diseño para una camiseta de futbol. Y el primer equipo que lo hizo fue el Valencia C.F.
La eterna borrachera que produjo la presencia de Kempes en Mestalla acabó en resaca, inexplicablemente incluso hoy que ya ha pasado el tiempo, el Valencia consumó su primer y único descenso a segunda división en 1986. En el barro de la división de plata surgió una generación de futbolistas criados en la propia casa que reflotaron el club. Los Voro, Quique Sanchez Flores, Fernando Colomer o Arroyo posibilitaron un ascenso rápido y un transitar en primera división que poco a poco llevo al conjunto blanquinegro a la elite del futbol español de nuevo.
A finales de los años noventa, el Valencia empieza una nueva etapa gloriosa rebosante de la pirotecnia que tanto gusta en Valencia. Remontadas espectaculares, goleadas antológicas, un juego vertiginoso de contrataque lleno de transiciones eléctricas, con goles de una plasticidad inimaginables. La vibrante era comienza con un entrenador italiano Claudio Ranieri, que con un grandísimo portero, Santiago Cañizares, un rocoso defensa, Amadeo Carboni, un centrocampista de clase como Mendieta y un delantero veloz como un relámpago Claudio “Piojo” Lopez deslumbraron al futbol español. En 1999 ganan la Copa del Rey tras eliminar sucesivamente a F.C. Barcelona, Real Madrid y Atlético de Madrid. Tras este título Claudio Ranieri abandona el banquillo valencianista y lo sustituye Hector Cuper. Con el entrenador argentino el Valencia jugará y perderá las finales de 2000 y 2001 de la Champions League, el Real Madrid y Bayer de Munich fueron sus verdugos.
Los golpes sufridos en la máxima competición continental hacían presagiar una calma espesa en el horizonte deportivo del club, si bien el Presidente de aquel momento, Jaime Ortiz y el director Deportivo Subirats hicieron dos apuestas fundamentales. Ficharon a un jugador argentino de clase exquisita, Pablo Aimar y confiaron la dirección técnica del equipo a Rafa Benitez, entrenador novel que acababa de subir con el Tenerife a Primera División. La apuesta no pudo ser mejor, el Valencia se proclamó Campeón de Liga en 2002 y 2004. En 2004 también conquistó la Europa League y en 2005 la Supercopa de Europa. Este fue el ciclo más exitoso de la historia del Valencia.
El Valencia C.F. al igual que la urbe que le da nombre intentó en estos años de bonanza dar un salto definitivo que le postulara en el olimpo de la élite futbolística. La ciudad buscó un reconocimiento internacional siendo sede de la Copa América de Vela y organizando un Gran Prix de Fórmula Uno en el mismo puerto deportivo de Valencia. Sin embargo todas estas ínfulas se sustentaban en una voracidad inmobiliaria de pies de barro. El despilfarro, la corrupción y el clientelismo despertaron a la ciudad del Turia de sus sueños. El Valencia C.F. no fue ajeno a esta vorágine autodestructiva, la Presidencia del Club cambió, a la eficaz gestión de Jaime Ortiz le sucedió la llegada de Juan Soler, un empresario del ladrillo que llevó al club a una inoperancia en todos sus estamentos. Deportivamente el Valencia fue menguando en relevancia futbolística. Un solo éxito deportivo en esta controvertida etapa, la Copa del Rey de 2008. Ganada en medio de una guerra civil interna ya que el entrenador del momento apartó del equipo a los tres históricos capitanes Cañizares, Albelda y Angulo. Este título fue el único legado que dejaron al club la tripleta de atacantes Villa, Mata y Silva, a la postre campeones de mundo con la selección española en el mundial de Sudáfrica.
El Valencia C.F. al igual que la urbe que le da nombre intentó en estos años de bonanza dar un salto definitivo que le postulara en el olimpo de la élite futbolística.
Institucionalmente el mandato de Juan Soler ha dejado una cicatriz en medio de la propia ciudad, el Nuevo Mestalla, un estadio a medio construir que vacío las arcas del club llevándolo a la bancarrota.
Como ha sucedido casi siempre en la historia del club valenciano, la afición, exigente como ninguna pero leal como pocas consiguió mantener aunque fuera en un fino alambre a su equipo. Sin embargo la solución definitiva no estaba en casa. Todo lo contrario, estaba muy lejos en Indonesia, ya que el empresario asiático Peter Lim fue quien salvó al club de la desaparición reflotándolo económicamente y deportivamente.
En esta temporada del centenario, el nuevo Valencia dirigido por Marcelino ha disputado la Champions, si bien no pudo clasificarse para las rondas eliminatorias. No hay mal que por bien no venga y esta pequeña desilusión le está permitiendo disputar la Europa League, competición en la que se perfila como uno de los favoritos al título. Este año de centenario ha dejado también la clasificación para la final de la Copa del Rey que se disputará en Sevilla.
Como ha sucedido casi siempre en la historia del club levantino, la afición, exigente como ninguna pero leal como pocas consiguió mantener aunque fuera en un fino alambre a su equipo.
La rebeldía eterna del Valencia, la resistencia con pólvora valencianista merecen vivir un centenario levantando un nuevo trofeo.
La historia del Valencia es literatura de una inconformidad eterna. Un club esencial para una ciudad que tiene la sinfonía de una brisa mediterránea, un olor a pólvora mojada y lo salvaje de un exceso de fiestas con sus respectivas resacas.
En definitiva la historia del Valencia es la historia de un grande. ¡Amunt Valencia!