La figura de Luis Molowny no resultará muy familiar a los jóvenes aficionados del Real Madrid. Pero en su día se trató de un elemento clave en el organigrama del club, después de haber sido un jugador muy destacado de la primera época dorada del equipo blanco. Luego triunfó como encargado de cantera y, sobre todo, entrenador
En la década de los años 40 los equipos canarios no jugaban en la península. El avión era un medio de transporte excepcional y no había recursos para que se hiciesen los permanentes vuelos que la competición requería. Algunos jugadores canarios, no obstante, conseguían dar el salto. En el Atlético de Madrid, por ejemplo, destacaron los delanteros Silva y luego Miguel. Pero quien mas fama tenía era Luis Molowny, un fino estilista de gran regate y depurada técnica, su poco común apellido se debía a ascendencia irlandesa. En realidad protagonizó un episodio mas de la eterna guerra Madrid-Barça.
Se tenía noticia de su clase y en torno a su fichaje se creó un cierta leyenda, narrada entre otros por Alfredo Relaño: en 1946 en un viaje de Valencia a Barcelona en tren, en una pausa prolongada, Santiago Bernabéu se puso a ojear La Vanguardia. En su sección de deportes se anunciaba que el Barça había mandado a su secretario técnico, llamado Cabot, en barco a fichar a Molowny. Inmediatamente llamó al homónimo del este último en el Madrid, Quincoces, para que tomara el primer avión a Las Palmas para ficharlo cuanto antes y con dinero al canto. El viaje en barco era mucho mas lento y pesado y probablemente Cabot no sospechaba esa jugada de su rival. El caso es que el jugador terminó de blanco fuese mito o realidad esa historia. Lo que si parece contrastado es que su traspaso costó unas 250.000 pesetas de la época, cantidad destacada en esos años. Jugo en la selección española que obtuvo un meritorio cuarto puesto en el Mundial de Brasil de 1950, el de la victoria sobre Inglaterra con gol de Zarra.
Como futbolista triunfó y se convirtió en uno de los primeros ídolos del nuevo Chamartín, la gran obra de Bernabéu; su popularidad era tal que hizo un cameo en “Historias de la radio” un éxito del cine hispano de la epoca. Sus iniciales y más productivos años no vinieron acompañados de títulos la verdad (las autenticas potencias de esos años eran el Barça y los dos Atléticos), pero la llegada de Di Stefano en 1953 cambió la historia del club para siempre. Molowny fue perdiendo protagonismo pero al menos pudo disfrutar de esos éxitos en Liga y Copa de Europa. Luego volvió a su tierra y entro como técnico en la U.D Las Palmas, primero en las categorías inferiores y luego en el primer equipo que al fin, llegó a la división de honor. En la temporada 68-69 de la mano de jugadores como Guilberto, Guedes o Tonono logró nada menos que el subcampeonato de Liga solo por detrás del Real Madrid, con un futbol vistoso y de mocho toque, que se identificó con la escuela canaria desde entonces. Luego formó parte de una curiosa iniciativa al frente de la selección nacional que situó a un trio a dirigir el equipo (Miguel Muñoz, Salvador Artigas y el propio Molowny) que iba de desastre en desastre, sin que el experimento con gaseosa funcionase, como era previsible
Volvió al Real Madrid para encargarse de las divisiones inferiores que ya empezaban a dar sus frutos. Pero en la temporada 73-74 los acontecimientos se precipitaron. Se permitió, al fin, la llegada de jugadores de mas allá de las fronteras españolas. El Real Madrid se hizo con Nezter, un alemán muy cotizado y un extremo argentino, Oscar Mas. El primero daba muestras intermitentes de su clase y el segundo no se adaptó bien. Por su parte el Barça estuvo mas certero; nada menos que Johan Cruyff el mejor del momento. Al frente del banquillo, y desde 1960, estaba Miguel Muñoz, compañero de equipo de Molowny. Había llevado a buen puerto el recambio generacional de los Di Stefano, Puskas y compañía con el llamado Real Madrid ye-ye (Pirri, Velazquez, Grosso, Sanchis….), pero cuando ese equipo empezó a envejecer el rendimiento bajó bastante. Dos de las tres temporadas anteriores habían acabado sin títulos, y sensación era que el Madrid estaba anquilosándose. El equipo se descolgó pronto de la Liga e incluso estaba fuera de puestos europeos. Bernabéu tomo una decisión dolorosa: sustituir a Muñoz tras catorce años al frente de la nave. Se tenía apalabrado al yugoslavo Miljanic, pero no vendría hasta la temporada siguiente. El marrón le cayó a Molowny que la verdad, no mejoró los resultados demasiado e incluso tuvo el dudoso honor de sentarse en el banquillo en una noche trágica del Madrid; el 0-5 ante el Barça acabando el año en una paupérrima octava posición, y su bagaje era mas que discreto, ocho victorias y siete derrotas. Pero la temporada dio una tabla de salvación; la entonces llamada Copa del Generalísimo que ganó el Madrid, tomándose la revancha ante el mismo Barça en el Calderón, 4-0 (Cruyff no jugo ese partido, la Copa solo la jugaban los jugadores nacionales).
Tras triunfar como jugador fue un elemento clave en las categorías inferiores y como entrenador puente del que se tiraba con excelentes resultados en varios periodos de crisis. Sus etapas siempre acaban en títulos, en circunstancias muy difíciles.
El canario volvió a sus quehaceres con las divisiones inferiores, pero en 1977 la historia de repitió: Miljanic había cuajado dos excelentes campañas con un doblete en la primera incluido, pero en la tercera 76-77, todo se fue al garete, no se pasó del noveno puesto, fue eliminado a las primeras de cambio en la Copa de Europa y Copa del Rey y de remate, vio como su vecino, el Atlético de Madrid, se proclamaba campeón en su campo un día de San Isidro. Contra pronostico un ya anciano presidente confirmó al yugoslavo y reforzó al equipo muy bien: Wolff, Stilike y Juanito. Pero nada mas perder el primer partido del año en Salamanca, hizo su última decisión de calado: Molowny volvería a tomar las riendas del equipo. Y fue para bien; bajo su dirección técnica el Madrid se impuso en los Ligas del 78 y el 79, que darían paso a la famosa generación de “los Garcías”. Otro yugoslavo, Boskov, tomaría su relevo al año siguiente
Al canario, en realidad, no le gustaba demasiado entrenar. Se sentía mucho mas cómodo en el trabajo de campo, organizando la cantera, viendo jóvenes valores. La tensión de los partidos la llevaba mas bien mal. Pero era un hombre cabal, templado que conocía al futbolista y que aplicaba mucho sentido común en aguas revueltas. No era un innovador táctico y respondía muy bien a un perfil de hombre discreto que sacaba rendimiento de unos mimbres notables; Vicente del Bosque sería su mas destacado discípulo y la trayectoria de este último guarda no pocas semejanzas con la de su mentor. Como Molowny empezó su trayectoria como encargado de divisiones inferiores y fue reclamado en momentos de crisis con grandes resultados. Y ambos demostraron buen tino a la hora de promocionar jóvenes valores y asesorar sobre fichajes a realizar. No en vano en los 80 salieron Michel, Butragueño, Sanchís o Martin Vazquez.
Al canario, en realidad, no le gustaba demasiado entrenar. Se sentía mucho mas cómodo en el trabajo de campo, organizando la cantera, viendo jóvenes valores. La tensión de los partidos la llevaba mas bien mal. Pero era un hombre cabal, templado que conocía al futbolista y que aplicaba mucho sentido común en aguas revueltas. No era un innovador táctico y respondía muy bien a un perfil de hombre discreto que sacaba rendimiento de unos mimbres notables; Vicente del Bosque sería su mas destacado discípulo
En 1982 más de lo mismo, el club cesa a Boskov que ha recibido un humillante 5-0 en Copa de U.E.F.A ante el Kaiserslautern alemán, y andaba lejos de la Liga. El yugoslavo estaba enfrentado al portero Miguel Ángel, que había sido apartado del equipo, y la cosa no discurría por los cauces previstos. Molowny toma el mando y el equipo llega a la final de Copa del Rey en la que bate 2-1 al pujante Sporting de Gijón de los Maceda, Cundi o Mesa. Y en 1985 otra vez se acude a él. En esta ocasión la cosa pinta mal de veras; Amancio Amaro ha sido destituido tras una racha desastrosa que le tiene en el quinto puesto de la Liga y fuera de la Copa del Rey. El vestuario esta convulsionado por las fricciones con el técnico y ha sucumbido en la ida de las semifinales de la Copa del Rey ante el Inter de Milán por 2-0. Queda la vuelta en el Bernabeu pero pocos piensan que hay opciones reales de pasar. El canario debuta en la última jornada de Liga ante el Hércules de Alicante, en un partido intrascendente para el Madrid pero decisivo para los alicantinos, que se juegan la permanencia. Ganan los visitantes 0-1 y la imagen vuelve a ser paupérrima. El resto de equipos implicados en e el descenso, en especial el Málaga, damnificado por la victoria alicantina, muestra su indignación. Unos días mas tarde el Real “resucita” y remonta con un 3-0 la semifinal, de tal forma que llega a la final de la U.E.F.A que gana al Videoton húngaro. Contra lo que suele ser su actitud habitual el entrenador decide quedarse un año más, es el 85-86 el de la explosión definitiva de la Quinta del Buitre que concluye con un doblete: Liga y de nuevo U.E.F.A, tras algunas remontadas que han quedado en la memoria. Sin embargo en un partido en Gijón el entrenador sufre una crisis por la ansiedad debida al estress del banquillo, se oculta el asunto y los buenos resultados hacen que se concluya el año de forma satisfactoria. Aun así el canario tiene claro que no volverá a entrenar por excelente que haya sido su trayectoria en todas y cada una de sus etapas.
Pasará sus últimos tiempos en la Ciudad Deportiva como organizador de las divisiones inferiores a cuya vera si ira formando el citado Vicente del Bosque. Se retira en silencio como toda su vida y falleció en 2010, curiosamente el año en que su discípulo se proclamaba campeón del mundo en Sudáfrica al frente de la selección española de los Xavi, Iniesta y compañía. Iba para estrella azulgrana pero triunfó, y de qué manera, en la capital. Es una de las personas mas destacadas en la historia del club, aunque sin la fama de muchos con menos méritos reales.