Toni Kross ha anunciado que deja el futbol al finalizar la Eurocopa. Un gran jugador que ha recibido el cariño del madridismo. Sin embargo, su fútbol también ha generado admiración en sus rivales. A continuación, una peculiar despedida de un colchonero a una leyenda blanca.
Francesco Totti decidió colgar las botas en la primavera de 2017. Un mito del fútbol moderno decidía poner fin a una brillante carrera. Totti, era sin duda un jugador especial, un calciatore que jugó toda su vida en el equipo de la ciudad que le vio nacer, la A.S. Roma.
A mediados de mayo, cuando toda Europa sabia ya la decisión, el otro equipo de la ciudad eterna, el archienemigo Lazio, disputaba su ultimo partido de aquella temporada. En el fondo del Estadio Olimpico, donde habitualmente se instalan los ultras laziales, apareció una parta que decía “Los enemigos de toda una vida saludan a Francesco Totti”. Un bonito gesto, sin duda. Una pancarta que evidencia que una rivalidad intensa de veinticinco años no se contrapone con el respecto y la admiración.
Paradójicamente la emotiva despedida la realizaba un grupo de violentos radicales, Los Irreducibili. En todo aquello había algo de contradictorio. Ese grupo de neofascistas me hicieron recordar las palabras que una y otra vez me repetía mi padre. Un hombre bueno que comprometió su vida por la libertad y el socialismo. Desde pequeño no paró decirme una y otra vez “La democracia y el respeto están por encima de cualquier ideología”. Posiblemente aquello que sucedió en Roma era una excepción sin más. El ying dentro del yang. Algo bueno dentro de lo malo.
Por una vez y sin que siga de precedente tomaré como referencia a esos vergonzantes tifosis laziales. En un momento crucial para Europa, donde la esencia de los valores democráticos y la tolerancia parece en desuso, revindicaré respeto al adversario, que nunca enemigo. Me quedaré con lo único bueno que he visto de esos radicales.
Hoy, en mi modo de ver la vida y el fútbol, desde el respeto, la tolerancia y por qué no decirlo también, la admiración, quiero despedir de Toni Kross. Sí, siendo colchonero, quiero decirle adiós a un adversario y a un rival. Un vikingo que ha jugado al fútbol con una elegancia pocas veces vista en los Estadios de Europa.
Hoy, en mi modo de ver la vida y el fútbol, desde el respeto, la tolerancia y por qué no decirlo también, la admiración, quiero despedir de Toni Kross. Sí, siendo colchonero, quiero decirle adiós a un adversario y a un rival.
Toni, vayas donde vayas, siempre tendrás mi respeto. Pocas veces he visto a un futbolista dominar el espacio y la métrica de un partido como tu lo has hecho. Eficacia, elegancia y compromiso son alguna de las palabras que te definen. Pero creo que se necesitan muchas más para describir por completo todo lo has dado al fútbol. Has jugado como nadie y a mi pesar, has levantado trofeos como pocos lo han hecho antes. Has sido un futbolista mágico. De esos que pocas veces se ven el fútbol. Desde la trinchera infinita de ser tu adversario, quiero, a pesar de todo, darte la gracias. Fue increíble verte jugar con la pelota.
Pero también quiero que sepas, que me hiciste daño. Y no solo una vez, ni dos, posiblemente fueron más de diez. Nos ganaste mucho. Casi siempre. Pero no siempre. Eso sí, vencerte, nos dio valor. Levantar dos ligas teniéndote enfrente engrandece, sin duda, nuestra victoria.
La próxima Eurocopa será la última para ti. Disputaras tus últimos minutos de fútbol. Este verano será la última vez que podamos disfrutará de tu escuadra y cartabón. Una pena. Una gran perdida.
Mucho te echaran de menos porque les hiciste ganar. Ese no es mi caso. Al contrario, te echaré de menos a pesar de lo que ganabas. Realmente es tu forma de jugar lo que merece la pena.
Lo dicho, querido adversario, que te vaya bonito. Gracia por tu fútbol y saludos desde el infierno.