La victoria del Athletic Club de Bilbao fue uno de los momentos mas importantes de la temporada futbolística en España. Este articulo es un sentido homenaje de un aficionado al fútbol que no es hincha de los leones.  

Cuarenta años son muchos. Tal vez demasiados. Pero para algunos suficientes. El Athletic Club de Bilbao ha tardado cuatro décadas en ganar un título. Por fin, este 2024, la ría de Bilbao volvió a ver a la Gabarra surcando sus aguas.

Ver a los leones ganar una Copa es en mi opinión una grandísima noticia. Una esperanza para el futbol. Porque el Athletic Club es unas de las pocas cosas que conectan con el futbol con el que crecí. Un juego, un deporte y no el negocio espectáculo que es actualmente.

El futbol moderno, es posiblemente uno de los mayores exponentes de la Globalización mundial. Los partidos de las ligas europeas se ven en cualquier lugar del mundo. Algo que en si mismo no es malo. El problema viene cuando los dirigentes del futbol creen que es más importante alimentar a esos telespectadores que a sus propios aficionados. Uno creció yendo al Estadio el domingo a las cinco de la tarde. Hoy por desgracia nos toca ir a partidos a las nueve de la noche. En días de frio y en pleno invierno. Todo un aliciente.

Las plantillas de los equipos se han plagado de peloteros provenientes de cualquier latitud del mundo. Esto en sí mismo tampoco es negativo. Pero cada vez se percibe mas desapego entre futbolistas y aficionados. Muchos de los jugadores desconocen la historia y están lejos de la identidad de los equipos que representan.

Sin embargo, en Bilbao, eso no sucede. Los integrantes del Athletic Club saben muy bien en el equipo que juegan. Entienden perfectamente lo que significa vestir esa camiseta y se enorgullecen del escudo que llevan en el pecho. El plantel del Athletic lo conforman futbolistas crecidos en Vizcaya, Guipúzcoa, Álava y Navarra. Son gente de la zona.

Este es gran titulo del club. Mantener a toda costa una filosofía que rema contracorriente. Conservar esta identidad les ha privado de muchas cosas, sin duda. Pero les ha convertido en un equipo único en el mundo. Son diferentes.

Muchos se han hablado de ello. Algunos lo interpretan como una manifestación política. Sinceramente, no lo comparto. El Athletic Club de Bilbao va más allá de ser un estandarte del nacionalismo vasco. Es sin duda un monumento al futbol. Algunos discuten que sus futbolistas sean todos vascos. Juegan también navarros, dicen. Pero, que más da eso. Son un equipo de elite compitiendo con gente de lugares cercanos.

Cuando el 6 de abril de 2024, en el Estadio de la Cartuja de Sevilla, los leones alzaban la Copa.  Estaba ganando una manera de entender el futbol. Un juego, un deporte, que está cargado de sentimiento, identidad y pasión. Un trofeo para un equipo que tiene claro los valores que representa. Un club donde ganar no es lo más importante. El camino que lleva a la victoria es incuestionable para ellos.

Solo se podía ganar jugando con futbolistas vascos. De lo contrario se hubieran traicionados sus raíces. Han tardado cuarenta años. Pero sinceramente ha merecido la pena. Han conseguido posiblemente una de las mayores gestas del fútbol moderno. Porque esencialmente han ganado unos valores. Su triunfo, es el triunfo de muchos aficionados de un fútbol histórico. Esa copa y su viaje en la gabarra representan a muchos. No solo a los aficionados del Athletic Club. Es una copa para muchas generaciones de futboleros. Independientemente del equipo que sean.

¡Gracias leones! Con vosotros podemos volver a creer en el futbol con el que crecimos.