En 1988 una generación de jugadores brillante, que cambió el fútbol español, tuvo su gran oportunidad en el campeonato de Europa a disputar en Alemania, como ahora. Las cosas no rodaron muy bien precisamente y buena parte de las expectativas creadas no se cumplieron con los Butragueño, Michel y compañía

En el campeonato de 1988 se tenían puestas bastantes esperanzas. Después de la final de Francia 84, el Mundial de Mexico 86 dejó buenas sensaciones, aunque se cayera por penaltis ante Bélgica en cuartos de final. La Liga española empezó a ser dominada casi en exclusiva por el Real Madrid de los Butragueño. Michel, Sanchis…y ello tuvo reflejo en la selección nacional que se pobló de madridistas. Era una generación de muy buen nivel técnico y que dejaba atrás ciertos tópicos sobre el jugador español, que la verdad nunca había mostrado nivel internacional en campeonatos de selecciones. La tradicional y poco efectiva «furia» se dejaba atrás en favor de futbolistas con bastante mejor pie.

Miguel Muñoz seguía al frente de la selección nacional. Se decía de él que tenía una flor en el culo (se empezó a popularizar esa expresión) por su suerte, tan dispar a la de sus antecesores en el cargo. Pero ya tenía una avanzada edad y desde algunos sectores se empezaba a ver como un vestigio del pasado. En 1987 la selección Sub-21, comandada desde el banquillo por una vieja leyenda del fútbol español, Luis Suárez, ganó el campeonato de Europa. Se veía al gallego como un futurible seleccionador y de Muñoz empezaron a correr rumores mal intencionados como que no preparaba los partidos y que los jugadores decidían cómo jugar. Además se vio inmerso en un asunto un tanto polémico cuando forzó la llegada de Gordillo, el defensa del Real Madrid, a una concentración estando lesionado. Fue algo que sentó mal al resto de convocados que lo vieron como un menosprecio hacia los que estaban en forma y no dejó en buena posición al seleccionador.

Miguel Muñoz seguía al frente de la selección nacional. Se decía de él que tenía una flor en el culo (se empezó a popularizar esa expresión) por su suerte tan dispar a la de sus antecesores en el cargo. Pero ya tenía una avanzada edad y desde algunos sectores se empezaba a ver como un vestigio del pasad

Ya la fase de clasificación fue complicada. Tras perder en Rumania 3-1, todo quedó a una última jornada en la que España se clasificó al no poder los rumanos ganarle a Austria en Viena. De cualquier forma España estaría en la fase final de Alemania, en un campeonato de ocho equipos y en un grupo bastante complicado: Italia, Alemania y Dinamarca, nada menos. Todavía no habían llegado los torneos con participantes masivos.

La base de la selección era la Quinta del Buitre, presente toda ella menos Pardeza. Además del Madrid iban Camacho y Gallego y hasta su presidente, Ramón Mendoza, era el delegado del equipo. Completaban la selección gente como los azulgranas Victor y Calderé, el bilbaíno Andrinua, Bakero, Beriguistain (todavía realistas) o el defensa Tomás Reñones, del Atlético, que era el perro de presa elegido para secar a la estrella rival. Para no variar había controversia en la portería. Zubizarreta venía de un mal año en el Barça, y Buyo apretaba desde el banquillo. Pero Muñoz, como luego Suarez, Miera y Clemente, siguieron apostando por el vasco.

Los encuentros previos a la Eurocopa no invitaban al optimismo; desde su clasificación España no había ganado ninguno de los cuatro amistosos que había disputado, incluyendo una sonora derrota en casa ante Suecia (1-3). Desde la prensa se seguía insistiendo a la generación de jugadores hispanos como los más brillantes de Europa y no se dejaba de poner el cartel de favorito al combinado de color rojo. Una tónica muy habitual en todas las fases finales que disputaba España y que nunca concluía de forma prevista.

Ya el comienzo parece confirmar esas previsiones optimistas. De nuevo Dinamarca en el camino como el el 84 y el 86, y de nuevo la generación de oro danesa muerde el polvo ante España. Michel, Butragueño y Gordillo neutralizan los goles de Laudrup y Polvsen (3-2). La imagen es buena, con un juego ofensivo y bien trenzado en el que luce bastante Michel por su banda derecha, pero  como el tiempo demostrará las sensaciones resultan un tanto engañosas; los daneses han bajado el nivel de las ultimas citas y alguno de sus puntales ya ostenta una edad avanzada, de hecho serán derrotados en los tres partidos de la fase de grupos. Pese a todo, una cierta euforia se apodera de aficionados y prensa. ¿Será posible ver una hazaña importante?.

El siguiente partido marca el destino de la selección. Se mide a Italia, un combinado que ha renovado completamente al equipo campeón del mundo en 1982 y que ha apostado por los nuevos valores emergentes del fútbol trasalpino: Vialli, Maldini, Donadoni, Mancini o Zenga. La Eurocopa es un campo de prueba hacia su gran objetivo: el Mundial de 1990 a disputar en tierras italianas. Pero no renuncia a dar la sorpresa. En el encuentro inaugural Alemania no ha podido con ella (1-1). España sale con Zubizarreta, Tomás, Sanchis, Andrinua, Soler, Michel, Víctor, Gallego, Gordillo, Butragueño y Bakero. Ante un rival con las piernas mas frescas y mejor colocado que los daneses, la selección hace aguas. Incapaz de trenzar juego, ve como Maldini seca a Michel y Butragueño y Bakero son dos islas en la delantera por falta de apoyo. Los azzurri dominan y ven recompensada su superioridad con un gol de Vialli, que deja atrás a Tomás y fusila a Zubizarreta. Apenas hay reacción del combinado hispano, cuyo centro del campo (Gordillo, Gallego y Victor) es veterano y demuestra falta de oxígeno, de tal forma que no hay el empuje y la rebeldía de otras épocas recientes. El resultado es justo y corto.

Queda la batalla final contra Alemania. Se rememora el milagro de hace cuatro años en Paris, y se invoca al espíritu de Maceda. Pero casi todo el mundo es consciente que las posibilidades son mas bien escasas. Alemania es dirigida por su leyenda Beckenbauer y tiene como principales estiletes Mattaus, y los delanteros Klinsmann y Voeller. Muñoz apuesta por fin por Martin Vázquez como titular, al que se le ha echado de menos en los encuentros previos, debido a haber optado en favor de veteranos de rendimiento mas discutible. La imagen mejora notablemente, pero Alemania se adelanta por medio de Voeller, en el momento de mejor juego español. En la reanudación, una gran jugada de Matthaus deja en bandeja de nuevo al ariete germano el 2-0 y con ello la sentencia del partido. Se teme una goleada pero todo queda igual y España certifica su adiós prematuro.

La Eurocopa dejó una sensación muy evidente; tal vez esa remesa de jugadores que tanto se ha mitificado desde sectores mediáticos no es tan brillante o al menos competitiva como algunos han querido ver.

La Eurocopa deja una sensación muy evidente; tal vez esa remesa de jugadores que tanto se ha mitificado desde sectores mediáticos no es tan brillante o al menos competitiva como algunos han querido ver. Unos meses antes habían fallado en su asalto a la Copa de Europa (eliminados por el PSV), y en las citas de selecciones no han mostrado el nivel que se les presuponía. El Mundial de 1990 no mostrará una historia diferente, ya con Luis Suarez al frente de la selección ya que se caerá eliminada en octavos de final ante Yugoslavia con una base de jugadores muy parecida. El gran éxito deberá esperar bastantes años. Miguel Muñoz dejará la selección tras una notable trayectoria; bajo su batuta se acabaron los bochornos sistemáticos y en su legado queda dos buenos papeles en la Eurocopa del 84 y el Mundial del 86, tras el cual quizá debió dejar el cargo por su avanzada edad. Moriría apenas dos años después, tras una vida de éxitos como jugador y entrenador. Hoy quizá es una leyenda un tanto olvidada.

La Euro de 1988 ha pasado a la historia por ser el único triunfo de una selección tradicionalmente con la suerte esquiva en las grandes citas; Holanda (hoy desterrado ese nombre por el de Países Bajos), que contaba con un grandísimo equipo: Gullit, Koeman, Van Basten, Riijkaard….y con el legendario Rinus Michels en el banquillo. Ganan a Alemania en una vibrante semifinal (1-2) y confirman su titulo batiendo a la extinta U.R.S.S en la finalísima, que pasa a la historia por una inolvidable volea de Van Basten que ha quedado como uno de los mejores goles de la historia. Fue calificada por algunos como «la naranja electrónica».

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