El 2 de abril se cumple el aniversario de la muerte de uno de los jugadores más carismáticos del fútbol nacional. Recordamos su vida y compartimos un recuerdo del que era su presidente aquel fatídico día de 1992, Pepe Fouto.

La afición del real Madrid no es una afición que se caracterice por la creación de ídolos a los que alabar con fervor casi religioso. Prueba de ello es que ni siquiera un caso reciente de un jugador con cinco balones de oro a sus espaldas le sirviese de salvoconducto para recibir críticas cuando su rendimiento no era el que se esperaba. Si hablamos de símbolos madridistas únicamente se nos vendría a la mente el mítico Don Alfredo Distéfano pero también hay otro jugador más terrenal pero con el que la afición merengue tuvo una especial conexión y cuyo trágico final no hizo sino que agrandar ese aura de emblema de una grada que aprecia la entrega y el sacrificio por encima de otras virtudes. El jugador en cuestión se llamaba Juan Gómez, “Juanito” y el 2 de abril se cumplen 27 años de su muerte.

Con el Real Madrid tocó el cielo llegando a ser campeón varias veces de Liga, Copa y Copa de la UEFA colaborando activamente, en cuerpo y mente, en las famosas remontadas y la creación del concepto del “miedo escénico” del Bernabéu.

Juan nació en Fuengirola en noviembre de 1965, este año llegaría a la edad típica de la jubilación si no fuera porque un fatal accidente le segó la vida en 1992. Fue el típico caso de jugador de orígenes humildes que no lo tuvo fácil pero que consiguió alcanzar la cima como futbolista en el Real Madrid. Su inicio profesional en el más alto nivel se lo debe curiosamente al Atlético de Madrid del que tras sufrir una aparatosa lesión prefirió salir a probar fortuna en el Burgos de Segunda División con el que ascendió a primera y creció como futbolista hasta recalar en el club de su vida. El Real Madrid. Con el Real Madrid tocó el cielo llegando a ser campeón varias veces de Liga, Copa y Copa de la UEFA colaborando activamente, en cuerpo y mente, en las famosas remontadas y la creación del concepto del “miedo escénico” del Bernabéu en el que “noventa minuti” eran “molto longos” para los rivales. Pero también coqueteó con el infierno.

Momento en el que “Juanito” pisaba a Lothar Matthäus / AS

Y es que pocos jugadores han dejado tantas imágenes históricas en tan poco tiempo como lo hizo Juanito. Algunas llenas de buenos recuerdos como aquella salida del campo  cuando fue sustituido en el Bernabéu dando literalmente saltos de alegría tras haber remontado un 5-1 en la ida contra el Borussia Dortmund, pero muchas otras más tristes debido a ese temperamento indomable dentro y fuera del campo que le llevó a cometer errores. Es inevitable no recordar aquel botellazo que recibió en aquella encerrona con la selección en el “Pequeño Maracaná” de Belgrado al hacer un gesto a la grada con el pulgar hacia abajo que le dejó tendido en el suelo y siendo objeto de la ira de los yugoslavos que veían como España era finalmente la selección clasificada para el mundial del 78. O aquella agresión a un árbitro alemán que le acarreó una sanción de dos años sin jugar competición europea, ese rifirrafe con su ex compañero, que no amigo, Uli Stielike y como no, el incidente que le condicionaría el final de su carrera cuando en un arranque de ira pisó la cabeza de un joven Lothar Matthäus. Aquel error, motivado todo sea dicho por defender a un compañero, hizo que Juanito no pudiera jugar más competiciones europeas durante los cinco próximos años y forzase de alguna manera su salida del Real Madrid, acabando sus días de futbolista de primera línea en el Málaga.

Su temperamento marcó por tanto su carrera, pero es justo reconocer que ese corazón que le hacía tomar decisiones de forma impulsiva era el mismo que inmediatamente le exigía pedir perdón, dejando también para la historia la “reconciliación” con el agredido Matthäus con regalo de capote de toreo incluido. También es ese corazón el que le convirtió en lo que es hoy en día para el madridismo y en una persona tan querida en el vestuario que era capaz de contagiar su poderío y ambición al resto de compañeros y crear de esta manera lo que hoy se conoce como el “espíritu Juanito” al que la afición entera apela cuando la ocasión lo requiere y se necesita que los jugadores den más del cien por cien, como hacía Juanito.

Ese corazón que le hacía tomar decisiones de forma impulsiva era el mismo que inmediatamente le exigía pedir perdón.

Hace poco una historia rescatada en Twitter por el perfil @HemerotecaRMCF describía perfectamente lo que era Juanito para las personas que lo rodeaban. El narrador era Pepe Fouto, ex presidente del Mérida C.F, y contaba lo siguiente: “El que iba a venir era Camacho, con el que yo tenía un acuerdo ya. Me llaman unos amigos míos de Málaga, sobre las 10 de la noche, y me dicen que Juan está pasando un trance muy difícil y unas necesidades económicas muy grandes. A las 11 llamé a Ángel del Castillo, que era el representante de Camacho y de Juanito y le dije lo que estaba pasando. Ángel inmediatamente llama a Camacho, y Camacho le dice, dile a Pepe que primero Juanito, que es el que lo necesita, que yo, a Dios gracias no lo necesito. Fue un acto de honradez, señorío y de corazón. Camacho es todo corazón, y una persona a la que quiero muchísimo y tengo una gran amistad con él. Por eso vino Juanito, porque el entrenador del Mérida era Camacho. Juanito puso al Mérida en el mapa y empezó a crecer el club, por lo mediático que era él. Era Dios, muy carismático y muy mediático.

Y su muerte fue el día más triste del futbol, cuando me llamó la policía municipal a las 2 de la mañana, que fuese a la comisaría, que tenían que hablar conmigo, que Juanito había tenido un accidente. Ya te pones malo. Llegas allí, te dan la noticia y te quedas atontado desnortado, “desnubilado”, que no sabes que hacer.  Y cuando llegas a las 6 de la mañana a Talavera, que no sabes lo que te vas a encontrar allí y te encuentras lo que te encuentras, pues viví uno de los peores momentos en el fútbol y quizás en mi vida.”

“Juanito” entrenando al Mérida C.F. / Europa Press

Así describía Pepe Fouto aquel fatídico día en el que Juanito, después de haber encontrado por fin un nuevo camino en su azarosa vida, perdía la vida en la carretera volviendo a Mérdia después de ver a su Madrid en copa de la UEFA contra el Torino de Martin Vazquez. A nadie le resulta agradable pensar sobre las causas de su propia muerte pero no cabe duda que si a Juanito le hubiesen preguntado por la suya seguro que no le importaría que esa causa estuviese relacionada de alguna manera con el Real Madrid. Aquel día, fue un día triste para el Merida, con el que estaba cuajando una gran temporada y para el Madrid, pero, como dice Pepe Fouto, fue un día triste para el futbol porque se fue una de los jugadores más carismáticos de la historia en España. No en vano, ningún otro ha logrado nada menos que ser recordado en la grada del Real Madrid siempre en el mismo minuto y con el mismo cántico… ¡Illa, Illa, Illa, Juanito Maravilla!

1 thought on “Juanito Maravilla

Leave a comment.

Your email address will not be published. Required fields are marked*