Una vez más, el fútbol sirve para profundizar en aspectos cotidianos más serios. Esta vez, gracias a una iniciativa de un club inglés, comentamos en concepto de huella de carbono y su impacto en el día a día. 

No es muy común, pero a veces es posible encontrar ejemplos de clubes de fútbol comprometidos con las sostenibilidad y el medioambiente. Ya habíamos hablado en su momento del Forest Green Rovers, en esta ocasión, casi por casualidad encontré el caso del Reading FC. Me topé con el caso del Reading leyendo una publicación de un experto en sostenibilidad como es Leo Gutson (@LeoGutson). En ella, se hablaba de que este equipo inglés de la “Championship” inglesa (segunda división) había diseñado una camiseta con la que simplemente quería  “ayudar a iniciar conversaciones sobre la crisis climática y, en última instancia, inspirar a la acción”, nada más… y nada menos.

No es difícil concluir que en los últimos años se ha experimentado un incremento de las temperaturas que evidencian un calentamiento.

El diseño consiste en una serie de rayas que van desde el azul claro al rojo intenso en función de las temperaturas medias que ha ido registrando el planeta. No es difícil concluir que en los últimos años se ha experimentado un incremento de las temperaturas que evidencian un calentamiento. Y por tanto, debe ser un asunto que debe preocupar y  sobre el que debemos actuar. Aún así, hoy en día existen los negacionistas de dicho calentamiento como los hay también del “Caso Negreira”. Hecho que no hace más que confirmar que aunque las evidencias se presenten ante nuestros ojos de forma indiscutible, siempre habrá alguien que las cuestione. Pero no nos desviemos de lo que nos ocupa, que efectivamente es algo más trascendente.

El Reading FC es un club inglés que, además de jugar en la Championship, está presidido por Pol Ince. Mítico jugador de la Premier que tuvo sus mayores éxitos con el Manchester United. Jugó también en el Liverpool y en el West Ham, donde se formó. Incluso llego a probar suerte en el poderoso Inter de los 90. Como jugador fue un potente mediocentro defensivo que, como se suele decir, no hacía prisioneros y que además fue el primer jugador de color en portar el brazalete de capitán de la Selección Inglesa. Como presidente de su club ha sido también transgresor. De hecho, es el responsable último del diseño de esta camiseta, que está hecha con poliéster reciclado equivalente a trece botellas de plástico de medio litro. Con esto, trata de sacar a debate un tema tan de actualidad como es el calentamiento global provocado por las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Merece la pena conocer este tema pues condiciona gran parte de nuestro día a día, no solo en la parte medioambiental, también en lo económico.

Las emisiones de gases de efecto invernadero suelen reducirse al concepto de emisiones de CO2 (dióxido de carbono), un término más habitual y cercano que cada vez está más de actualidad ya que el CO2 es el principal gas que provoca el efecto de convertir a nuestra atmósfera en eso, un invernadero. De esta forma deja pasar el calor asociado a la radiación solar pero no lo deja salir. El motivo de darle tanta importancia a esta medida es que las emisiones son una forma eficaz de medir el impacto que una actividad tiene sobre el Medioambiente. Así se pueden comparar impactos de actividades tan dispares como la fabricación de una botella de plástico, la utilización de un vehículo de combustión o el cultivo de una fruta o verdura. Apoyados en esta herramienta, la ONU en su día fijó unos ciertos límites de emisiones individualizados por países y empresas a los cuales estos agentes debían acogerse para evitar el famoso calentamiento global y las consecuencias adversas que éste conlleva. Una mediada necesaria y conveniente, puesto que dichas emisiones a día de hoy han crecido más del 50% respecto al año 1990.  Si bien, existen una serie de factores que han convertido a las emisiones de carbono en un elemento de debate que ha llevado incluso a posicionar determinadas ideologías políticas, ya sea a favor o en contra.

El posicionamiento político en este aspecto es algo erróneo y que perjudica seriamente a todos.

El posicionamiento político en este aspecto es algo erróneo y que perjudica seriamente a todos, ya que el Medioambiente es un asunto que afecta a todo ser vivo, independientemente de a quién vote. Los factores que han llevado a confundir esta medida ambiental con una medida política son el hecho de que no todos los países respetan dichos límites. También influye que la propia medición de las emisiones sea algo heterogénea dependiendo de quién la realice. Por último, hay que ser conscientes de que dichas cuotas (derechos) de emisión se han convertido en un elemento especulativo más. Es decir, una empresa de un sector que haya sido limitado en emisiones y que supere el volumen permitido, puede compensarlas llevando a cabo proyectos que “consuman” CO2 en lugar de emitirlo, o bien,  comprando derechos de emisiones. Esos derechos de emisión son básicamente unas aportaciones económicas destinadas a esos proyectos que compensan la emisión de dióxido de carbono,  como puede ser una iniciativa tan simple como plantar árboles.

Como, nos guste o no, vivimos en una economía de libre mercado (la alternativa sería más ruinosa) los problemas del libre mercado también llegan a estas emisiones. Así, los derechos de emisión han terminado por convertirse en un producto más de mercadeo, del mismo modo que los son las acciones de las empresas o las criptomonedas. Es decir, si yo tengo derecho a emitir unas determinadas toneladas de CO2 y finalmente no las voy a emitir, puedo venderle ese derecho a otra empresa que sí que lo necesite para llevar a cabo su proceso industrial. A priori no hay inconveniente porque el balance total de las emisiones sería cero. El problema es que dicho precio acaba repercutiendo sobre los consumidores. Una forma muy evidente, y que está de total actualidad, es cómo impacta estos derechos de emisión en la factura de la luz. Las compañías eléctricas, para generar la electricidad y dependiendo del combustible que utilicen, pueden acabar emitiendo más CO2 del que a priori tenían permitido. Por tanto, atendiendo a esa exigencia de al ONU se ven obligadas a comprar esos derechos cuando han generado más energía dela que pensaban a base de carbón, fuel o gas, que son las tecnologías emisoras de CO2. Por tanto, si esos derechos están por las nubes (como el propio CO2) el impacto de dicha medida, que debería ser algo beneficioso para el ciudadano, acaba impactando de forma muy negativa en su economía.

Una forma muy evidente, y que está de total actualidad, es cómo impacta estos derechos de emisión en la factura de la luz.

En definitiva, que resulta muy interesante que un club como el Reading haya llevado a cabo esta iniciativa porque genera lo que querían, que se hable del CO2 y de su impacto. Que además se utilice el futbol para ello me parece aún más acertado, porque si hay una actividad que es capaz de ejemplarizar y difundir buenas conductas, ese es el fútbol , que llega a prácticamente todos los habitantes del planeta. Y que en mi caso, me sirve para ratificarme en mi opinión de que, si bien no es necesario ser catastrofistas y anunciar un próximo cataclismo provocado por el incremento de emisiones, sí debemos tener en cuenta que el calentamiento global es un problema y que está en nuestra mano hacer cosas para frenarlo. Cosas que además redundarán en unos mejores precios de bienes de primera necesidad  como es la energía. Estas “cosas”, entre otras,  sería seguir apostando por las energías renovables a pesar de que directores de cine sin mucha idea del tema salgan con mensajes contrarios a ellas en la gala de los Goya. Además, qué bueno sería que la sostenibilidad y el cuidado del Medioambiente no se quedase solo en clubes de nivel de “Championship”. Sería muy importante que clubes grandes empezasen a lanzar mensajes de este estilo y como ya he comentado algunas veces, crear una “Superliga” de equipos de bajas emisiones de CO2.

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