Los niños de los ochenta y los noventa disfrutaron de una serie de dibujos animados llamada Campeones. El protagonista de la serie era Olvier Atom. Pocos saben que dicho personaje estuvo inspirado en un futbolista real, Kazu Miura.

La televisión con la que crecía apenas tenía variedad. Cuando era niño solo se podían ver dos canales, La uno y La dos. Su denominación no era muy original, la verdad sea dicho. Al contrario de lo que pudiera pensarse aquel paramo televisivo tenía contenidos de altísima calidad. Sin ir más lejos, el programa de referencia de los niños de los ochenta era la “Bola de Cristal”. Un repertorio de marionetas rockeras y punkis que educaban a los niños españoles en un profundo clima de libertad. Se podía hablar de todo y para todos. Ya fueran niños o adultos.  Eran los años de la EGB y el BUP.

A principios de los noventa el espectro se abrió y llegaron las televisiones privadas. La primera fue Antena 3, más tarde Telecinco y por último Canal Plus. El desembarco del sector privado televisivo supuso una revolución en los hogares españoles. El salón de nuestras casas empezó a ser frecuentado por “mamachichos”, boticarias de guardia o un joven Emilio Aragón cantando “me huelen los pies”. Pero para los más jóvenes, la llegada de la televisión privada fue el descubrimiento de Oliver y Benji, los magos del balón, en aquella mítica serie de dibujos animados llamada Campeones.

Para los más jóvenes, la llegada de la televisión privada fue el descubrimiento de Oliver y Benji, los magos del balón, en aquella mítica serie de dibujos animados llamada Campeones.

La serie era futbolera y de origen japonés. Con cierto aroma a manga. Y posiblemente aquellos dibujos supusieron la única victoria generacional de los chicos de EGB respecto a sus padres. La pasión que generó Campeones en la juventud de la época obligó a retrasar media hora los telediarios. A partir de esa increíble victoria, la generación de EGB ha perdido casi todas las batallas que le ha tocado afrontar. Sus salarios, sus viviendas o sus condiciones materiales de vida han quedado muy lejos de la de sus progenitores. Hacerse mayor fue duro. Pero siempre nos quedará en el recuerdo, Oliver y Benji.

Pero no solo ellos, cualquier niño crecido en los ochenta o en los noventa identifica sin problemas a Bruce Harper, Tom Baker, Mark Lenders, Ed Warner, Julian Ross, Phillip Callahan o los gemelos Derrick. Estos últimos autores de la catapulta infernal, la mayor acrobacia futbolística jamás contada.

Sin embargo, poca gente sabe que el personaje de Oliver Atom se inspiró en una persona real. Yoichi Takahasi, creador de Campeones, basó la serie en la historia de un joven jugador japonés que luchó por convertirse en futbolista profesional. Aquel valiente se llamaba Kazu Miura y esta es su historia.

El personaje de Oliver Atom se inspiró en una persona real. Yoichi Takahasi, creador de Campeones basó la serie en la historia de un joven jugador japonés que luchó por convertirse en futbolista profesional. Aquel valiente se llamaba Kazu Miura y esta es su historia.

En 1982, con tan solo 15 años, Kazu Miura dejó su casa en Japón para emprender un viaje a Brasil. Su objetivo hacer su sueño realidad y convertirse en futbolista profesional. Los inicios no fueron fáciles, sufrió episodios racistas y tuvo enormes dificultades futbolísticas. Kazu era un jugador individualista, apenas pasaba el balón y no tenía visión de juego. Le costó adaptarse a la exigencia futbolística brasileña. Tras meses de infortunio y con poco dinero en el bolsillo consiguió firmar por el Santos. El mítico equipo de Pelé. Sin embargo, apenas jugó un par de partidos oficiales.

El Santos lo cedió a varios equipos brasileños. Aquellas experiencias le ayudaron a progresar. Su nivel creció notablemente. Consiguió jugar en Palmeiras y Coritiba. Después de ocho años en Brasil, Kazu, había conseguido su sueño. Se había convertido en futbolista profesional.

En 1990, el fútbol japonés se transformó por completo.  El hito más importante fue organizar una competición netamente profesional. Estos cambios hicieron que Kazu Miura volviera a su país. Fichó por el Tokyo Verdy, donde jugó ocho años. Miura se convirtió en una de las estrellas del nuevo campeonato nipón.

Si bien, en 1994, hizo una pequeña pausa y probó en el futbol europeo. Disputó veinte partidos en el Genoa italiano. Marcó un gol. No fue un tanto menor. Aquella diana la consiguió contra la Sampdoria, en el derbi de la ciudad.

Tras su experiencia transalpina volvió a Tokyo. Japón se había clasificado para el Mundial de 1998. Por primera vez en su historia los nipones disputarían un Campeonato del Mundo. La gran estrella del país no podía perdérselo. Sin embargo, un fuerte enfrentamiento con el seleccionador privaría a Miura de disputar aquel Mundial. Quedarse fuera de la lista le afectó anímicamente. Decidió dejar Japón y probó suerte nuevamente en Europa. En 1999 fichó por el Dinamo de Zagreb. En Croacia no tuvo suerte y jugó poco. El ostracismo del banquillo le empujó a volver a Japón. Fichó por el Vissel Kobe. Equipo en el que estaría cinco temporadas.

Con treinta y ocho años, todo parecía conducirle a la retirada. Pero Kazu tenía todavía mucho que darle al fútbol. Firmó por el Yokohama FC, en aquellos años en segunda división. Miura fue vital para que el equipo de Yokohama consiguiera el ascenso. A pesar de rozar los cuarenta años se convirtió en el referente del equipo. Pero su historia en el fútbol estaba lejos de acabar. Hasta 2021 siguió defendiendo la camiseta de Yokohama. Disputó al menos un partido en todas las temporadas vividas.

Kazu Miura seguramente sea un mito del fútbol en su país. Sin embargo, en España, es un ídolo desconocido. Desconocido por una generación entera, la que estudio EGB, que disfrutó de sus aventuras a través de un dibujo de manga llamado, Oliver Atom.

Entre medias, en 2010, fue seleccionado por Japón para disputar el Mundial de futbol sala. Finalmente consiguió representar a su país en una cita mundial. De esa manera pudo olvidar la decepción de no ser convocado para el Mundial de 1998. Por increíble que parezca, hoy Kazu Miura sigue dedicándose al fútbol. En febrero de 2023 fichó por el equipo de la segunda división portuguesa, el Oliveirense. A sus cincuenta y seis años sigue siendo futbolista profesional. Sin duda, un caso excepcional en el mundo del futbol y del deporte en general.

Kazu Miura seguramente sea un mito del fútbol en su país. Sin embargo, en España, es un ídolo desconocido. Desconocido por una generación entera, la que estudió EGB, que disfrutó de sus aventuras a través de un dibujo de manga llamado, Oliver Atom.

Es paradójico, pero no casual, que aquella generación de niños tenga un ídolo que desconocen. Una generación que recibió muchas promesas. Vivió la fiesta de sus padres y por desgracia también su resaca. Casi nada de lo esperado se cumplió para los chicos de EGB.  Que mejor alegoría de ello que idolatrar a un desconocido.

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