La final de Copa del Rey mas repetida de la historia es Athletic de Bilbao contra Barcelona, los dos clubes que mas entorchados cuentan de la competición. Es un duelo clásico que se repite durante años y que se vivió con gran intensidad en los 80, última década dorada del club vasco en cuanto a competitividad y títulos

El Athletic de los 80, no empezó muy bien la década. En la temporada 80-81 recibió en las primeras jornadas un humillante 7-1 en el Bernabéu y se temió por el descenso aunque al final no fue para tanto. Pero un año después un jovencísimo Javier Clemente llegó al banquillo vasco. El nuevo técnico vino con una idea fija: hacer del Bilbao un equipo campeón. Fue tomado un poco a chirigota al principio, pero el entrenador sabía lo que decía; buena parte de los jugadores jóvenes que llegaban al primer equipo habían pasado por sus manos en las categorías inferiores y conocía del potencial que tenían; pronto se juntaron con veteranos de muy buen nivel como Dani o Goikoechea y el resultado fue un equipo muy competitivo y ambicioso, defensivo en sus desplazamientos e intenso y dominador como local, poco dado a las florituras y efectivo ante la portería contraria, muy a la inglesa ya que Clemente había estudiado los sistemas del futuro seleccionador inglés, Bobby Robson. En la temporada 82-83 se encaramaron pronto a los primeros puestos y contra pronóstico salieron campeones de Liga, aprovechando el fallo del Real Madrid en Valencia la última jornada.

En la Copa se cruzaron con el Barcelona que como siempre había tirado de talonario para intentar conseguir éxitos, nada menos que Maradona y Schuster eran sus extranjeros. Había contratado a Menotti de entrenador y su figura pronto empezó a chocar con la del joven y ambicioso Clemente, ya que el estilo de futbol que propugnaban era tan antagónico como sus protagonistas: el verbo florido y la proclamación del fútbol de toque del argentino frente a un modelo futbolístico racial y de juego directo propio del vasco. Esa eliminatoria la gano del Barça que remontó el 1-0 de la ida con un contundente 3-0 en la vuelta.

En el siguiente ejercicio 83-84, los dos se cruzaron en la segunda jornada. Ganó otra vez el Barça con aun si cabe más autoridad, 4-0; pero fue una jornada trágica para los culés. En el segundo tiempo, Andoni Goikoechea, realizó una feroz entrada a Maradona que le rompió el ligamento. Goikoechea, que había recibido golpes de Migueli y entradas de Schuster ,estaba caliente y lo pagó con el astro argentino. Pero no midió bien su respuesta con quien menos lo merecía. Esa entrada le marcaría de por vida. El Barça perdió a su figura durante cuatro meses. Llegaron cruces de reproches entre ambas entidades y una tensión latente que se manifestó en la devolución de la visita azulgrana a San Mamés, ya con Maradona, que se vengó con dos goles en un partido bronco que ganó el Barça 1-2, y en el que se señalaron ¡47! faltas.

Andoni Goikoechea, realizó una feroz entrada a Maradona que le rompió el ligamento. Goikoechea, que había recibido golpes de Migueli y entradas de Schuster ,estaba caliente y lo pagó con el astro argentino. Pero no midió bien su respuesta con quien menos lo merecía. Esa entrada le marcaría de por vida. El Barça perdió a su figura durante cuatro meses.

Para colmo el Bilbao repitió titulo de Liga y los azulgranas se quedaron a un punto escaso y con la sensación que de haber contado con Maradona todo el año la Liga habría caído de su parte. Ambos se volvieron a ver las caras en la final de Copa del Rey. La semana anterior Maradona declaró que en el Bilbao no tenía sitio el jugador que no diera patadas y Clemente le respondió que era un imbécil. El ambiente era tenso en los prolegómenos y la final fue un reflejo fiel de los mismos. El Athletic sale dominador y con un pressing intenso ahoga a su contrario. A los trece minutos un centro de Argote lo manda Endika al fondo de las redes azulgranas. Maradona, para el que la final es algo mas que un partido y un título, lo intenta todo, pero no esté en forma debido a una nueva lesión y además es marcado de forma contundente por los defensas vascos; hoy en día no se permiten esos marcajes pero en el fútbol de los 80 era la nota común. Menotti ha arriesgado alineándole a él y a Schuster que arrastraban lesiones y la jugada no le sale bien. En la segunda parte el Barcelona lo intenta pero no puede y el Athletic es una roca sin fisuras atrás. Casi al final del partido el astro argentino hace una piscina en el área rival y los defensas bilbaínos se lo reprochan produciéndose un foco de tensión. Las brusquedades se suceden y casi se deja de jugar. El árbitro Miguel Pérez pita el final del partido y Maradona responde a un corte de mangas de Nuñez con un cabezazo. Se monta una tangana descomunal con patadas, empujones, insultos……y la bronca continua con las declaraciones posteriores. Es una final que pasa a la historia por su penoso epílogo.

Un par de temporadas después, en la 85-86, muchas cosas han cambiado. Menotti y Maradona han abandonado el Barça, que ahora es entrenado por un inglés, Terry Venables, que, finalmente, le llevó al titulo de Liga en 1985. En el Athletic ha habido una conmoción aún superior; el conflicto entre el entrenador, Clemente, y su jugador más brillante, Manolo Sarabia, ha provocado el cese del primero a mediados de año cuando el técnico desafió a la misma directiva ante su negativa reiterada a alinear al delantero. El habitual apagafuegos Iñaki Saez ha tomado el relevo temporal. Las semifinales de Copa suponen un nuevo duelo entre ambos equipos. Cada visita del Barcelona a San Mamés desde la final de Copa del 84 es un foco de tensión, Schuster llega a decir que es como jugar en Corea; además no le ha ido bien, ya que ha perdido en los partidos ligueros desde entonces (1-0 y 2-1). La ida es en el Camp Nou y un gol de Amarilla da ventaja a los locales para la vuelta. Esta llega en medio de un clima crispado como casi siempre. Encima el arbitro es el gallego García de Loza, un colegiado con una muy merecida fama de anti casero y de búsqueda continua de protagonismo.

Cada visita del Barcelona a San Mamés desde la final de Copa del 84 es un foco de tensión, Schuster llega a decir que es como jugar en Corea

El partido comienza con lio. Un córner directo sacado por Schuster llega al fondo de la red de Zubizarreta (sería su última temporada en Bilbao) y los locales claman que se ha obstruido al portero. Empata Goikoechea de libre directo, pero al comienzo del segundo tiempo Carrasco pone el 1-2. El Athletic se lanza a la desesperada a buscar el equilibrio de la eliminatoria y conseguir dos goles para al menos lograr la prorroga, pero las decisiones del colegiado le sacan de quicio y encienden el ya de por si caldeado ambiente. Hay un claro derribo a Urtubi en el área visitante que no es señalado como penalti y el partido concluye con el tremendo enfado del público que furioso, rompe las vallas e invade el estadio buscando agredir al arbitro que tiene que ser escoltado por los efectivos policiales. La bronca se extiende en los aledaños del estadio donde se montan barricadas y deben de intervenir los antidisturbios. Es una imagen lamentable para concluir una época dorada de la entidad bilbaína.

En los vestuarios la indignación local es absoluta. “Creía que íbamos a luchar contra el Barcelona, no contra García de Loza” declara Iñaki Saez. Zubizarreta llega incluso hasta justificar de alguna manera la actitud del público “Han sido algo violentos pero les comprendo. El colegiado ha cortad nuestras jugadas y ha condicionado el resultado”. Por descontado que la perspectiva visitante es bien distinta; “El arbitro fantástico” declara Schuster. Sin embargo los culés serían derrotados en la final por el Zaragoza 1-0. Por su parte el Athletic iría progresivamente apartándose de los primeros puestos a medida que su generación dorada envejecía o era traspasada a otros equipos. El traspaso de Zubizarreta al Barcelona ese verano supone el cierre definitivo de las hostilidades.

El duelo entre los dos equipos históricos se repetiría en infinidad de ocasiones; pero muy lejos de las asperezas y conflictos de aquellos lejanos años 80.

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