En los años ochenta y noventa Justin Fashanu jugó al futbol profesionalmente. Su homosexualidad condicionó su carrera. Contamos la historia del primer futbolista en la historia del fútbol que se declaró homosexual.
Nací a principios de los ochenta, época de cambios en nuestro país. Recuerdo aquellos años con nostalgia. Puedo decir con rotundidad que tuve una infancia feliz. Crecí en un entorno armónico en una familia bondadosa rodeado de equilibrio, respeto y tolerancia.
Tal vez los buenos recuerdos que evoca mi añorada infancia me hacen pensar que el mundo era mejor en aquella época. Sin embargo hay ciertos aspectos que de ninguna manera lo eran. El fútbol con el que crecí era varonil en exceso. “Este es un deporte de hombres” se repetía con frecuencia en estadios de primera, campos de tierra incluso también en tribunas de prensa. Afortunadamente hoy mi hija juega al fútbol con total normalidad e idolatra a una jugadora como Amanda Sampedro.
Recuerdo mis primeras experiencias en la grada. Momentos mágicos que nunca se olvidan pero que desgraciadamente también se tiñeron de un entorno bruto. En aquellos años los graderíos eran terreno fértil para el grito, las ofensas y las peleas.
Ya en mi adolescencia vi como al portero nigeriano del Rayo Vallecano, Wilfred Agbonavbare, se le ultrajaba gritándole “Puto Negro” o como a jugadores rivales se les coreaban canciones del tipo “Michel, Michel maricón” o su versión posterior “Guti, Guti maricón”. En definitiva un fútbol que desprendía un turbio aroma machista, xenófobo y homófobo. Un fútbol que en esos aspectos no era mejor al de hoy en día.
Si hay una historia que nos demuestra lo prejuicioso del fútbol de los años ochenta y noventa, esa es la historia de Justin Fashanu.
De hecho, si hay una historia que nos demuestra lo prejuicioso del fútbol de los años ochenta y noventa, esa es la historia de Justin Fashanu. Posiblemente para muchos un desconocido. Sin embargo su vida es digna de ser contada.
Justin Fashanu nació en Londres en 1961. Su padre era un abogado de origen nigeriano y su madre una enfermera guayanesa. Tras la traumática y tormentosa separación de sus progenitores Justin fue enviado junto a su hermano a un centro de acogida. Poco tiempo estaría en aquel hogar porque tanto él como su hermano John fueron adoptados por la familia Jackson. Desde pequeño Justin destacó por su cualidades futbolísticas. Su gran capacidad atlética y su voracidad goleadora lo llevaron a ingresar en la cantera del Norwich City.
Con 18 años, Justin Fashanu debutó en Primera División con el Norwich City. Era 1979 y todo indicaba que la carrera de Justin acabaría en gloria. En 1980 la BBC le otorgó el premio a mejor gol del año. Un impresionante tanto que el joven jugador había marcado al todopoderoso Liverpool. Su fama se extendía por todo el Reino Unido. Sus treinta y cinco goles con el Norwirch llamaron la atención del Nottingham Forest reciente campeón de Europa. El equipo entrenado por Brian Clough apostó fuerte por Fashanu y pagó cerca de un millón de libras por sus servicios.
Pero en Nottingham Justin empezó a saborear los sin sabores del fútbol. Su díscola vida nocturna no le ayudó. Fashanu era visto con frecuencia en los mejores clubes de ambiente de la ciudad. Además las visitas del futbolista eran siempre a altas horas de la madrugada.
La vida nocturna de Justin llegó a oídos de su entrenador, Brian Clough, que recibió con malestar las aventuras de su pupilo. La inquietud del entrenador británico no radicaba en los horarios de Justin sino en el ambiente que frecuentaba.
Lamentablemente Brian Clough se convirtió en máximo exponente de una sociedad repleta de prejuicios hacia los homosexuales.
Brian Clough era una autoridad en el futbol británico de principios de los años ochenta. No obstante había sido el artífice del milagro del Nottingham Forest. El equipo de Nottingham pasó en dos años de jugar en Segunda División a ser campeón de Europa. La relevancia de Brian Clough en Inglaterra sobrepasaba incluso lo futbolístico. Públicamente se había manifestado contra Margaret Thatcher apoyando las movilizaciones sindicales que afloraban en los ochenta en Reino Unido. Paradójicamente la sensibilidad social de Clough y la empatía que demostró hacia las clases trabajadores británicas no se manifestaron hacia una persona con una orientación sexual diferente a la suya. Lamentablemente Brian Clough se convirtió en máximo exponente de una sociedad repleta de prejuicios hacia los homosexuales.
La relación entre Justin Fashanu y Brian Clough fue deteriorándose con el paso del tiempo. Justin acabó siendo apartado del primer equipo y tuvo que entrenar con el filial. En 1982 el Southampton consiguió la cesión de Fashanu. En el sur de Inglaterra Justin revertió su situación y en los nueve partidos que disputó marcó tres importantes goles. A pesar de ello, el Southampton no concretó su fichaje y Fashanu puso rumbo al Notts County. Allí disputaría tres temporadas donde nunca alcanzó su mejor versión futbolística. En 1986 firmó por el Bighton Hove Albion donde sufrió una grave lesión de rodilla que puso en riesgo su carrera. Fue operado en Estados Unidos y tras un larga rehabilitación recaló en el futbol estadunidense, concretamente en Los Angeles Heat.
En 1989 Justin Fashanu volvió a Inglaterra para fichar por el City. Sin embargo no consiguió asentarse en Manchester. Durante dos años recaló en más de ocho equipos, algunos relevantes como el West Ham o el Newcastle. Fue en esta época cuando declaró públicamente su homosexualidad. En 1990 el diario sensacionalista “The Sun” publica en primera plana una entrevista con Justin Fashanu donde abiertamente el jugador decía “Soy Gay”. Esta entrevista supuso un hito histórico en el mundo del fútbol. Junstin se había convertido en el primer futbolista profesional en declarar que era homosexual.
Por desgracia aquella entrevista no obedecía a un expresión de libertad querida y deseada por el futbolista. En realidad fue un chantaje. Justin Fashanu fue obligado a hacer la entrevista. Sino accedía a ella se publicarían fotos intimas que exponían su condición sexual. Por otro lado aquella entrevista tampoco supuso una liberación para Justin. Sus compañeros de profesión no le apoyaron, mas bien todo lo contrario. Incluso su hermano que jugaba en el rudo Wimbeldon de los noventa lo repudió públicamente. Las aficiones rivales centraron en Justin sus canticos y mofas. La situación se convirtió en irrespirable para él y decidió abandonar Inglaterra.
Su exilio futbolístico le llevó a jugar en países como Suecia, Georgia, Australia o Estados Unidos. Finalmente colgó la botas. En 1998 Justin Fashanu es acusado de agresión sexual en Estados Unidos. Acusación que fue archivada por la policía estadunidense por falta de pruebas. El asunto se convirtió en portada de los tabloides ingleses. Fashanu no pudo soportar la presión por ese asunto y se quitó la vida. Apareció colgado en un garaje a las afueras de Londres. Un final trágico a una vida llena de exceso, perjuicios y agravios. La sociedad y el fútbol que le tocó vivir a Justin eran reacios a la diversidad empujándolo triste y trágicamente a una espiral de autodestrucción.
El fútbol de hoy, al igual que la sociedad en general es mucho mas tolerante en cuestiones raciales y perspectivas de género.
El fútbol de hoy, al igual que la sociedad en general es mucho mas tolerante en cuestiones raciales y perspectivas de género. Sin embargo hay un aspecto que sigue siendo un tabú en el deporte rey. En el fútbol masculino son escasos los jugadores que han declarado abiertamente su homosexualidad. En la elite del fútbol no parece haber espacio para futbolistas gays. Este hecho es paradójico, incluso puede que hasta decepcionante. La sociedad actual ha superado estigmas del pasado. El caso de Justin Fashanu es una pesadilla de otra época.
Ojala que en los próximos años un hombre futbolista, jugador de elite, declarare abiertamente su homosexualidad. Actos como estos ya suceden con cierta frecuencia en el fútbol femenino. Cuando esto ocurra conseguiremos un fútbol más integrador, más cercano a un arco iris para todos y todas. Un deporte que rompa tabús, fulmine estereotipos y que sea un vehículo más para hacer desaparecer discriminaciones de raza, género y condición sexual.