El futbol regional es un disfrute en sí mismo. No es sólo fútbol, es familia, amigos, valores… y estos días, nada menos, que una manera de combatir el calor.
23 de agosto en Logroño. Estamos en plena ola de calor. Creo que es la cuarta de este año, pero ninguna tan virulenta. Se registran temperaturas que no se recordaban por estas latitudes. Logroño es una ciudad preparada para todo, mejor dicho, para casi todo. El calor no suele ser un problema por aquí y no todas las casas disponen de aire acondicionado, no sobran las piscinas públicas y las zonas habilitadas para el baño en ríos o pantanos vecinos tampoco proliferan. La siempre recurrente solución de acudir a los centros comerciales parece que es la más popular y por tanto, se encuentran todos hasta la bandera. No es fácil encontrar hueco en bares o restaurantes y las zonas infantiles están superpobladas. Es momento de ser ocurrentes y buscar soluciones alternativas. Una vez más, el futbol sale al rescate.
Quién me iba a decir que el mejor sitio donde pasar una tarde “infernal” iba a ser el campo del Varea. También conocido como el Angel Aguado, en memoria del no hace mucho fallecido ex presidente de la entidad deportiva y que tanto hizo por el club. Por suerte, hoy había partido de pretemporada. El equipo arlequinado, de tercera regional, que representa al popular e histórico barrio logroñés de Varea, se enfrentaba al Náxara, de segunda RFEF y por tanto, de una categoría superior.
Venir a ver al Varea siempre es buena idea, y más hacerlo en familia.
Venir a ver al Varea siempre es buena idea, y más hacerlo en familia. Hace dos años contaba que precisamente un partido de pretemporada como éste había sido la primera experiencia cercana al fútbol de mi hijo Mateo. Hoy, dos años más tarde, ya con cinco años, es capaz de recitar alineaciones de equipos de media Europa, ha visto decenas de partidos por la tele, incluyendo noches memorables de Champions League, pero ninguna de esas emociones es comparable a la que expresa su cara al entrar en un campo como el Ángel Aguado.
Nada de lo que se ve a través de la televisión puede competir con el olor a hierba de un campo que se encuentra a escasos metros de la orilla del río Ebro. En días como hoy, es de los pocos lugares en los que se puede sentir una ligera brisa que refresca el ambiente, aunque el sol siga dando de lleno. Hay que reconocer que los aspersores del campo anexo de entrenamiento fueron una gran ayuda, aunque su misión no fuera esa. Además, por si era poco, contábamos con un aliado más como es su bar. Ese coqueto esquinzado que despachaba cervezas y botellas de agua como si fueran pociones para combatir el calor.
Nada de lo que se ve a través de la televisión puede competir con el olor a hierba de un campo que se encuentra a escasos metros de la orilla del río Ebro
Nada más llegar, Mateo, como siempre, echó al suelo el balón que traíamos para darle toques y jugar a su manera en improvisadas porterías. No le gusta ver el partido sentado, tal vez sea su forma de sentirse cerca de los jugadores y mimetizarse con todo el bullicio que había en las instalaciones. Da gusto ver unas infraestructuras tan bien aprovechadas.
Entre toque y toque de Mateo, el partido del Varea empezó al mismo tiempo que empezaban a entrenar las categorías inferiores del Valvanera C.D. Y es que desde hace algunos meses el Varea firmó un acuerdo con el Valvanera Club Deportivo con el que aspiran a crecer ambos.
Así todos podrán tener acceso a unas inmejorables instalaciones para entrenar, además de una plataforma más de crecimiento para sus jóvenes valores con un equipo en tercera regional como es el Varea
Con la marcha del malogrado Angel Aguado, el Varea se sumió en una fase en la que los nuevos directivos no podían dedicar todo el tiempo que la entidad merecía y decidieron que lo mejor sería asociarse con un club como el Valvanera, un histórico del futbol base riojano. Éste, a través de su directiva, se comprometía a mantener la categoría del primer equipo del Varea así como sus instalaciones, trabajando además para que las canteras de ambas sociedades convivan y crezcan juntas. Así todos podrán tener acceso a unas inmejorables instalaciones para entrenar, además de una plataforma más de crecimiento para sus jóvenes valores con un equipo en tercera regional como es el Varea.
A tenor de lo que se pudo ver, parece que la parte correspondiente a mantener el primer equipo en la categoría y todo lo que le rodea, se cumplirá con creces. Incluso, por qué no, soñar con el siempre anhelado ascenso. El empate a dos con el que finalizó el partido contra un equipo como el Náxara, de una categoría superior (qué golazo el segundo), no hace más que refrendar esas buenas sensaciones. Hasta el fenomenal estado del césped, mimado por Feliciano y Víctor Angel, poco habitual en estas categorías, acompañaba hoy con todo lo bueno que parece estar por venir.
Un empate que sabe a victoria y que a más de uno nos ha salvado de vivir una tarde encerrados bajo las aspas de un aburrido ventilador. Un soplo de aire muy fresco al otro fútbol, el de primer nivel, que cada vez se aleja más de lo que hace disfrutar de verdad a niños y mayores y de lo que realmente enganchó a la afición primitiva.
Lo dicho ¡qué suerte haber podido ir hoy a ver al Varea y poder acompañarlos en lo que parece el inicio de una etapa muy ilusionante! Ojalá tengan suerte.