Esta semana Jose Ramón de la Morena ha anunciado que no continuará con su actual espacio en la radio de “El Transistor” en Onda Cero. Este programa fue una secuela de su mítico “El Larguero” que inició en la Cadena Ser hace más de treinta años convirtiéndolo en el espacio radiofónico más escuchado. Hablamos de su influencia en el periodismo deportivo y de cómo durante estas décadas fue evolucionando hasta llegar el momento de dejarlo.
Para mi, como para muchos de los que nacieron ya con el televisor como un electrodoméstico imprescindible en casa, el programa “El Larguero” fue el medio para darnos a conocer a la radio como un elemento fundamental de información y entretenimiento. El programa nació en 1989, mucho antes, en 1979, el grupo británico The Buggles había sacado su famosa canción “Video Killed the Radio Star”. En ella contaban la historia de una vieja estrella de la radio que veía como terminaban sus días de gloria debido a la aparición del formato de video. Es muy representativo que además esa canción fuese el primer video musical emitido por la cadena MTV en el que se simbolizaba la transición del modelo clásico de las ondas hercianas al de la nueva era de la imagen como portadora de información y entretenimiento.
La radio ya había vivido su primera crisis existencial debido a la aparición de la televisión años atrás y había renacido en 1981 gracias al Golpe de Estado de Tejero
La radio ya había vivido su primera crisis existencial debido a la aparición de la televisión años atrás y había renacido en 1981 gracias al Golpe de Estado de Tejero en la que se erigió como único medio de comunicación que logró seguir emitiendo información actualizada y veraz de forma instantánea durante aquellos críticos momentos, recuperando gran parte de su audiencia que había caído seducida por los rayos catódicos. Si bien, un sector como el de los jóvenes aún permanecía fiel a su reproductor de televisión en el que empezaban a aparecer periféricos como las videoconsolas u ordenadores para proporcionarles un ocio novedoso.
Los niños y jóvenes de aquella generación en su mayoría considerábamos que todo aquello que “no se viera” no merecía la pena, sin embargo, un buen día, un anuncio, en televisión claro está, llamó la atención de muchos de nosotros. Michael Robinson salía hablando de un programa de radio nocturno en el que el deporte era la temática principal y era dirigido por “nuestro capitán Jose Ramón de la Morena” como él decía. Con el fútbol como estandarte y un reclamo como era “Robin”, muchos jóvenes sintieron la curiosidad de encender la radio, como diría Carrascal, otro clásico de aquellos años, “al filo de la medianoche” para sintonizar “El Larguero”.
Michael Robinson salía hablando de un programa de radio nocturno en el que el deporte era la temática principal y era dirigido por “nuestro capitán Jose Ramón de la Morena”
El programa de “El Larguero” había nacido en el 89 y había sido confiado al contrastado periodista deportivo Jose Ramón de la Morena con el nombre de “la Ventana del Deporte”. Al poco tiempo de su arranque, De la Morena decidió que necesitaba un anzuelo para pescar a todos esos aficionados televisivos que en aquella época estaban, estábamos, deslumbrados por las recién estrenadas retransmisiones de los partidos de fútbol de “Canal +”. Joserra dijo que quería al “guiri” para que le aportase ese conocimiento táctico del fútbol además del humor inglés tan característico del que hacía gala durante los “partidos del plus”. De la Morena sabía que la noche deportiva radiofónica era propiedad de Jose Maria García por aquel entonces y sabía también que en aquello que hacía “el Butano” no podía superarle. Así que decidió plantear un programa deportivo distinto en el que el eje principal sería el tono desenfadado de la información, rozando lo humorístico en muchas ocasiones y dando voz a los oyentes de tal manera que creasen una sensación de pertenencia al grupo que fomentase la fidelidad al programa. Su fórmula funcionó y en 1995 se convirtió en el programa más escuchado de la radio, desbancando a “Supergarcía” tras más de veinte años de dominio en las ondas.
Los años gloriosos de El Larguero dejaron para la historia grandes noches de exclusivas y ratos inolvidables en el que supo aprovechar los mejores momentos de aquellos presidentes y estrellas mediáticas, como eran los Gil, Mendoza o Gaspart y todo lo que movían a su alrededor en lo referente a fichajes, arbitrajes o problemas legales y deportivos. Merece la pena recordar aquel libro con casete incorporado de “Los Silencios de El Larguero” en el que en 1995 hizo un repaso de los grandes momentos del programa hasta la fecha, en los que destacaban una entrevista a Luis Milla con la polémica de su presunto intento de compra en Tenerife, el recuerdo de Juanito, recientemente fallecido o una broma a Michael Robinson con una imitación de Bernd Schuster como gancho. También tuvo tiempo para alimentar la polémica como con en el caso de la “guerra del fútbol” entre Sogecable, perteneciente al grupo PRISA y Vía Digital o con sus rifirrafes con el seleccionador de entonces Javier Clemente y todo lo relacionado con la Federación Española de Futbol y también míticas fueron sus peleas por entrevistar a ciclistas en el Tour recién pasada la línea de meta. Aquellas polémicas tenían siempre un denominador común, Jose María García. Jose Ramón sabía desde el principio que si quería superar a García tenía que bajar al barro y embestir cual Victorino, haciendo gala de su gran afición taurina. Por su parte, el veterano locutor trataba de no entrar en el cuerpo a cuerpo aunque en muchas ocasiones le resultara imposible y tuviera que dedicar tiempo de su programa a rebatir los ataques que le llegaban desde “El Larguero”, argumentando que desde el inicio de los 90 él por la noche hacía dos programas, el suyo y el de la Cadena Ser en el que era habitual escuchar cortes de García.
Merece la pena recordar aquel libro con casete incorporado de “Los Silencios de El Larguero” en el que en 1995 hizo un repaso de los grandes momentos del programa hasta la fecha.
El éxito de De la Morena en la SER, además de conseguir introducir el hábito de trasnochar a muchos españoles escuchando la radio, hombres en su mayoría y provocar algún que otro rifirrafe matrimonial por lo molesto que era aquello de ser tres “acostados en una misma cama”, llevó mucho éxito a la Cadena Ser. El Larguero fue el reclamo para muchos programas que estaban en la parrilla justo antes o después del programa deportivo. Así pues, espacios radiofónicos como Hora 25, Hablar por Hablar, Los Toros de Manuel Molés o Milenio 3 con Iker Jimenez aprovecharon la ola de oyentes, jóvenes en muchos casos, que trajeron «Joserra» y su equipo. Incluso otros programas en distintos horarios también se vieron beneficiados por la incomodidad que suponía girar la ruedecita del «walkman» como eran el “Hoy por Hoy” de Gabilondo o el mítico programa de “La Ventana” de Sardá. El hecho de partir con la ventaja de estar sintonizados en sus aparatos reproductores de radio hacía que muchos oyentes se enganchasen a aquellos programas que nada tenían que ver con el deporte.
Pero nada es eterno y más aún en los medios de comunicación. Los tiempos de “vino y rosas” empezaron a tambalearse en 2010, cuando una crisis interna en la sección de deportes de la Cadena SER acabó haciendo que grandes buques insignia como Manolo Lama, Paco González o Pepe Domingo Castaño terminaran por irse a la rival Cadena Cope. Siempre había tenido competencia en otras cadenas, competencia que incluso había intentado usar las mismas técnicas de enfrentamiento que él usó antaño con García aunque nunca habían logrado poner en peligro su liderazgo, pero este último movimiento era distinto. Aquel cisma afectó gravemente a Jose Ramón y su “Larguero”, que perdió a muchos de sus colaboradores que pasaron a ofrecer un producto radiofónico muy parecido a lo que él ofrecía. Y lo notó. Gran parte de la audiencia decidió abandonar el barco, el Larguero tomaba una tendencia a la baja y en 2016 Jose Ramón decide cambiar de aires e irse a Onda Cero donde inicia una nueva andadura con “El Transistor”. Un programa similar a El Larguero cuyo nombre era un homenaje a la famosa sintonía del “ra ra ra” que le acompañó durante tantos años en la SER.
Los tiempos de “vino y rosas” empezaron a tambalearse en 2010, cuando una crisis interna en la sección de deportes de la Cadena Ser acabó haciendo que grandes buques insignia como Manolo Lama, Paco González o Pepe Domingo Castaño terminaran por irse a la rival Cadena Cope.
Estos últimos acontecimientos que le hicieron perder audiencia, sumado al cambio generacional tras dos décadas de liderazgo, en el que el oyente quizá haya cambiado la predilección hacia un perfil de periodista “forofo” por uno más técnico y analítico, la aparición de nuevas formas de comunicación en la que la oferta informativa y de entretenimiento es casi infinita debido a la irrupción de blogueros, youtubers, podcast o gente que comparte sus opiniones e informaciones a través de las redes sociales casi en tiempo real, hace que el formato clásico de la radio en el que había que esperar a la medianoche para informarse de lo que había pasado durante el día carezca de sentido. Jose Ramón es consciente de ello y a sus 64 años, después de firmar la paz con García, ha decidido apagar “El Transistor”, que dejará de emitirse tras esta temporada.
Reconozco que hace muchos años que dejé de seguirle, quizá en busca de otro periodismo deportivo que en realidad nunca encontré. Pero es innegable que hablar de la radio deportiva de los últimos veinte años es hablar de Jose Ramón de la Morena. Gracias a él me aficioné a la radio y me acompañó durante muchas noches informándome de lo que pasaba en el deporte y haciéndome pasar muy buenos ratos de entretenimiento. Muchas tertulias con amigos consistían en debatir lo que “Joserra” nos había contado la noche anterior. Jose Ramón no deja la radio definitivamente pues seguirá participando en espacios radiofónicos de forma puntual, pero está claro que el formato que inició con “El Larguero” no tendrá más continuidad y su marcha me entristece, porque no deja de ser una etapa vital, una más, que se cierra para siempre.