La vida de Carlos Caszely está llena de aventuras. Nos adentramos en la historia de un futbolista diferente, un gran deportista, implicado políticamente que fue y sigue siendo un referente futbolístico en Chile.

Mi admirado Eduardo Galeano definió al jugador de fútbol como aquel que “Corre, jadeando por la orilla. A un lado lo esperan los cielos de la gloria; al otro, los abismos de la ruina”. Difícilmente se puede definir mejor el equilibrio constante que viven los jugadores de fútbol profesionales.

A los futbolistas se les puede recordar por jugadas virtuosas, a bote pronto se me vienen a la cabeza algunos ejemplos de estos destellos inolvidables, el escorpión de Higuita en Wembley, las chilenas de Hugo Sanchez o la bomba teledirigida de Roberto Carlos. Por desgracia hay otros futbolistas que son recordados más por un error puntual que por ráfagas de calidad. En España tenemos ejemplos claros, Cardeñosa es recordado por su gol, o más bien por su no gol a Brasil en el Mundial de Argentina 78. Julio Salinas quedó marcado para siempre por su fallo delante de Pagliuca en el Mundial de Estados Unidos en 1994. Djukic irá siempre asociado a un penalti fallado que privó al Deportivo de la Coruña de ganar el campeonato de Liga. Carlos Caszely, futbolista chileno de los años setenta y ochenta, podría entrar en esta clasificación de jugadores marcados por un error. En Chile todavía se sigue hablando de aquel penalti que Caszely chutó fuera en el primer partido que disputó la selección chilena en el Mundial de España 82. Sin embargo la historia de Carlos Caszely es mucho más que la de un penalti fallado.

Caszely fue un jugador especial, una “rara avis” en el mundo del futbol. En un entorno donde los profesionales evitan los posicionamientos ideológicos, Caszely se definió.

Caszely fue un jugador especial, una “rara avis” en el mundo del fútbol. En un entorno donde los profesionales evitan los posicionamientos ideológicos, Caszely se definió. En las elecciones parlamentarias de 1973 pidió el voto por el Partido Comunista de Chile de la profesora Gladys Marin y el escritor Volodoa Tietelboim. Apoyo públicamente a Salvador Allende y no dudó en provocar a Pinochet cuando tuvo oportunidad. En alguna recepción oficial Caszely negó el saludo al General. Se cuenta que en otra ocasión fue a visitar a Pinochet con una corbata roja que provocó una reacción irritada del dictador ¡Así le cortaría esa corbata roja! Mientras hacia el gesto de unas tijeras. En 1988 participó activamente en la campaña del “No” en el plebiscito pactado entre los militares y la oposición en la que los chilenos debían decidir si querían que Pinochet siguiera al frente del país hasta 1997. Su intervención fue impactante para los chilenos, Caszely apareció abrazando a su madre mientras ella relataba las vejaciones sufridas tras el golpe militar de 1973 que provocó la caída de Allende y la llegada de Pinochet al poder. El plebiscito lo ganó el no, seguramente la intervención de Caszely con su madre ayudó a esta victoria.

Futbolísticamente Caszely fue un goleador de área, apodado “El rey de metro cuadrado” tenía una gran voracidad rematadora, en un espacio pequeño era capaz de generar una ocasión. Su físico corpulento le permitía enrocarse y fijar la marca de los centrales, bueno en el remate de cabeza era capaz de chutar con las dos piernas.

Futbolísticamente Caszely fue un goleador de área, apodado “El rey de metro cuadrado” tenía una gran voracidad rematadora, en un espacio pequeño era capaz de generar una ocasión.

Caszely ha pasado a la historia del fútbol chileno como un mito de Colo Colo. Formado en sus categorías inferiores jugó en el gran Colo Colo de principios de los setenta. Fue el delantero titular del equipo colocolino que en 1973 estuvo a punto de conquistar la Copa Libertadores. Aquel legendario equipo conmovió a todo Chile, rozó la gloria con los dedos, Independiente de Avellaneda privó de los laureles al equipo chileno. Para la historia quedará la decisión arbitral que  despojó a Colo Colo de la victoria, un gol anulado a Caszely en posición legal que hubiera supuesto el triunfo del equipo chileno. Las paradojas de la vida, seguramente si ese tanto no se hubiera anulado, Chile recordaría ese gol y no un penalti fallado, aunque eso es una mera suposición.

Formación de Colo Colo 1973

La final de 1973 será un punto de inflexión en la carrera de Caszely. Meses después de aquel fatídico partido se produjo el alzamiento militar de Pinochet. Fue el momento en que Caszely decidió salir de Chile y poner rumbo a Europa, no sin antes participar en uno de los partidos más surrealistas de la historia del fútbol, “El partido fantasma”. Chile y la extinta U.R.S.S. debían disputar una eliminatoria para la clasificación del Mundial de Alemania de 1974, tras un primer partido disputado en Moscú, los soviéticos se negaron a jugar el partido de vuelta en el Estadio Nacional de Santiago de Chile como protesta al golpe militar de Pinochet. El 21 de noviembre de 1973 la selección de  fútbol chilena saltó al terreno de juego sin adversario al que enfrentarse, entre los jugadores de Chile se encontraba Caszely. Chile finalmente disputó el mundial de Alemania, Caszely era la gran estrella del combinado andino. Fue la primera participación mundialista del  “El rey de metro cuadrado” y al igual que la experiencia que tendrá ocho años después con su penalti en el mundial de España también fue convulsa, Caszely fue expulsado en el primer partido del campeonato disputado contra Alemania Federal.

Las experiencias mundialistas de Caszely no fueron satisfactorias, él mismo las ha definido como fracasos. Si bien, su aportación a la selección chilena de fútbol en líneas generales ha sido más que notable. Sus goles fueron fundamentales para conseguir el subcampeonato de la Copa América de 1979. Hoy sigue siendo el quinto máximo goleador de la historia de la “Roja”. Es sin lugar a duda un emblema futbolístico de Chile.

El carisma de Caszely no dejó indiferente a nadie, su experiencia europea en el Levante y en el Espanyol de Barcelona le granjeó el afecto de la afición perica y levantina. De hecho hoy una de las puertas de entrada del estadio españolista lleva su nombre. Su “exilio” en España se caracterizó por un alto nivel futbolístico. Sus dos primeras temporadas en el Levante en categorías menores fueron una lluvia de goles, esta eficacia goleadora llevó al Espanyol a pagar por su traspaso casi un millón de dólares. En Barcelona volvió a ser el jugador estrella del equipo, el día de su presentación dejó una frase para el recuerdo “En un equipo de fútbol, como en cualquier empresa, hay obreros y gerentes, la firma es el gol y por eso yo soy el gerente” tras esta aseveración la afición españolista le apodó “El Gerente”, se convirtió en el ídolo de la época para los pericos, si bien Caszely echaba de menos Chile y en 1978 decidió volver a su país natal y al club de su vida. En su segunda etapa en Colo Colo, Caszely ganó tres Ligas, (1979, 1981 y 1983) y fue máximo goleador en 1979 1980 y 1981. Su última experiencia en el fútbol fue en Ecuador, en el Barcelona de Guayaquil. En 1985 Caszely decidió poner fin a su carrera futbolística.

Con el anunció de su retirada del fútbol Colo Colo le organizó un partido de homenaje el 12 de octubre de 1985, el partido se convirtió en un acto reivindicativo de la oposición al Régimen Militar. La historia de Caszely no se caracteriza por la equidistancia. Su militancia y su posicionamiento político le convirtieron en un ídolo popular para la izquierda chilena que siempre lo sentirá como propio aplaudiendo todo lo que representa. Por el contrario la combatividad ideológica de Caszely le generó el rechazo de ciertos sectores de la derecha chilena, incluso se dice que el Real Madrid desestimó su fichaje al conocer su espíritu combativo fuera de las canchas de fútbol.

La historia de Caszely no se caracteriza por la equidistancia, ídolo popular para la izquierda chilena también se generó el rechazo de ciertos sectores de la derecha chilena.

Caszely fue un futbolista peculiar, su trayectoria no se define por un mero penalti errado en un mundial. No se limitó a ser un gran deportista, se implicó en sus ideales y luchó por ellos. Dejando a un lado ideologías es extraño ver a un futbolista estar comprometido por la comunidad que le rodea. Se agradecen jugadores de fútbol con este compromiso. Tomar partido siempre conllevará consecuencias positivas y negativas, Caszely bien lo sabe. Posiblemente el mejor error de Caszely ha sido ser valiente.

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