Visión particular de la carrera de uno de los jugadores con más talento que ha dado el futbol en los últimos años, Antonio Cassano, un jugador adelantado a su tiempo que nunca dejó indiferente a nadie.

Viendo la oscarizada película Amadeus, del director checoslovaco Milos Forman, el inmediato paralelismo con la vida de Cassano sale a relucir. La relación enfermiza entre un músico metódico, perseverante y entregado en cuerpo y alma a su profesión llamado Sallieri, contrasta con la composición filmica de un tal Wolfang Amadeus Mozart: impertinente, procaz, pendenciero  y  niñato. La diferencia entre ambos, y su repercusión en la historia de la música clásica se encuentra en algo innato, caprichoso y azaroso como el talento.

Antonio Cassano nació en las peores calles del Sur de Italia, territorio controlado por la Sacra Corona, filial de la Cosa Nostra, lugar donde habría acabado como delincuente habitual  y escenario de numerosas reyertas, tiroteos.

Antonio Cassano nació en las peores calles del Sur de Italia, territorio controlado por la Sacra Corona, filial de la Cosa Nostra, lugar donde habría acabado como delincuente habitual  y escenario de numerosas reyertas, tiroteos. Ahí, solo el instinto de supervivencia conjugado con la genialidad es el único salvoconducto para salir de ese inframundo retratado por autores como Roberto Saviano en Gomorra. Este hecho es normal en el mundo del futbol, donde la llegada a la elite no tiene tanto que ver con una educación exquisita ni procedencias,- como muestran la infinitud de futbolistas brasileños formados en favelas visualizadas en películas como Ciudad de Dios o en tierras balcánicas, que han dado lugar a una selección Croata subcampeona del mundial de futbol en Rusia-. Son ejemplos paradigmáticos entre muchos otros. Esa es la grandeza del futbol, el deporte popular por excelencia.

imagen: Cassano en un partido con la Sampdoria

Sin embargo, Cassano se diferencia de cualquier otro por su espontaneidad y franqueza al hablar sobre sus grandezas y miserias. El antológico gol al Inter con la camiseta de su Bari natal dio pie a una de sus célebres Cassanatas: “desde hoy me he convertido en millonario”. Y así fue, partió rumbo a la Roma donde formó parte de los mejores tridentes que se recuerdan en Italia junto a Totti y Batistuta. Sin embargo, la consecución del scuddetto en 2004 y la internacionalidad, no supusieron una estabilidad emocional, dando lugar a una temprana decadencia y brotes de indisciplina junto con un recurrente sobrepeso. Como ha declarado en múltiples ocasiones “el sexo y la comida son mis grandes pasiones en la vida; presume de haberse acostado con más de 700 mujeres, y en las concentraciones con el Real Madrid, con la ayuda de un conserje, burlaba los controles para acostarse con mujeres y culminar su particular valhalla consumiendo croissants en los hoteles del equipo. Estrictamente en este orden.

Cassano se diferencia de cualquier otro por su espontaneidad y franqueza al hablar sobre sus grandezas y miserias.

 Algo cada vez más anómalo en un futbol excesivamente tecnificado, profesionalizado y estandarizado como el actual, pero que ha contado con precedentes tan ilustres como los de Maradona, Mágico González, Stoichkov o Romario –aún se recuerdan sus trifulcas con Luis Aragonés y el famoso pisotón a un árbitro del búlgaro que le valió una sanción cercana a un año. Esa hybris e impulso dionisiaco es un elemento imprescindible en un juego eminentemente emocional y donde la identidad se basa en pulsiones irracionales y comportamientos primarios fuera de lógica y mesura.

La Sampdoria apareció en su rescate y la metamorfosis del jugador fue total en las tres temporadas que jugó en el equipo genovés.

En Enero de 2006, Cassano se convirtió en objeto de deseo de Florentino Pérez, ya  errático en su primera fase de galácticos, y el desembarco de Talentino en la capital de España se saldó con episodios de sobrepeso obscenos, comportamientos de indisciplina sonados –incluso con su gran valedor Capello, con el que llegó a las manos en el vestuario y algunos destellos de talento no apreciados por los sanedrines de la capital, que aún no valoraban el fino estilismo del mediapunta capaz de filtrar pases imposibles. La victoria en 2008 de la España de Luis Aragonés y la posterior eclosión de Guardiola en el futbol europeo puso de moda esa tipología de hábil y menudo jugador en nuestro país.

imagen: Cassano en la presentación con la Sampdoria

La decadencia de Cassano parecía imparable con tan solo 25 años, más cercano a un Jack la Motta precoz y no había equipo que se arriesgaba a su contratación y menos a pagar su elevada ficha. Sin embargo, cuando todo parecía un descenso ininterrumpido a los infiernos, la Sampdoria apareció en su rescate y la metamorfosis del jugador fue total en las tres temporadas que jugó en el equipo genovés. No solo ejerció de líder absoluto, sino que amalgamó en su figura a una escuadra a la deriva desde la consecución del scudetto en 1991 con Vialli y Mancini, guiándoles a las puertas de la Champions League en 2008, algo únicamente comparable al protagonismo de Maradona en Nápoles en la década de los 80. Esto supuso su redención y vuelta a la selección italiana en la Eurocopa del 2008, eliminada por España, el futuro campeón, en un partido tremendamente igualado y decidido en la tanda de penaltis. En 2010, el seleccionador italiano Donadoni, dejó a Cassano fuera de la lista para el mundial de Suráfrica, dando lugar a un movimiento de protesta en la opinión pública italiana que precedió el fiasco en el campeonato.

El temperamento dionisiaco volvía a irrumpir con fuerza para enterrarle casi definitivamente. En la actualidad entrena en solitario y sin equipo, en busca de una última aventura.

Después de un irregular paso por equipos grandes como Inter o Milán, una arritmia cardiaca pareció el final de su carrera en 2012. Sin embargo, su indudable clase le convirtieron en titular indiscutible de la selección azzurra, de nuevo derrotada en la final por la selección española por un contundente 4-0, dejando un partido para el recuerdo en las semifinales contra Alemania. También participó con menor acierto en el mundial de 2014, y esa fue su última temporada en la élite, con el Parma, intentando repetir glorias pasadas y un regreso turbulento a la Sampdoria, donde nuevamente su carácter autodestructivo salió a relucir. Allí fue nuevamente apartado del equipo en numerosas ocasiones, llegando a enfrentarse con el presidente del equipo, lo cual señala como uno de sus mayores errores, al describirle como un padre para él. El temperamento dionisiaco volvía a irrumpir con fuerza para enterrarle casi definitivamente. En la actualidad entrena en solitario y sin equipo, en busca de una última aventura –recordar los maravillosos años de R. Baggio en el Brescia hasta sus casi 40 años-, dentro de un país huérfano de centrocampistas talentosos. Su última experiencia fue unas semanas en el Verona, del que se borró por ser una plantilla excesivamente joven y mediocre. Puro Cassano.

Este articulo ha sido escrito por Jaime Brigido Ramirez 

1 thought on “Antonio Cassano: La infinita benevolencia del talento

  1. Muy interesante artículo y muy bien escrito….me ha encantado leerlo, pero ni Cassano ni Jaime Brigido se creen que este chico sea “uno de los jugadores con más talento que ha dado el futbol en los últimos años”….

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