
Analizamos la temporada del Atlético de Madrid Femenino. La clasificación final para la Champions no puede tapar la irregularidad del equipo colchonero durante el año.
El pasado domingo acabó el campeonato liguero para el Atlético de Madrid Femenino. Finalmente, las jugadoras colchoneras han conseguido clasificación para la Champions Femenina del próximo año. Además, en Copa, disputaran la final el próximo 7 de junio en Teruel. Sobre el papel podríamos definir la temporada como exitosa. Sin embargo, las sensaciones para muchos aficionados son diferentes. El curso futbolístico ha estado plagado de irregularidades para el conjunto colchonero. Incluso en algunos momentos ha habido episodios decepcionantes.
La realidad es cruel para el Atlético de Madrid Femenino. Hoy está muy lejos de Barça y Real Madrid. Las culés endosaron una vergonzante goleada por seis goles a cero a las rojibancas y el Real Madrid ha terminado veinte puntos por encima de las colchoneras en clasificación. La diferencia es grande, demasiado grande. Un hecho que no se corresponde con la historia reciente del club.
La realidad es cruel para el Atlético de Madrid Femenino. Hoy está muy lejos de Barça y Real Madrid. Las culés endosaron una vergonzante goleada por seis goles a cero a las rojibancas y el Real Madrid ha terminado veinte puntos por encima de las colchoneras en clasificación.
No olvidemos que el Atlético de Madrid femenino vivió una época dorada entre 2016 y 2019. En esos años se consiguieron tres ligas y una Copa de la Reina. Tras la borrachera de títulos llegó cierto declive competitivo, algo lógico en el deporte. Pero la resaca llegó en el peor momento. El distanciamiento con el éxito coincidió con la llegada del Real Madrid al futbol Femenino y la explosión del Barça como equipo dominador y hegemónico del fútbol europeo.
El club del Metropolitano está instalado en una eterna e insoportable transición. De hecho, durante tres temporadas las futbolistas colchoneras ni siquiera han disputado la máxima competición europea. Esta temporada se consiguió volver al máximo nivel continental, sin embargo, en la primera ronda y contra un equipo inferior como el Rosemborg las colchoneras quedaron eliminadas. Un partido repleto de fallos competitivos, faltas inoportunas, errores defensivos y penaltis mal chutados. Ese día quedó claro que la distancia con la elite era kilométrica. Es doloroso decir esto, pero el Atleti hoy no es un equipo de primer nivel europeo.
Por todas estas razones es necesario que el Atleti afronte con seriedad la reconstrucción del proyecto de su sección femenina. Algo que sea acorde a su historia y palmares. Ganar y vencer debe ser una posibilidad. No una simple reminiscencia del pasado.
En verano el club afrontó una remodelación de la plantilla. Llegaron jugadoras talentosas y jóvenes. Es cierto que algunos de estos fichajes han aterrizado bien en la entidad. De hecho, Gio y Fiama Benítez, han sido las futbolistas mas regulares y determinantes del equipo. Sin embargo y visto lo sucedido no es suficiente. Se necesita mucho más para competir con Barça y Real Madrid.
El Atlético de Madrid Femenino no puede seguir en la indiferencia competitiva. Un club como el rojiblanco, con un pasado de éxito en el fútbol femenino, debe ser riguroso con su historia. No puede estar por más tiempo sumido en la complacencia.
El club ha apostado por un entrenador. Después de una meritoria campaña en el Madrid CFF, Víctor Martin aterrizó el pasado julio en el banquillo rojiblanco. A pesar de la irregular campaña el club ha tenido paciencia con él. Esta vez no se han tomado medidas drásticas. Algo a celebrar después de la errática e insaciable elección de entrenadores. Los cambios constantes en el banquillo han dado paso a una lógica de estabilidad. Algo que ayudará sin duda a rehabilitar un proyecto moribundo.
El Atlético de Madrid Femenino no puede seguir en la indiferencia competitiva. Un club como el rojiblanco, con un pasado de éxito en el fútbol femenino, debe ser riguroso con su historia. No puede estar por más tiempo sumido en la complacencia. La falta de ambición institucional es una gangrena que pude llevar a la sección a la irrelevancia. Tras varias temporadas en la indefinición el club tiene la exigencia histórica de construir un equipo de primer nivel. No se pude esperar mas tiempo.