El Atlético de Madrid Femenino es segundo en la clasificación de la Liga. Un puesto que hace recordar glorias pasadas. La vuelta a las alturas de las colchoneras tiene un responsable, Manolo Cano.

El pasado verano la selección española de fútbol femenina se proclamaba campeona del mundo. Con seguridad se trata del mayar éxito de la historia reciente de nuestro fútbol. La histórica victoria aumentó la repercusión social de nuestras futbolistas. Hoy son ídolos, iconos y referentes para muchos de nuestros jóvenes.

Sin ánimo de polemizar. Mas bien con intención reivindicativa. Creo pertinente y necesario precisar una cuestión. Las mujeres llevan décadas jugado al fútbol en España.  Muchos de los neófitos aficionados del fútbol femenino han olvidado que este deporte lleva años de competiciones a sus espaladas.  Esta reflexión es importante ya que seguramente cualquier de estos aficionados, si tuviera que mencionar los hechos mas relevantes de los últimos diez años en este deporte, citarían dos hitos. La eclosión del Barça como superpotencia y la aparición del Real Madrid.

Pues, aunque muchos no lo crean, el futbol femenino en nuestro país va más allá de la selección, el Barça y el Real Madrid. El contexto actual de eclosión mediática no puede entenderse sin las jugadoras y los clubes pioneros.  Seria injustos olvidarnos de Conchi Amancio, el Karbo Depor, el Athletic Club, Rayo Vallecano, Vero Boquete o Espanyol.

En ciertos círculos y medios futbolísticos la victoria en el Mundial, el desembarco merengue y los recientes logros blaugranas difuminan, silencian, incluso desmerecen la apuesta decidida que anteriormente hicieron otros clubes. Ese es el caso del Atlético de Madrid.

En ciertos círculos y medios futbolísticos la victoria en el Mundial, el desembarco merengue y los recientes logros blaugranas difuminan, silencian, incluso desmerecen la apuesta decidida que anteriormente hicieron otros clubes. Ese es el caso del Atlético de Madrid. Que a partir de 2015 vivió una autentica borrachera de éxitos. Hoy aquellos años parecen olvidados. Incluso desvalorizados.

El club rojiblanco construyó un equipo que alzó tres títulos de liga y una copa de la Reina. Fue sin duda el referente durante varios años en nuestro país. Futbolistas como Amanda Sampedro, Silvia Meseguer, Angela Sosa o Lola Gallardo dieron innumerables alegrías a la afición colchonera. Fue en estos años de gloria cuando el Metropolitano se llenó batiendo el récord de asistencia a un partido entre clubes de fútbol femenino.

Como sucede en muchos aspectos de la vida, la borrachera atlética acabó en resaca. Algunas de sus referentes, como Amanda y Mesenguer, se hicieron mayores. Algo inevitable en mundo del deporte. Otras como Jenni Hermoso, Kenti Robles o Esther González fueron seducidas por otros proyectos deportivos. En definitiva, aquel glorioso equipo se fue diluyendo. El cuadro colchonero dejó de convivir con la victoria. Incluso dejó de competir en Europa. El prestigio conseguido comenzó a menguar de forma acelerada.

Aquella travesía por el desierto solo tuvo un pequeño oasis. Fue la imagen de Virginia Torrecilla alzando al cielo una emotiva Supercopa. Fueron años de desidia, infortunio y por qué no decirlo, mediocridad. El Atlético de Madrid se convirtió en una trituradora de entrenadores. Apuestas fallidas que en muchos casos mermaban el potencial del equipo.

Hará un año. Justo antes del inicio de las navidades pasadas. El club apostó por un entrenador virgen en fútbol femenino, Manolo Cano. Un técnico que ya había tenido una experiencia en el club, entrenando al Juvenil masculino.

Manolo Cano, tenía un reto difícil ante sí. Devolverle gloria a un club grande. Sin duda, uno de los desafíos mas complicados a los que se puede enfrentar un entrenador en su carrera.

Los inicios no fueron esperanzadores. A pesar de la evidente mejora de juego, los resultados no llegaban. Mucho empate, pocos goles y escaso juego. La nueva apuesta técnica volvía a dejar indiferentes a los aficionados colchoneros.

Pero paradójicamente una tormentosa noche de primavera en Leganés lo cambió todo. El 27 de mayo de 2023 en el Estadio de Butarque, Real Madrid y Atlético disputaban la final de la Copa de la Reina. Todo parecía predestinado a que las blancas conquistarían su primer título oficial en su corta existencia. Un aguacero incesante enmarcó aquella histórica victoria. Como no, cargada de épica colchonera. Con gol en el último suspiro de Estefania Banini y penaltis atajados por la capitana, Lola Gallardo. El Atleti ganaba aquella Copa, contra pronóstico, en la tanda de penaltis.

El Atlético de Madrid Femenino volvía al sendero de la victoria. Alzaba su segunda Copa de la Reina. Llenaba de orgullo a sus aficionados y dejaba atrás una angustiosa penitencia.

El Atlético de Madrid Femenino volvía al sendero de la victoria. Alzaba su segunda Copa de la Reina. Llenaba de orgullo a sus aficionados y dejaba atrás una angustiosa penitencia.

Aquel triunfo, posiblemente evitó la salida del club de Manolo Cano. El entrenador de Hospitalet se ganó el derecho a seguir un año más al frente de la escuadra colchonera. Una oportunidad que, sin duda, no ha desaprovechado. Ha tenido el tiempo necesario para trabajar y ahora se ven los resultados.

La impronta de Manolo Cano empieza a verse en el equipo. Las colchoneras vuelven a tener una importante seguridad defensiva. No hay dudas en torno a la meritocracia. Se potencian los mejores recursos. Se ha conseguido la mejor versión de Ajibade y se estimula la capacidad goleadora de Sheila Guijarro. Pichichi del campeonato liguero.

Hoy, las colchoneras son segundas en la clasificación. Un puesto más que esperanzador. Hacer frente al Barça, hoy en día, parece una quimera. Pero tal vez, se estén asentando los pilares para que en un futuro cercano las chicas del Atleti puedan volver a ganar una liga. En cualquier caso, la vuelta a esta versión es ya un éxito para el Atleti. Sin duda, Manolo Cano es el principal responsable.

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