La llegada del Real Madrid al fútbol femenino tuvo mucha repercusión mediática. El contexto competitivo se alteró. Posiblemente las más afectadas por el desembarco blanco fueron las futbolistas del Atlético de Madrid.
El 23 de junio de 2019, uno de los rotativos con más importantes de nuestro país titulaba, “El futbol femenino entra en otra dimensión”. El motivo, el Real Madrid había comprado un equipo recién ascendido a la Primera División Femenina, el C.D. Tacón. A partir de ese momento el club merengue desembarcaba en un nuevo deporte y en una nueva competición.
Cinco años después de aquel momento, la dimensión a la que posiblemente hacia referencia ese periódico, no ha llegado. De hecho, los importantes avances del fútbol femenino en este tiempo no han sido propiciados por la nueva sección del club blanco.
Sin embargo y como no podía ser de otra manera, la llegada del Real Madrid Femenino ha tenido impacto. Es posible que aun este lejos de competir con el intratable FC Barcelona, pero su presencia en la competición no es inocua.
Posiblemente el equipo más afectado con el aterrizaje merengue haya sido el Atlético de Madrid. Los daños colaterales son tangibles para la sección femenina del club colchonero. Su competitividad ha menguado de forma evidente desde la llegada de un competidor tan relevante. Los dos equipos madrileños se han visto abocados a pelear en una misma realidad. Algo que la entidad colchonera no ha sabido digerir.
El Atlético de Madrid Femenino ha pasado de ser aspirante a todo a convertirse en un simple actor secundario, Un declive que es también consecuencia de una errática gestión deportiva.
Para analizar esta situación es bueno partir de una premisa. Un hecho que debe expresarse con rotundidad. En España, durante la última década, el único equipo que ha sido capaz de vencer al Barça ha sido el Atlético de Madrid. De hecho, las futbolistas rojiblancas han conseguido tres ligas, dos Copas de la Reina y una Supercopa. Es decir, la “Alternativa” era el Atleti.
El desembarco blanco, no tenía por qué cambiar la dinámica. Pero es evidente que lo ha hecho. El pasado verano fue la manifestación palmaria de que el sorpasso se había producido. De la entidad colchonera salieron las dos únicas jugadoras españolas que acudían con cierta regularidad a las convocatorias de nuestra selección. Su destino Valdebebas. Eva Navarro y Shei Garcia, ambas destilando cierta ingratitud, dejaron el proyecto rojiblanco por el Real Madrid. Posiblemente porque en el club merengue sentían que tenían más posibilidades de competir contra el Barça.
En España, durante la última década, el único equipo que ha sido capaz de vencer al Barça ha sido el Atlético de Madrid.
Estas salidas no fueron los únicos hechos que ahondan en la percepción de cambio en la “Alternativa”. Alba Redondo, delantera internacional del Levante, recibió ofertas tanto de la entidad colchonera como del equipo merengue. Ella también se decantó por el Real Madrid.
Es importante entender que en el fútbol femenino el Real Madrid es una institución nueva. El imán y el relato de quince Champions no tiene por qué generar atractivo competitivo. En realidad, en estos años, el club de Chamartín no ha conseguido todavía levantar ningún trofeo. Incluso la única final que ha disputado, la Copa del la Reina de 2023, se tiñó de rojiblanco. No cabe duda, que hay una inercia, derivada posiblemente de un marco mediático, condicionado por el fútbol masculino donde prima lo blanco sobre lo rojiblanco. A pesar de que el Atleti ha conseguido decorar sus vitrinas con todos los trofeos nacionales existentes.
El distanciamiento con el éxito coincidió con la llegada del Real Madrid. Posiblemente, no era el momento de flaquear y la dirección deportiva del Atleti no supo ver que, si fallan en ese momento, volver a ganar costaría mucho más.
El Atlético de Madrid femenino vivió una época dorada entre 2016 y 2019. En esos años consiguió cuatro títulos. Lógicamente este nivel competitivo y ganador no podía ser eterno. Hubo cierto declive, algo lógico en el deporte. Si bien, ese distanciamiento con el éxito coincidió con la llegada del Real Madrid. Posiblemente, no era el momento de flaquear y la dirección deportiva del Atleti no supo ver que, si fallan en ese momento, volver a ganar costaría mucho más.
La transición por el desierto está siendo larga y dura. Durante tres temporadas las futbolistas colchoneras ni siquiera han disputado la máxima competición europea. Esta reiterada ausencia no hace atractivo el proyecto y dificulta la calificación de equipo de primer nivel.
Una errática elección de entrenadores, una compleja política de fichajes y un contexto nuevo, con un rival fuerte en la oposición al Barça, han provocado un alejamiento del club colchonero de la elite europea.
Es más que necesario para el Atleti reconstruir el proyecto de su sección femenina. Algo que sea acorde a su historia y palmares. Ser alternativa es una exigencia. Ganar y vencer debe ser una posibilidad.
El pasado verano evidenció muchas cosas. La primera y más dolorosa para el aficionado colchonero, es que el fútbol femenino español ya no lo considera “La alternativa”. La segunda y preocupante es que las futbolistas rojiblancas están instaladas en un segundo nivel del fútbol europeo. Fueron incapaces de vencer al Rosenborg en la ronda previa de la Champions League Femenina. Pero hay también una tercera que es esperanzadora, por primera vez en años se ha fichado con cierto criterio. Se ha dejado la inmediatez para intentar construir un grupo competitivo a medio y largo plazo. Han llegado futbolistas jóvenes, talentosas y comprometidas. Fiama Benítez, Rosa Otermin o Silvia Lloris son los cimientos sobre los que empezar a construir un equipo de primer nivel.
Las futbolistas rojiblancas están instaladas en un segundo nivel del fútbol europeo. Fueron incapaces de vencer al Rosenborg en la ronda previa de la Champions League Femenina.
El inicio de temporada en liga fue esperanzador. Cinco victorias seguidas con momentos de buen juego, un valioso empate en Valdebebas, en un partido sufrido y competido, hicieron creer que tal vez el transito sería rápido. Nada mas lejos de la realidad. Los empates contra Espanyol, Éibar y Tenerife han provocado que vuelvan las dudas.
La realidad es que costará llegar de nuevo a la elite. Si bien, ahora hay cimientos nuevos. Hay algo que se percibe diferente respecto a las últimas temporadas. Por eso, tras los últimos empates, lo razonable sería apelar a la templanza. La ansiedad y la precipitación no pueden volver a contaminar a la dirección deportiva del Atleti. Si se quiere regresar a la elite hay que apostar por un proyecto claro, reconocible y duradero. Los entrenadores no deben ser constantes hojas que marchitar.
Apostar por el talento joven requiere paciencia. Innovar en los planes de acción supone riesgo. Construir una alternativa sólida no es facial. Los rivales y los retos del Atleti Femenino en el contexto actual son complejos y muchas veces impredecibles.
Pero, un club como el rojiblanco, con un pasado de éxito en el fútbol femenino, debe ser riguroso. No puede estar por más tiempo sumido en la complacencia. Tras varias temporadas en la indefinición tiene la exigencia histórica de construir un equipo de primer nivel.