El inicio del curso 2018-2019 supone un nuevo reto para los culés,  reflexiones sobre los virtudes y las dificultades del equipo blaugrana ante la nueva temporada.

La presente sesión se presenta en Can Barca como el inicio de un punto de inflexión deportivo y extradeportivamente hablando. La marcha de Iniesta al futbol japonés, así como los rescoldos de la marcha el pasado verano de Neymar al PSG del Qatarí Al-Thamy, han provocado un terremoto en los despachos, así como un cambio de modelo en la estructura y planificación deportiva barcelonista. Atrás queda el modelo patentado por Guardiola diez años antes, donde 10 de los once jugadores titulares, estaban formados en la masia. Además, entre los recambios habituales, se encontraban nombres como Pedro, Bojan Krkic o Thiago Alcántara, y en la recámara apuntaban nombres como Tello, Giovanni Dos Santos o Rafinha, a punto de dar el salto al primer equipo. Guardiola parecía haber encontrado la tecla maestra para prolongar las virtudes de una cantera auto regeneradora hasta el infinito; ahí residía el encanto de un club que compaginaba la belleza plástica infundada por Johan Cruyff, con la competitividad del esquema implementado por Guardiola, donde la presión en todo el campo, la concentración máxima y el funcionamiento como conjunto indivisible, le otorgó una identidad, una marca identificativa. Un modelo mimetizado por la selección española, campeona de dos campeonatos de Europa consecutivos y del mundial de Sudáfrica del 2010, contando con el bloque barcelonista (con defensas como Pujol y Piqué, centrocampistas como Xavi, Busquets o Iniesta o atacantes como Pedro o Villa).

Atrás queda el modelo patentado por Guardiola diez años antes, donde 10 de los once jugadores titulares, estaban formados en la masia

Sin embargo, la piedra angular de la masía y el salto cualitativo del Barca como el equipo de mayor repercusión global, ha sido un tal Messi, sin el cual todo el engranaje blaugrana, no habría alcanzado la perfección y el timing exactos. La irrupción de Messi en la élite data de Agosto de 2005, en un partido amistoso contra la Juventus entrenada por Fabio Capello, quien aseguró no haber visto nada igual en su carrera futbolística. Lo demás es historia, mito, leyenda, pónganle el apelativo que prefieran.

imagen: escudo del FC Barcelona

La leyenda de Messi, a sus 31 años, permanece incólume, así como su ascendencia en el juego y su voracidad implacable. Junto a él, subsisten ilustres canteranos como Piqué o Busquets de lo que fue el máximo  apogeo del Barca como sinónimo de creación y moldeamiento de jugadores con características e identidad reconocibles. La insaciable globalidad e internacionalización de la entidad, junto a un paso atrás de los nuevos jugadores formados en la Masia, han provocado el gradual pero incuestionable cambio de modelo impuesto por Bartomeu. La venta de nombres como Douloffeu, Montoya o el fallido intento de buscar salida a Rafinha o Munir, contrastan con la única llegada de S. Roberto a la continuidad, tanto en el equipo como en la selección española.

La leyenda de Messi, a sus 31 años, permanece incólume, así como su ascendencia en el juego y su voracidad implacable

La fuga de Neymar provocó un estremecimiento en el club, más propiciado por la pérdida de status global dentro del márketing moderno, que de verdadero impacto deportivo, como se comprobó en la liga pasada. Pese a ello, la directiva, de forma compulsiva, reaccionó fichando jugadores de un perfil mediático y financiero comparable (Coutinho y Dembelé), junto con jugadores extranjeros de clase media que era cubiertas hasta la fecha, por jugadores canteranos (como Arthur, Malcom, Semedo  o Vidal) recordando la fallida política de fichajes anteriores con la contratación de nombres como André Gomes o Arda Turán.

imagen: VIsta del Camp Nou

Todo ello, marca un indudable cambio de tendencia, hacia un equipo profundamente internacionalizado, limitando la identificación de los aficionados y decidido expandir con ello su marca por toda la Aldea global. Un giro desde el punto de vista financiero y de gestión positivo, pero que lamina de forma progresiva el modelo que enamoró al mundo y que tiene una fecha de caducidad evidente, personificada en la retirada inevitable de Leo Messi.

Cambio de tendencia, hacia un equipo profundamente internacionalizado, limitando la identificación de los aficionados y decidido expandir con ello su marca por toda la Aldea global.

Además, el juego del Barca, pese a mutar desde un cierto manierismo con el malogrado Tito a un juego de mayor verticalidad y velocidad con Luis Enrique o el técnico actual Valverde, acumula signos aún no terminales de fatiga. Esto se ha corroborado en las últimas eliminaciones de la Champions League en cuartos de final, ante el Atlético de Madrid, Juventus y Roma, que representan sombríos precedentes sobre una futura dinámica que alberga dudas y desconfianza. Por ello, la llamada de Messi (como nuevo capitán) a alzar la actual Champions, servirá como revulsivo para romper esta tendencia, que como un Rubicón, debe ser cruzado para ganar el presente.

Este articulo ha sido escrito por Jaime Brigido Ramirez 

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