Nuestro fondo de armario está plagado de camisetas de futbol que nos recuerdan momentos especiales, viajes y ciudades imborrables en nuestra memoria, aventuras vividas y personas que nos han marcado de alguna manera u otra.

La camiseta de la Universidad de Concepción es para mí una joya inigualable, lo es porque esta polera, como se dice en Chile, me conecta con una persona esencial para mí, una mujer única y especial sin la cual mi vida hoy sería totalmente distinta.  Alejandra, como se llama ella, nació en el sur de Chile. La ciudad de Temuco tuvo la suerte de acoger sus primeros años de vida. Vivió una infancia que ella misma describe como feliz, rodeada de bondad y esfuerzo diario, su entorno familiar le proporcionó un carácter y un afán de superación que le ha llevado a conseguir todo lo que se ha propuesto en la vida y lo que se propondrá.

imagen: Alejandra y sus compañeras de equipo de Gimnasia rítmica de la Universidad de Concepción.

Los valores de exigencia del Colegio Alemán de Temuco impregnaron sus alas para siempre, desde muy pequeñita cuentan que disfrutó aprendiendo de todo aquello que le rodeaba, la pequeña Alejandra destacó en numerosas actividades, desde la materias curriculares hasta las competiciones deportivas. Poco a poco en ella se fue forjando una gimnasta.

Llegada la pubertad y gracias a su afán de superación, Alejandra dejó Temuco y voló a la ciudad de Concepción. Allí estudió con lucimiento su carrera de Derecho y compitió con destello en el deporte de la gimnasia rítmica. Según cuentan los que tuvieron la suerte de compartir su vida en aquellos años, los días en la vida de Alejandra estuvieron  plagados de libros, saltos, carreras, leyes, cintas, jornadas de estudio y entrenamientos. Los éxitos cosechados en la docencia universitaria estuvieron acompañados con triunfos deportivos de primer nivel. Alejandra se coronó campeona de gimnasia rítmica en unos cuantos campeonatos nacionales  universitarios, sus merecidos laureles los consiguió con un maillot de la Universidad de Concepción, defendiendo el mismo escudo que lleva la camiseta de futbol que ilustra este sentimental escrito.

imagen: Alejandra durante el campeonato universitario de Gimnasia Rítmica de Chile

La semejanza en los blasones se debe a que la Universidad de Concepción, institución educativa tradicional de Chile, uno de los centros universitarios más prestigiosos del país andino, ha tenido como meta la educación integral del estudiante, basándose en un principio pedagógico que revindica el uso del deporte como un elemento educativo. Por este motivo la Universidad de Concepción históricamente ha potenciado la práctica de multitud de deportes entre sus estudiantes. La creación de un equipo profesional de futbol en la Universidad Concepción es una idea y un proyecto joven, realmente el equipo de futbol profesional de esta universidad tiene solo  24 años. A pesar de esta juventud juega actualmente en la primera división del futbol chileno y ya ha tenido participaciones en la Copa Libertadores. El equipo del campanil, como se le conoce populosamente en Chile, se caracteriza por tener un espíritu aguerrido propio de los estudiantes universitarios y un alma combativa que singulariza a la ciudad de Concepción.

En mi último viaje a Chile tuve la suerte de visitar la entrañable ciudad de Concepción, pasee por sus calles y por su monumental barrio universitario, respire sus inquietudes y pude darle imágenes a mis pensamientos, ya que las vivencias y los éxitos de Alejandra emanaban con frecuencia en mis conversaciones diarias. En este viaje conecte con una  Alejandra que solo conocía a través de las palabras y una foto que cuelga en el salón de mi casa. Como alguno ha podido deducir, Alejandra  es mi compañera de vida, la madre de mis hijos y un ángel que me cambió la vida construyendo mano a mano un precioso hogar donde se  aloja mi hechizante familia.

imagen: Alejandra durante una exhibición de Gimnasia en la Universidad de Concepción

La camiseta amarilla  de la Universidad de Concepción es una tela que siento como propia porque en ella hay una heráldica que ha forjado a una de las personas que más quiero en esta vida y a la mejor de las acompañantes. El viaje sin ti no tendría sentido. Gracias por todo Alejandra.

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