Sirva este artículo como homenaje al último capitán del Real Madrid, para agradecerle su madridismo y su dedicación ejemplar, además de reivindicar lo incorrecto de la denominación de «la mal llamada Ley Mbappè»
No hace mucho se anunciaba la llegada de Kyliam Mbappè al Real Madrid. Coincidía en fecha con la aprobación de una ley autonómica de la Comunidad de Madrid que, bajo determinadas condiciones, reducía considerablemente la carga fiscal de algunos nuevos residentes en España y más concretamente en la provincia de Madrid. Por esa coincidencia temporal, y nada más, la ley pasó a llamarse Ley Mbappè, gracias a la iniciativa de algunos medios y redes sociales. Por eso a mí me gusta llamarle “la mal denominada Ley Mbappè”.
La llamo “la mal denominada Ley Mbappè” porque no necesariamente podrá ser de aplicación para el fichaje eternamente deseado. Ni mucho menos se redactó para poder hacer viable su fichaje. La ley lo que ofrece es una serie de interesantes ventajas fiscales a nuevos residentes en la Comunidad e Madrid (eso sí lo cumple) pero que, entre otras cosas, tengan previsto llevar a cabo una serie de inversiones (no en inmuebles). Además, los beneficiarios, deben comprometerse a residir más de cinco años en la capital de reino. Por tanto, “la mal denominada Ley Mbappè” estaría atribuyendo a Kyliam una faceta de inversor en boyantes negocios que hasta ahora desconocíamos. Y lo más importante, daría también por hecho una decisión de firmar un segundo contrato con el Real Madrid una vez finalizado el inicial de cinco años, que no ha hecho más que comenzar.
La llamo “la mal denominada Ley Mbappè” porque no necesariamente podrá ser de aplicación para el fichaje eternamente deseado
Por tanto, no digo que Kilyam no vaya a beneficiarse algún día de dicha ley, ojalá lo haga, pero lo cierto es que estaríamos hablando de un largo plazo, que en fútbol significa una vida. Y que estaría sujeto a innumerables factores más allá del régimen tributario.
En definitiva, no sé si “la mal denominada Ley Mbappè” será de utilidad para él o para otros millonarios que quieran ser ciudadanos de la villa y corte. Lo que sí es cierto es que a mí me vale para hablar de un jugador que recientemente ha dejado el club y al que aún estoy a tiempo de rendir mi homenaje. Se trata de Nacho.
El pasado 25 de junio, el canterano y el Club anunciaron que separaban sus caminos después de veintitrés años juntos. En ese tiempo ha desarrollado una carrera intachable, que le ha permitido ser siempre pieza importante de la primera plantilla con la paradoja de no poder decir que alguna vez fue titular indiscutible. Eso sí, nunca puso una mala cara por ello. Su madridismo y sus valores le han impedido siempre considerarse por encima de ningún compañero y mucho menos del club. Él siempre se limitó a trabajar y a hacer ver al entrenador de turno que siempre estaba disponible para ser “el que siempre cumple”. Esa actitud le ha llevado a ser el jugador del Madrid con más títulos junto con Luka Modric, con el añadido de ser uno de los cuatro que ha igualado la leyenda Paco Gento en Copas de Europa logradas. Además, levantó la Decimoquinta como capitán.
¿Y qué tiene que ver esto con “la mal denominada Ley Mbappè”? Pues muy sencillo: lo que Nacho aporta a un club no puede valorarse en el mercado y por tanto tampoco tributa. Y eso supone beneficios enormes a su club. Por eso el madridismo debe estar agradecido a jugadores como Nacho. Jugadores que vivieron y sintieron el club desde niños y que lo han defendido y defenderán por el resto de sus vidas aun sin llevar la camiseta puesta.
De hecho, cuando uno es capitán del Real Madrid, lo es las veinticuatro horas del día. E incluso lo sigue siendo aun cuando no está defendiendo esa camiseta.
De hecho, cuando uno es capitán del Real Madrid, lo es las veinticuatro horas del día. E incluso lo sigue siendo aun cuando no está defendiendo ese escudo. Como los toreros. Por ello me llamó positivamente la atención su actuación en la última Eurocopa, donde tuvo una actuación destacada. No ejercía como capitán porque no ha sido nunca un fijo de la Selección. Para mí, algo injusto en muchas ocasiones. Sin embargo, en la celebración siguió en modo “Capitán del Real Madrid”. Lo percibí al escuchar la canción que escogió en su presentación: “Volver a disfrutar” del Canto del Loco. Es innegable que en los últimos tiempos ha habido una desafección generalizada de aficionados con los que algunos llamaban “La Roja”, sobre todo blancos.
Nacho, con ese gesto y con La Cibeles de testigo directo, quiso mandar un mensaje a todos esos madridistas que no sentían muy suyo el triunfo, invitándoles a subir de nuevo al carro de la Selección. Donde tantas alegrías habían vivido. Siendo tan suyas como de otros aficionados que apoyan a otros clubes. Por eso agradecí su mensaje. Porque, aun estando ya desvinculado del club de su vida, seguía cuidando de los suyos animándolos a sentir de nuevo algo que tan buenos ratos ha hecho vivir a todos. Porque como dijo el Seleccionador: juntos somos más fuertes, a pesar de seguir existiendo asuntos turbios que no merece la pena mencionar para no empañar el triunfo de la Eurocopa ni la despedida de Nacho.
Nacho, con ese gesto y con la Cibeles de testigo directo, quiso mandar un mensaje a todos esos madridistas que no sentían muy suyo el triunfo, invitándoles a subir de nuevo al carro de la Selección.
Ha empezado ya la pretemporada del Real Madrid y por primera vez en muchos años lo hace sin Nacho en la primera plantilla. No se ha fichado a ningún central, entre otras cosas porque buscar un reemplazo para alguien como él no tiene sentido. Es imposible. El Madrid lo superará como ha superado otras marchas de jugadores estrella, pero siempre lo tendrá presente porque el Madrid nunca olvida a sus leyendas. Y Nacho, desde hace poco, es una de ellas.