En muchos ámbitos del mundo de la cultura el fútbol se ve con recelo. Sin embargo, en nuestro país existen importantes y prestigiosos referentes intelectuales estrechamente vinculados al deporte rey. En este articulo recordaremos a algunos de ellos.

Hace muchos años un buen amigo me regalo un libro titulado “El fútbol a sol y a sombra” de Eduardo Galeano. En él había una dedicatoria que decía “Este libro tan bonito habla sobre todo de una pasión que no es bohemia, que es intelectualmente reprochable, que no todo el mundo comprende”. Esa frase escrita a puño y letra asocia al aficionado al fútbol como algo antagónico a una persona ilustrada y culta.

Sin duda, el fútbol es el deporte más seguido del mundo. Su repercusión mediática es incuestionable. Pero no es menos cierto que sobre él se han vertido innumerables reproches. Algunos lo ven como un circo plagado de superficialidad. Otros incluso lo consideran un opiáceo para el pensamiento.

Existe por tanto una idea sobre la cual el fútbol es despreciado, por intelectuales o por el mundo de la cultura en general. Sin embargo, esto no es del todo cierto. Este deporte es parte de la literatura y la historia del siglo XX. La realidad, es que no hay homogeneidad en el trato de la intelectualidad hacia el balompié. Obviamente hay intelectuales que lo rechazan visceralmente. Ejemplos de ellos son Borges o Sánchez Dragó. Pero también existen celebridades con fuertes vínculos futboleros.

El fútbol es el deporte más seguido del mundo. Su repercusión mediática es incuestionable. Pero no es menos cierto que sobre él se han vertido innumerables reproches. Algunos lo ven como un circo plagado de superficialidad. Otros incluso lo consideran un opiáceo para el pensamiento.

Albert Camus, autor de obras como «La peste« o «El extranjero« y nobel de literatura en 1957 fue portero en su juventud. De hecho, fue guardameta de dos equipos semiprofesionales de Argel, Montpensier y el Racing Universitario. La tuberculosis acabó con carrera futbolística. Razón por la cual el mundo perdió a un desconocido cancerbero y ganó un extraordinario literato.

Otro premio nobel con fuertes pulsiones futbolísticas fue Camilo José Cela. El autor de “La Colmena” practicó con empeño el balompié durante su infancia. Primero en su periplo vigués, en el colegio Jesuitas de Bellas Vistas y más tarde en Madrid en el colegio de los Escolapios. Cela nunca fue esquivo con esta pasión y de hecho en 1963 publicó un libro titulado, “Once cuentos de fútbol”.

 

Miguel Delibes, es otro de nuestros grandes escritores que también profesaba una ferviente atracción por el fútbol. Con apenas ocho años era seguidor habitual del equipo de su ciudad, el Real Valladolid. Al igual que Don Camilo escribió sobre el deporte rey. En 1982, con motivo del mundial que se disputaba en España publicó “El otro fútbol”, un relato sobre las vivencias personales asociadas a la práctica de este deporte.

Javier Marías, jamás escondió su afición por el Real Madrid y el Numancia. Pero el autor de “Tu rostro mañana” no se limitó a ser un mero espectador de este deporte. Durante su juventud se desempeñó como un veloz extremo zurdo. El existo literario le permitió, convertirse en articulista de la materia. En el año 2000 publicó el libro titulado, Salvajes y sentimentales, un relato donde describía su estrecha relación con el fútbol.

Otro de nuestros artistas universales, Eduardo Chillida, tuvo vínculos muy estrechos con un histórico equipo fútbol. Su padre, Pedro Chillida, fue presidente de la Real Sociedad entre 1942 y 1945. Durante esos años, el grabador vasco era además el portero titular del conjunto txuri urdin. De hecho, Chillida, se convirtió en uno de los artífices del regreso a Primera División en 1943 del equipo guipuzcoano.

Como afirmó en su momento Cela, “El intelectual debe interesarse por todo lo que está vivo, y el fútbol lo está”. Es un hecho que forma parte de nuestra realidad social. Trivializar su importancia o su repercusión es obviar esencias de la propia realidad.

Seguramente, Vázquez Montalbán, haya sido el intelectual más futbolero de nuestro país. Su famoso artículo “Barça, Barça, Barça” publicado en la revista triunfo en 1956, es un texto magistral sobre la dimensión política del F.C. Barcelona. Almudena Grandes, autora de la Edades de Lulu, fue durante años referente intelectual de la afición colchonera. Con su magistral pluma defendió y relato muchos de los ideales y valores que proyecta el futbol y el Atlético de Madrid en particular.

Como bien decía el escritor peruano Santiago Roncagliolo “El fútbol es en un escenario de lo que somos, lo que deseamos, lo que aspiramos como sociedad”. De hecho, en muchos países el fútbol está inmerso en las propias estructuras sociales. Relevantes aspectos de la vida giran en torno a él. Como afirmó en su momento Cela, “El intelectual debe interesarse por todo lo que está vivo, y el fútbol lo está”. Es un hecho que forma parte de nuestra realidad social. Trivializar su importancia o su repercusión es obviar esencias de la propia realidad. En cualquier caso, el fútbol es algo inherente a la forma de vida de pueblos y países. Un elemento integrador de identidades y de unión de diversidades. En ningún caso debe ser visto como algo trascendental. Parafraseando a Jorge Valdano diremos que “El futbol es lo más importante de las cosas menos importantes”.

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