
El pasado mes de agosto la selección de las Islas Marshal disputó su primer partido oficial. El archipiélago donde se recrea la famosa serie de dibujos de Bob Esponja hizo historia al convertirse en el último país del mundo en tener su propio combinado nacional.
¡Vive en una piña debajo del mar! ¡Bob Esponja! …durante años, el estribillo de esta canción se repitió sin cesar en el salón de mi casa, en la cocina, en el ascensor, en el coche, en cualquier lugar donde estuvieran mis hijos. Los culpables, unos dibujos animados protagonizados por Patricio, Calamardo y una esponja amarillenta llamada Bob.
Aquel asombroso mundo de fantasía, repleto de corales, piñas y estrellas de mar se ambienta en un lugar llamado fondo Bikini. Pues bien, ese paraje, es básicamente el sótano del Atolón Bikini, un anillo insular ubicado en las Islas Marshal, país de Oceanía compuesto por más de cien islas y con cerca de cuarenta mil habitantes.
Desde 1521 las Islas Marshal formaron parte del Imperio español, sin embargo, el declive y la decadencia que fue viviendo nuestro país provocó que a finales del siglo XIX se vendieran a Alemania. El dominio germánico duró poco, Japón ocupó el archipiélago en los primeros años del siglo XX. Si bien, la derrota nipona en la II Guerra Mundial conllevó un nuevo cambio de soberanía. En la década de los cuarenta las Islas Marshal pasaran a ser administradas por Estados Unidos. Finalmente, en 1990, conseguirán ser un país independiente, ese año Naciones Unidas las reconoció como una nación autónoma.
Durante el dominio americano las islas se convirtieron en un laboratorio bélico. Entre 1946 y 1958, sesenta y siete bombas nucleares fueron detonadas en el archipiélago. La más potente de todas, Castle Bravo, fue detonada en el Atolón Bikini. Tal vez, la radiación que desprendió aquella terrible explosión provocó la aparición de una esponja parlanchina y amarillenta llamada Bob, un pulpo con forma de calamar de nombre Calamardo y una estrella de mar rosa al que todo el mundo conoce como Patricio.
El pasado 14 de agosto, un grupo de futbolistas originarios de estas peculiares islas, se enfrentó a la selección de las Islas Vírgenes Estadunidenses. Ese partido supuso el debut oficial de la selección de fútbol de las Islas Marshal.
El pasado 14 de agosto, un grupo de futbolistas originarios de estas peculiares islas, se enfrentó a la selección de las Islas Vírgenes Estadunidenses. Ese partido supuso el debut oficial de la selección de fútbol de las Islas Marshal. A pesar de la importancia del acontecimiento, el equipo marshalés no jugó en ningun campo o estadio ubicado en su archipiélago. El escenario fue Arkansas, un lugar donde existe una importante colonia de ciudadanos de origen marshalés.
Tras los noventa minutos el marcador reflejó una contundente victoria de las Islas Vírgenes por cuatro goles a cero. Sin embargo, hay ocasiones, donde el resultado es lo de menos. Comenzar a competir, era sin duda, la mayor victoria para las Islas Marshal. Un país donde el fútbol era prácticamente inexistente.
De hecho, la Federación de Fútbol marshalés, apenas tiene un lustro de vida. Fue creada en 2021, gracias al impulso de Shem Livai, un empresario local influenciado por la pasión de uno de sus hijos por el balompié. Su creación no supuso la llegada de una selección nacional. En realidad, el primer objetivo de los neófitos dirigentes fue introducir el fútbol, tanto masculino como femenino, en las escuelas del país. Antes de tener un equipo que representara a sus islas había que crear aficionados, jugadores, incluso entrenadores.
A finales de 2022 la nueva Federación contactó con Lloyd Owers, un entrenador inglés con licencia UEFA. Le ofrecieron el cargo de director técnico y el reto de crear una selección. Owers no lo dudó y asumió el desafío.
En julio de 2024, el entrenador ingles consiguió organizar un torneo en Majuro, la capital del país. No se trataba de un campeonato oficial, ni siquiera los equipos que participaban tenían once jugadores, pero fue un inicio. De hecho, el torneo sobrepaso fronteras y asistieron equipos de Micronesia y Kiribati.
Tras este campeonato, Lloyd Owers, comenzó un proceso de reclutamiento de futbolistas. Su objetivo, armar un equipo que pudiera defender la nueva camiseta azul con rayas naranjas de la selección de las Islas Marshal.
la existencia de la selección de las Islas Marshal tiene una importancia histórica. Los seleccionados por Lloyd Owers han hecho al fútbol un deporte más global si cabe. De los ciento noventa y tres países reconocidos por Naciones Unidas, solo las Islas Marshal, carecía de selección. Por tanto, ahora ya se puede decir, sin temor a equivocarse, que el fútbol está presente en todos los rincones del planeta.
Durante un año, Owers buscó y analizó a cientos jugadores. Lo hizo en torneos de aficionados, a través de redes sociales, incluso rastreó las bases de datos de multitud de clubes para localizar futbolistas con pasado marshalés. Su esfuerzo tuvo recompensa, al iniciarse el verano había conseguido veinte peloteros para formar el primer equipo de las Islas Marshal.
A simple vista el partido disputado el 14 de agosto podía parecer uno más de los miles que se juegan a diario en el mundo. Pero en realidad la existencia de la selección de las Islas Marshal tiene una importancia histórica. Los seleccionados por Lloyd Owers han hecho al fútbol un deporte más global si cabe. De los ciento noventa y tres países reconocidos por Naciones Unidas, solo las Islas Marshal, carecía de selección. Por tanto, ahora ya se puede decir, sin temor a equivocarse, que el fútbol está presente en todos los rincones del planeta.
En definitiva, en el verano de 2025 un grupo de muchachos representó futbolísticamente al país de Bob Esponja, Calamardo y Patricio. Sin duda, se trata de un importante e histórico paso para este pequeño archipiélago. Seguramente el primero de un largo camino que aún está por andar. Las Islas Marshal todavía no forma parte de la Confederación de Fútbol de Oceanía, ni siquiera son miembros de la FIFA. El siguiente objetivo de Lloyd Owers y de la federación marshalés será alcanzar el reconocimiento total para participar en las eliminatorias mundialistas. Quien sabes, tal vez un día, Bob Esponja esté presente en un Campeonato del Mundo.