Finalmente se jugó la final de la Libertadores y la ganó River, mejor dicho, el trofeo se lo lleva River porque los “millonarios” al igual que los “xeneizes” de Boca, como todo el fútbol argentino, han perdido y mucho. Han perdido la oportunidad de disfrutar una final en una capital, Buenos Aires, que vive el fútbol como una religión. Y los integrismos, que por desgracia acaban atrapando en muchos casos a las religiones, se llevaron la final a nada menos que diez mil kilómetros de distancia con un océano de por medio.

Imagen: Vista aérea del escenario de la final de la Libertadores

El azar, el negocio o quizá la lógica dejó la final en Madrid. La decisión, más o menos polémica, de llevar esta final a Europa ha dado la oportunidad a la capital española de mostrarse al mundo como un lugar seguro y capaz de organizar eventos de talla mundial sin la presencia de altercados considerables. Hay que reconocer que esta decisión ha permitido disfrutar de la bendita locura del fútbol argentino sin sufrir la lacra de la violencia que en forma de Barra Brava lo fagocitó hace algunos años.

Esta decisión ha permitido disfrutar de la bendita locura del fútbol argentino sin sufrir la lacra de la violencia.

Decíamos que la decisión de sacar el clásico de Buenos Aires era polémica porque el fútbol está para que lo disfruten sus aficionados y difícilmente lo pudieron hacer la mayoría de seguidores con un partido lejos de sus casas y en un horario diferente. Además, siempre estará detrás la sospecha de que ha sido la excusa perfecta que ha usado la CONMEBOL para así vender su producto en Europa y hacer caja en futuras temporadas, algo muy parecido a lo que intenta Tebas con el fútbol español en los Estados Unidos.

Imagen: River y Boca juegan a final de la Libertadores en Madrid

De lo que no cabe ninguna duda es de que Madrid era el lugar idóneo para su celebración una vez tomada la decisión. Además de los lazos culturales e históricos que unen España con Latinoamérica, no en vano el nombre de la Copa “Libertadores” hace alusión a esa época de la historia que los unió aunque quizá con la connotación menos fraternal posible, Madrid desde hace años es el epicentro del fútbol de primer nivel. Y no sólo porque, tal y como contamos en esta misma revista en el mes de agosto con el titular “La Primera de juega en Madrid”, este año se ha dado la inédita circunstancia de que cinco equipos de la Comunidad de Madrid están presentes en la primera división, sino porque además cuatro de las últimas cinco copas de Europa se han celebrado en la fuente de la Cibeles con el hito histórico de que dos de esas finales se jugaron entre equipos de la misma ciudad. Y es que no sólo el Real Madrid ha aportado éxitos y visibilidad futbolística a la ciudad. El Atlético además de esas dos finales fatales para ellos ha aportado éxitos en forma de triunfos en la Europa League y como colofón, su sede, el nuevo Metropolitano albergará la final de la Champions de 2019.

Madrid era el lugar idóneo para su celebración una vez tomada la decisión.

Imagen: Torre del Ayuntamiento de Madrid días previos a la final de Champions League de 2013

Hace treinta años, la famosa ‘Movida Madrileña” puso a Madrid en el mapa como una ciudad transgresora y estandarte se su recién estrenada libertad. No en vano el catalán Loquillo, habitual de sus calles, o más bien de sus noches, proclamaba en una de sus canciones que “ha muerto el silencio en las calles de Madrid”. Algo así ha pasado en esta década en lo que a lo futbolístico se refiere. El Santiago Bernabéu, situado en el corazón financiero de la ciudad, se ha convertido en el estadio en el que se han jugado finales de Copas de la UEFA, Copas de Europa, Mundial FIFA y ahora Libertadores. Y las aficiones de la ciudad han paseado orgullosas el nombre de Madrid por todos los rincones de Europa y del mundo. Si Amberes es la ciudad de los diamantes, Ámsterdam por ejemplo es la ciudad de las flores y Londres, entre otras cosas y a pesar que por allí no hay una sola cepa que merezca la pena, es la ciudad donde se decide el devenir de mundo del vino, ¿por qué no decir, aunque a los intelectuales les hierva la sangre, que Madrid es la “Capital Mundial del fútbol”?

Leave a comment.

Your email address will not be published. Required fields are marked*