138 días. Eso es exactamente lo que ha durado Lopetegui al frente del equipo técnico del Real Madrid. No iba a ser fácil, todo el mundo lo sabía, pero a pesar de ello Julen Lopetegui aceptó el reto y apostó fuerte. Quizá en esa apuesta no contaba que iba a entrar el hecho de no entrenar a la selección durante el Mundial de Rusia pero lo cierto es que todo sucedió así y ya no se puede cambiar el pasado. En la vida la gente asume riesgos y muchas veces las cosas no salen como deberían. No es el primero ni será el último al que le va mal un negocio o un proyecto personal por el que sacrifica muchas cosas y termina dándose de bruces con la realidad y comprendiendo que no se estaba preparado o simplemente que quizá no era el momento para acometerlo.

Cesan a Lopetegui porque una plantilla como ésta, vigente campeona de Europa y con ocho candidatos a Balón de Oro, no puede estar noveno en Liga tras 10 jornadas habiendo perdido 5-1 en el campo de tu máximo rival.

Llegan tiempos de especulación e incertidumbre en la casa blanca, dónde la única verdad en este momento es que el club ha decidido cesar a Lopetegui por unos motivos en los que ahí no caben especulaciones porque el real Madrid lo ha dejado muy claro en su comunicado. Cesan a Lopetegui porque una plantilla como ésta, vigente campeona de Europa y con ocho candidatos a Balón de Oro, no puede estar noveno en Liga tras 10 jornadas habiendo perdido 5-1 en el campo de tu máximo rival. Es la verdad y no pasa nada por decirlo. Es más, se agradece hoy en día la sinceridad, la ausencia de paños calientes y el prescindir del exceso de corrección política. Lopetegui cobrará un jugoso finiquito, merecido porque es lo firmado y porque como se ha dicho antes apostó fuerte por ir al Real Madrid y dejará paso de momento a Solari, el Indiecito, inicialmente de forma temporal mientras la dirección deportiva, o Florentino en persona,  le busca un sustituto capaz de revivir a una plantilla en la que no se termina de saber cuál es su punto débil, si la total ausencia de gol o la mala forma e inseguridad de una defensa en la que aquellos que nunca fallaban se han convertido en un manojo de nervios cada vez que el rival pasa de medio campo.

Respecto al sustituto de Solari y por tanto de Lopetegui, no hay nada claro. Parte de la grada pide a gritos un sargento de hierro al estilo de Antonio Conte o incluso Jose Mourinho, que aún sigue en el Manchester United porque se agarra a su caro despido pero que quizá viendo la puerta del Paseo de la Castellana abierta decida por sí mismo cambiar de aires. Ambos son entrenadores que no garantizan títulos porque no pasan por los mejores momentos de sus carreras pero no parece que a ese sector de la grada les preocupe. Simplemente el hecho de imaginarse a una plantilla que acusan de poco comprometida sometida al régimen de la ausencia de teléfonos móviles y la perdida de voz de mando por parte de las vacas sagradas ya les supone una cierta satisfacción. Lo cierto es que a día de hoy parece que ninguno de los dos está cerca y que el Real Madrid está pasando por el mismo trance que a finales de la temporada pasada tras la espantada de Zidane. El Madrid exige mucho y viene de una época dorada de nada menos tres Champions consecutivas y eso, como ya se comentó en su día, asusta. Es más, en su famoso comunicado de cese de entrenador el club deja bien claro que se considera vivo en todas las competiciones y por tanto al que venga le exigirán ganar todo porque ese es su ADN. Solamente la opción de poder añadir al currículum un nada fácil de conseguir título de campeón del mundo de clubes parece ser el único aliciente deportivo que puede ofrecer en estos momentos el club blanco y eso no parece ser suficiente para un gremio en el que no abundan valientes del estilo a Lopetegui. Al Cesar lo que es del Cesar…

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