En la historia del fútbol hay jugadores diferentes y este es el caso de Astutillo Malgioglio. Un portero italiano de los años 80 cuyo prioridad siempre fue el ayudar a los chicos discapacitados antes incluso que triunfar en el fútbol de primer nivel. No le resultó fácil ser así. 

La reciente crisis del COVID-19 y su correspondiente confinamiento ha puesto a prueba a toda la sociedad, de la cual los futbolistas forman parte y no han podido ser ajenos a la circunstancia de tener que quedarse en sus casas esperando a que se retome una actividad que en su caso no da mucho pie al “teletrabajo” y por tanto les ha obligado a estar ociosos durante muchas horas. Son muchas las formas que los futbolistas han tenido para ocupar su tiempo y muchos los que han decidido hacerlas públicas en esta época de Redes Sociales. Así pues, algunos pasarán a formar parte del “Diario de Confinamiento” como trabajadores responsables que se han cuidado físicamente de forma extraordinaria en sus gimnasios domésticos, otros aprovecharon para hacer sus primeros pinitos como actor, en otros casos invirtieron horas en demostrar lo bien desarrollada que tienen su faceta “gamer” participando en torneos de videojuegos online y otros, los menos, decidieron que querían que se les recordase en este confinamiento como personas preocupadas por los demás.

Keita Baldé jugando para el A.S Monaco F.C.

Así pues hemos podido vivir de forma cercana como un jugador de origen senegalés, nacido en España y que juega en Francia, optó por ayudar a los jornaleros que trabajan la fruta en las fincas ilerdenses a tener un alojamiento digno durante la campaña de recolección. Su nombre es Keita Baldé, juega en el Lyon y después de ver un reportaje en el que aparecían las condiciones en las que vivían estos trabajadores, inmigrantes prácticamente en su totalidad, decidió que no podía quedarse parado, por lo que alquiló un inmueble en el que estas personas pudieran descansar de forma apropiada tras las duras jornadas laborales.

Pero merece la pena recordar otra interesante historia, bastante desconocida en España, de un futbolista en cuya escala de prioridades siempre estuvo el ayudar a los demás por encima incluso  de sus propios intereses deportivos.

Keita Baldé es un ejemplo de futbolista comprometido con la sociedad al que sus orígenes humildes le enseñaron que hay cosas más importantes que el dinero y que se siente afortunado, como él dice, no por ser futbolista de élite, sino por la familia que tiene. No se puede decir que sean muchos los caso de este tipo de futbolistas que se han visto a lo largo de la historia pero sería injusto decir que es el único. Nombres como Geroge Weah, Frédéric Kanouté, Juan Mata u hoy en día el propio Sadio Mané, son nombres más o menos recientes del fútbol que han mostrado su lado más solidario y que la sociedad ha sabido reconocer y poner en valor. Pero merece la pena recordar otra interesante historia, bastante desconocida en España, de un futbolista en cuya escala de prioridades siempre estuvo el ayudar a los demás por encima incluso  de sus propios intereses deportivos, pero que en este caso la propia sociedad no le reconoció como merecía, más bien todo lo contrario.

El portero Italiano Astutillo Malgioglio

El nombre de nuestro personaje es el de Astutillo Malgioglio, original de Piacenza (Italia), que desarrolló su carrera en el fútbol italiano llegando a ser portero de equipos punteros de la Serie A. Su físico imponente no le llevó a ser uno de los grandes porteros de la historia del “calcio”, era un gran “dodicessimo” como dicen en Italia, cuya carrera se desarrolló más sentado en el banquillo que bajo los palos. Pero lo más grande de Astutillo no era su físico, él era, sobre todo, un hombre de gran corazón. Y ese corazón le llevó, además de licenciarse en medicina al tiempo que jugaba el fútbol, a dedicarse a los más desfavorecidos  desde las navidades de 1977, en las que con 18 años asistió a una cena con niños con discapacidad invitado por unos amigos. Desde aquella fecha, marcada en rojo en la línea de la vida de nuestro protagonista, que era católico convencido, dedicó grandes esfuerzos personales y económicos para ayudar a todo aquel que la vida no había tratado bien.

…nuestro protagonista, que era católico convencido, dedicó grandes esfuerzos personales y económicos para ayudar a todo aquel que la vida no había tratado bien.

En lo relativo a su carrera deportiva, Astutillo Malgioglio comenzó su andadura en los juveniles del Cremonese, desde donde pasó al Bologna para dar el salto al Brescia, con la que llegó a la Serie A en 1980. En el Brescia no tuvo suerte y vivió un descenso. Diferencias con el entrenador en la temporada siguiente, relacionadas ya con su “otra vida” y su dedicación a los niños con discapacidad, le hizo cambiar de aires de nuevo y terminó llegando a Roma para jugar en la A.S. Roma tras un fugaz paso previo por el equipo de la ciudad de Pistoia que justo en la 82-83 estaba en la Serie B después de haber  vivido su única temporada en la élite del fútbol italiano. En la A.S Roma de Eriksson estuvo dos temporadas en las que nunca llegó a disfrutar de la titularidad, en realidad casi nunca a lo largo de su carrera deportiva lo fue. Quizá porque para él el fútbol no era su prioridad. Aun así decidió probar suerte en busca de más minutos en el equipo vecino de la Lazio, que aquel año estaba en la Serie B.

Plantilla de la A.S Lazio en la 85-86

Aquella decisión a la postre se acabaría revelando como una mala decisión, o al menos en una decisión que le marcaría para siempre, convirtiéndose en una estancia en el equipo lacial insostenible, que terminaría de la peor manera posible. El que conozca a la afición de la Lazio sabrá que es una afición exigente y que entre sus “tiffossi” cuenta con un cierto sector muy beligerante que en algunos casos ha superado los límites del respeto y la tolerancia. Con el portero Malgioglio se dio uno de esos casos. Aquella temporada con la Lazio en segunda división no era una temporada fácil. El juego del equipo era mejorable y la afición comenzaba a tomar a Malgioglio, que además tenía pasado “romanista” y a su familia como el blanco de las críticas. Como ya le había pasado en otros equipos, su dedicación fuera del terreno de juego a los niños con dificultades motrices era utilizado como arma arrojadiza a la hora de justificar poco compromiso con el equipo. La ira de los aficionados había traspasado ya al plano personal. Su coche había sido destrozado en una ocasión y su mujer y su hija eran insultadas cuando hacían su vida normal.

La ira de los aficionados había traspasado ya al plano personal. Su coche había sido destrozado en una ocasión y su mujer y su hija eran insultadas cuando hacían su vida normal.

La situación para nuestro protagonista llegó a un punto de no retorno un 9 de marzo de 1986 en un partido Lazio-Vicenza que se disputaba en el Olímpico de Roma.  El equipo no estaba jugando bien y Astutillo no era una excepción. Sendos errores suyos llevaron al equipo a perder por 3-4. La grada explotó contra el guardameta con el epicentro de las críticas saliendo de la “Curva Nord”. Insultos de todo tipo y un “vuélvete con tus monstruos” taladraron la cabeza de Malgioglio que terminó por perder la paciencia. Al salir del terreno de juego decidió quitarse la camiseta, escupir en ella y tirársela a la grada. La afición lógicamente responde con más rabia, al igual que la directiva que  le suspende indefinidamente y le denuncia por falta de respeto a la institución. El portero no esperó a que se llevara a cabo ningún juicio. Rescindió su contrato y tomó la decisión de abandonar el fútbol. Ese deporte, a esos niveles, a pesar de haber podido jugar en “Serie A” llegando incluso a ser convocado en su día por la selección Sub-21, no era para él.

Astutillo Malgioglio con la camiseta del Inter de Milán

Un buen día, estando en su Brescia natal dedicado al cien por cien a “sus niños”, una llamada de teléfono inesperada le hizo replantearse aquel adiós al fútbol que se había gestado el fatídico 9 de marzo en el Olímpico. Giovanni Trapattoni le quería para su Inter de Milan y para ello le ofreció un contrato en blanco que no pudo rechazar. Trapattoni buscaba un buen portero pero también se fijaba mucho en la calidad de las personas y en eso él era insuperable. La propuesta lo sedujo y allí pasó los cinco mejores años de su carrera. No encontró la titularidad ya que en frente tenía al gran Walter Zenga pero sí gozó de la humanidad que tanto le había costado encontrar en sus destinos anteriores. Su dedicación a los niños discapacitados no sólo no era perseguida ni criticada, sino que eran apoyadas desde el plano económico. Llegó incluso a implicar al propio Klinsman en ellas para que se pasase por el gimnasio donde él impartía terapias en Piacenza o  participase en comidas benéficas con los chicos y sus familiares. En aquellos años, además de seguir practicando terapias a los niños de su asociación y obtener importantes fondos para renovar los equipamientos de su gimnasio, llegaron títulos como el campeonato de liga de 1989 y una copa de la UEFA.

…el destino, como diría Sabina, le reservó una broma macabra durante aquel lustro feliz en Milán.

Sin embargo el destino, como diría Sabina, le reservó una broma macabra durante aquel lustro feliz en Milán. El 4 de marzo de 1990 el Inter debía ir a jugar contra la Lazio a Roma. Los acontecimientos que llevaron a Malgioglio a abandonar la entidad lacial aún estaban latentes y si bien el escenario no era el mismo, ya que el Estadio Olímpico estaba siendo adecentado para el Mundial de Italia’90,  la afición que ocupaba el otro estadio de la ciudad, el Flaminio, era la misma. La broma en cuestión consistió en una inoportuna lesión de Zenga que convertía a nuestro protagonista en titular en aquel escenario. Malgioglio comentó la circunstancia con sus directivos y lo inoportuno de su participación en ese partido pero el presidente de aquel momento del Inter, Pellegrini, le recomendó que llevase un ramo de flores a la grada en señal de paz tras lo cual muy probablemente los ánimos se calmarían. Nada más lejos de la realidad. Aquel paseo de “Tito”  hasta la grada se convirtió en una caminata eterna entre una lluvia de objetos que llegaron a herirle. Aquel partido empezó con quince minutos de retraso debido al incesante lanzamiento de objetos. Pilas, monedas, transistores,… todo caía sobre la portería de Malgioglio pero el árbitro no optó por la suspensión del partido.  Al final los locales ganaron 2-1 pero el bueno de nuestro portero fue el mejor del partido. Supo mantener la calma y abstraerse de algún modo de aquel infierno.

Astutillo Malgioglio jugando para la A.S Roma

 

En el 91, con la salida de Trapattoni del Inter, deja el equipo “neroazzurro” como no podía ser de otra manera y se va un último año al Atalanta, en el que además de seguir siendo suplente sufre una serie de problemas físicos que le hacen dejar el fútbol definitivamente a los 34 años.

Astutillo Malgioglio rodeado de jóvenes

Una vez abandonada su carrera profesional, el propio mundo del fútbol no tardó en olvidarse de él, notándolo drásticamente en la recepción de fondos y ayudas lo que le obligó a tomar la decisión de cerrar su gimnasio en 1994, aun así trataba de seguir prestando sus servicios terapéuticos desplazándose a casa de aquel que se lo pedía. Son años duros para Astutillo Malgioglio, que por motivos personales se ve obligado también a dejar de impulsar su asociación benéfica “Era 77” en el 2001. Pero en la naturaleza de Malgioglio nunca estuvo presente el verbo rendirse. Hoy en día, sigue dedicándose junto a su inseparable mujer Raffaella a ayudar a chicos con problemas físicos o mentales a través de terapias relacionadas con el deporte. También organiza partidos benéficos con el objetivo de fomentar la integración de jóvenes discapacitados en los que se vuelve a vestir de portero y así es feliz. Él se quita méritos pero lo cierto es que con los años le han llegado los reconocimientos a su vida extra-futbolística que durante su carrera en activo le negaron. Como es el caso del Premio Deportivo  “Più” en 1995, en 2017 el ISUPP que lo identifica como una “persona de bien” o el reconocimiento por parte del Inter de Milán en 2019 mediante el premio BUU (Brothers Universally United) debido a que “el ejemplo que ha establecido y  su dedicación a ayudar a los necesitados se alinean perfectamente con lo que el club valora” o por último, la elección de los aficionados del Brescia como el mejor de “sus porteros” del siglo, que es una manera de demostrarle el cariño que le tienen desde su importante participación en la década de los 80.

Malgioglio posa junto con “sus chicos” en un partido benéfico

Hoy en día Astutillo Malgioglio  sigue escribiendo su historia bajo la premisa de ayudar a los demás en todo lo que esté en sus manos. Y esa historia es la de un hombre que reconoce que probablemente  pudo ser mejor jugador de lo que fue y que todas sus decisiones en su carrera deportiva fueron tomadas siempre bajo un prisma extra-futbolístico. Y lo mejor de todo es que no se arrepiente de nada.

4 thoughts on “Astutillo Malgioglio. Cuando el fútbol no lo es todo

  1. Una historia preciosa en momentos en el que se echan de menos ejemplos de vida a seguir! Gracias por compartir esta historia tan bonita!

  2. Muchas gracias!! Astutillo, un fenómeno en Italia aunque poco conocido en otros países. Nos alegramos de que te haya gustado

  3. Olè vosotros por este artículo tan precioso y olé Astutillo Malgioglio, cromo inolvidable de nuestros álbumes de cuando éramos niños.

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