Parece que no es posible disfrutar de una travesía tranquila en esta nave. Después de la tempestad con la que iniciamos rumbo provocada por la dimisión de Zidane y cuando parecía que podíamos dejar el piloto automático unos días funcionando mientras tomábamos el sol en cubierta acompañados de una cervecita fresca a la vez que disfrutábamos del mundial, una enorme ola nos abofetea la cara y nos hace levantarnos para tomar de nuevo los mandos, parece que viene fuerte marejada.

El tren del Real Madrid pasa pocas veces y si uno se ve preparado debe subirse aunque sea saltando de otro tren que circula ya a más de 200 kilómetros por hora.

Todos sabíamos que el Real Madrid estaba sin entrenador desde hacía varios días. La prensa especializada había decidido ya nuevo Mister y parecía que sólo faltaba esperar a concretar la fecha de comunicación oficial. De repente, una noticia salida del mismo departamento de comunicación del Club nos deja a todos fuera de juego diciendo que Lopetegui, flamante seleccionador nacional invicto, había fichado por el Real Madrid para las próximas tres temporadas. Había que ponerse a cubierto porque empezaba ya la tormenta. A la noticia del fichaje le seguía veinticuatro horas más tarde la del cese de Julen de su puesto de seleccionador nacional por parte de la Real Federación de Fútbol, que había decidido renovarle hacía tan sólo una semana. España se quedaba por tanto sin entrenador a dos días del inicio del mundial, acusado de haber sido infiel a la directiva y de ser un agente desestabilizador a escasas horas del debut mundialista. Una vez pasados unos días y de haber leído y escuchado todo tipo de versiones, según mi punto de vista, Lopetegui recibió una oferta de las que no se pueden rechazar. El tren del Real Madrid pasa pocas veces y si uno se ve preparado debe subirse aunque sea saltando de otro tren que circula ya a más de 200 kilómetros por hora. Y eso es lo que hizo Julen y probablemente lo que haríamos la gran mayoría de personas en su situación. Una vez aceptado el reto, le quedaba la parte más delicada, es decir, encontrar el momento adecuado para saltar de un tren a otro sin que haya víctimas. Lopetegui, probablemente aconsejado por el Real Madrid al que le interesaba anunciar al sustituto de Zidane cuanto antes, pensó que antes de que la noticia saliera a la luz pública a través de alguna de las decenas de personas que toman parte en una firma de contrato como esta, que van desde un notario hasta el chico que hace fotocopias, sería mejor anunciar su marcha antes de que España hubiese jugado partido alguno para que, una vez pasados los dos o tres días de escándalo nacional, las aguas volvieran su cauce en cuanto el árbitro pitara el inicio del partido contra Portugal. Pero nada más lejos de la realidad, el anuncio fue interpretado por la Real Federación y por gran parte de la prensa como una traición de alto rango en la que se ponía además a la directiva presidida por Florentino Perez como el motor del mecanismo que había movido los hilos para desestabilizar el ambiente tranquilo de la Selección. La reacción de la Federación, azuzada sin duda por parte de la prensa, incluso de aquella a la que habitualmente el concepto de España y su selección no les suele preocupar mucho, no se hizo esperar y el tema acabó como todos sabemos. Sólo espero que el fatal desenlace le pillase al bueno de Lopetegui en su habitación del hotel cerquita de la cama, que ya sabemos lo propenso que es este hombre a los desmayos. Personalmente me siento incapaz de asegurar si hubo conversaciones entre el Real Madrid y la Federación antes del anuncio, al igual que de buscar una solución perfecta a esta situación para que no hubiese habido “víctimas”, entre otras cosas porque creo que no la hay. Lo único que quiero creer es que ni el Real Madrid ni Lopetegui buscaron perjudicar a la selección en un momento tan importante y digo quiero creer porque de no ser así sentiría una profunda decepción con la figura del presidente blanco.

Pero bueno, no dejemos que la tempestad nos afecte a nuestro rumbo y acabemos confundiéndonos de puerto de destino. A la tripulación de la Lacha Vikinga le interesa lo que pase en el Real Madrid y ésta está de enhorabuena porque ya tiene entrenador. Debo reconocer que yo, al igual que la Federación,  entré en “shock” al conocer la noticia ya que daba por hecho que los tiros del sustituto de Zidane iban por otras latitudes, quizá parte del enfado de la prensa antes mencionada viene porque una vez más han demostrado que iban muy desencaminados a la hora de revelar noticias. La verdad es que no veía a Lopetegui como el próximo entrenador del Real Madrid. Para mí el candidato ideal, a pesar de que Zidane no cumplía en su día la premisa, debía tener un currículum cargado de títulos y además tener experiencia en gestionar vestuarios llenos de egos e intereses personales. Lopetegui no pasaba de haber tenido una actuación discreta en el Oporto y ahora una trayectoria invicta pero un tanto anodina con la selección de fútbol, eso sí, que a nadie se le olvide que en su promoción de entrenadores era el cerebrito que todo lo sabía y que sacó las mejores notas, que conoce la casa porque estuvo en ella tanto de jugador como de entrenador y porque parece una pieza importante para acompañar la tendencia “españolizadora” de la plantilla que desde hace algunos años Florentino Pérez parece que ha querido implantar. En definitiva, una vez superada la tempestad y ya puestos a cubierto, creo que después de pensar en muchos nombres, creo que Lopetegui efectivamente es la mejor opción, simplemente porque no se me ocurre otro candidato idóneo para ocupar el banquillo blanco después de la era “Zizou”. Hubiera sido deseable haberlo recibido en otras circunstancias y con un título de campeón del mundo debajo del brazo pero no ha podido ser así. En cualquier caso, Julen, bienvenido a bordo y espero que, por el bien de todos, tu estancia en el Madrid compense los malos ratos que hayas podido haber vivido estos fatídicos días previos al mundial de Rusia.

Ahora sí, extiendo de nuevo la hamaca, pongo cervezas a enfriar y me dispongo a disfrutar del Mundial que parece que empieza movidito. ¡Hasta la próxima tormenta!

Leave a comment.

Your email address will not be published. Required fields are marked*