Este año el Real Madrid ha tenido muchos jugadores destacados, pero hay uno que es algo especial y al que quizá no se le reconoce toda su valía e importancia en los triunfos logrados. Hablamos de Ferland Mendy.

Son muchos los jugadores del Real Madrid a los que estos días se les está alabando por la gran temporada que están haciendo. Nadie podría imaginarse, cuando no hacían más que romperse ligamentos en el vestuario blanco, que a estas alturas el Real Madrid podría tener la Liga encarrilada y serias opciones de alcanzar otra final de Champions League. La defensa estaba aparentemente rota desde el inicio. La simple idea de enfrentarse a una temporada sin Courtoise, Militao y Alaba daba miedo. Sin embargo, la aparición de un Rüidger estelar, así como de otros jugadores que han dado la talla, han convertido al Real Madrid en un equipo al que es muy difícil hacerle un gol. Antonio Rüdiger ha sido justamente reconocido por la critica y el público. Todo el mundo le identifica como uno de los jugadores de la temporada. Sin embargo, para mí, hay otro compañero de la defensa al que no se le reconoce su trabajo como es debido. Ni este año ni probablemente en los anteriores. Es más, considero que a veces se le ha tratado incluso mal por buena parte de la afición y de la prensa (lo de la prensa lo entiendo). Dando por hecho su no continuidad. Me refiero a Ferland Mendy.

Ferlnad llegó al madrid hace casi cinco años años. Tuvo la difícil misión de asumir la banda izquierda después de una época que había encadenado a Roberto Carlos y Marcelo. Dos laterales ofensivos, probablemente los mejores de la historia. Él era diferente. Quizá no era tan exuberante a la hora de atacar, pero aún así ofrece un aporte ofensivo innegable. Lo mismo que su forma de defender. Es más, a día de hoy se habla de él como el mejor lateral izquierdo defensivo. Igualmente, hay gente que le cuestiona.

Es más, a día de hoy se habla de él como el mejor lateral izquierdo defensivo. Aun así, hay gente que le cuestiona.

Siempre me gustó Mendy. Me parece un jugador especial. Quizá no es un lateral tan “académico” y ortodoxo como a los que se está acostumbrando el futbol de hoy en día. Me da la sensación de que él se limita, simplemente, a disfrutar de este juego. Por eso sonríe siempre. Por eso es capaz de sacar un balón haciendo una ruleta en área propia o salvar una eliminatoria de Champions con un despeje sobre la línea. Siempre juega al límite. Como si cada partido fuera el último. Quizá es la secuela que le dejó la lesión crónica que padece y que incluso de joven parecía que podía apartarle del futbol para siempre.

En cierto modo me identifico con él en un aspecto. A mi siempre me atrajo el esquí. Pero lo cierto es que empecé a practicarlo ya con treinta años. No es una edad propicia para empezar con deportes que castigan mucho ciertas articulaciones. Aun así, me las apañé para conseguir un nivel suficiente que me permitiera acceder a cualquier tipo de pista y subir y bajar del telesilla de forma digna. Cuando hago un descenso lo hago con un cierto descontrol. Negocio cada curva como si fuera la última. Porque realmente hay muchas posibilidades de que lo sea. Tengo la sensación de deslizarme a una velocidad cercana a los doscientos kilómetros por hora, aunque no supere los veinte. Derrapo hasta el punto de que es muy habitual sentir la nieve salpicándome en la cara. Tiro mucho de piernas. De hecho, cuando termino una bajada lo hago como si el esfuerzo hubiera sido el de una prueba de los diez mil metros metros obstáculos de algún campeonato de atletismo.  En muchas ocasiones me veo superado por esquiadores de gran nivel cuya técnica les permite tomar las curvas como si fuesen sobre raíles. Parece que flotan, no hacen ruido. Su velocidad es elevada, pero parece que no se les mueve ni los flecos de la bufanda. Y yo me pregunto: ¿Disfrutarán tanto esa bajada como yo lo hago? Y ahí es donde me acuerdo del bueno de Ferland.  ¿Qué gracia tiene limitarse a coger la pelota, correr y centrar? ¿Por qué buscar apoyo de los compañeros en defensa si puedo valerme yo solo para atacar al delantero y robarle el balón? Mendy es espectáculo. Porque además de ese despliegue físico insuperable que muestra cada partido, no se limita a hacer lo que manda el manual de instrucciones de los jugadores obedientes. No escatima fintas, ruletas, bicicletas o taconazos. Él ve una pendiente y se tira. Y casi siempre llega a buen puerto. Además, disfrutando mucho del trayecto y haciendo disfrutar a los que le vemos.

 ¿Qué gracia tiene limitarse a coger la pelota, correr y centrar? ¿Por qué buscar apoyo de los compañeros en defensa si puedo valerme yo solo para atacar al delantero y robarle el balón?

Se habla de posibles recambios para él. Son buenos jugadores y seguro que tendrían hueco en el Real Madrid, pero lo que no entendería nunca es que un jugador como él saliese del equipo, porque tengo la sensación de que aún tiene muchos más momentos emocionantes que ofrecernos. Ojalá siga y las lesiones le respeten. Creo firmemente que será clave en lo que el Real Madrid tiene por delante en lo que queda de temporada. ¡Suerte Ferland!

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