La temporada 1991-92 dio lugar a grandes emociones. Se trato de quizá el ejercicio liguero en el que los grandes mostraron mas irregularidad y su final fue muy emocionante, imprevisto y cambió la historia de la Liga

En el ejercicio anterior el Barca de Cruyff había ganado, por fin, la Liga con autoridad. Pero la historia desde 1960 señalaba que los triunfos culés en el campeonato de la regularidad iban seguidos de varios años en los que no se acercaba al título, pese a sus lustrosas plantillas. Koeman, Stoichkov y Laudrup marcaban ya las diferencias, pero no estaba claro que tuvieran continuidad. De hecho el comienzo fue muy malo: nada menos que tres derrotas en las primeras cinco jornadas. La historia se volvía a repetir de momento.

Por su parte el Real Madrid salió con velocidad de Formula 1. Su entrenador era Radomir Antic, una solución de emergencia para el final de la temporada pasada, pero que se había ganado su continuidad gracias a un sprint final excelente que salvó una temporada que apuntaba al desastre tras cinco Ligas seguidas. El presidente, Ramón Mendoza, tenía apalabrado al colombiano Maturana, pero la buena racha final del serbio le hizo modificar su postura y darle una oportunidad que se había merecido. El Madrid salió en tromba: doce victorias en trece partidos nada menos. Antic subió a Fernando Hierro al medio campo y descubrió sus grandes dotes goleadoras. El juego del equipo sin embargo no escapaba a criticas; era mas practico que vistoso, muy efectivo pero sin el dominio y la plasticidad de los mejores años de la Quinta del Buitre y el publico del Bernabéu era muy exigente (solo dos años antes se habían alcanzado los 107 goles) . El Atlético de Madrid, que había recuperado a Luis Aragonés para el banquillo comenzó bien pero se desinfló a medida que pasaban las jornadas; para variar Gil estuvo en un tris de cesar al técnico madrileño.

Parecía un campeonato destinado a solucionarse por la vía rápida, pero al final de la primera vuelta los que eran críticos con el Madrid de Antic, y que tenían que callar ante la realidad de los resultados, obtuvieron un balón de oxígeno para sus tesis: enlazó dos empates seguidos y sufrió una primera derrota en el derby contra el Atlético (2-0), no parecían tropiezos muy graves, pero en la siguiente salida volvió a caer en Valencia (2-1), un partido que dominaba 0-1 en el minuto 85. La ventaja que parecía cómoda, estaba menguando y las sensaciones del equipo eran cada vez peores. Una semana más tarde ganó de forma agónica al Tenerife en el Bernabéu que abroncó el juego del equipo . Entonces Mendoza, asesorado según él por los técnicos del club, decidió sustituir a Antic por Leo Beenhakeer, el holandés a cuyo timón los Michel, Butragueño o Sanchis, mejor habían funcionado en los años dorados de la Quinta.

La historia, desde 1960, señalaba que los triunfos culés en el campeonato de la regularidad iban seguidos de varios años en los que no se acercaba al título, pese a sus lustrosas plantillas.

Con Beenhaker no solo es que no se diera más espectáculo: es que además los resultados empezaron a ser peores, en especial fuera de casa. El Barça por su parte mejoró bastante, pero sin perder de vista del todo su irregularidad. En realidad los culés se concentraron en la nueva Liga de Campeones que en ese ejercicio 91-92 estrenó el formato de liguilla en vez de eliminatorias directas.

Esta poca fiabilidad de los dos grandes fue aprovechada por el Atlético de Madrid que de la mano de un estelar Paulo Futre, y del extremeño Manolo como finalizador (concluyó Pichichi de ese año con 27 goles) fue ganando partidos uno tras otro hasta asomarse a la cabeza de la tabla y tener opciones de ganar el título. Tras perder en Tenerife (2-1) Cruyff declaró que se habían esfumado todas las opciones de ganar el campeonato para el Barça. Pero el Madrid seguía sin ser sólido fuera del Bernabéu, y una nueva derrota en el último minuto en campo del Oviedo (1-0), dejó la liga en el aire para los tres candidatos; Madrid, Barça y Atlético.

A falta de cuatro jornadas para el final de la Liga hay derby madrileño con aroma a final. El Atlético llega lanzado tras siete triunfos consecutivos y puede situarse líder en caso de victoria. Se pone por delante 1-2 en el marcador, pero un arranque final de furia del Madrid le da una victoria que parece definitiva (3-2). Quedan tres jornadas y a los blancos les vale con cuatro puntos sobre seis (entonces la victoria se premiaba con dos puntos y el empate con uno). Entre medias el Barcelona ha ganado la Copa de Europa batiendo en la final a la Sampdoria italiana y ese triunfo tan largamente esperado, le ha dado una tranquilidad que se manifiesta en que se suelta el pelo en las últimas jornadas en las que encadena victorias contundentes en pleno apogeo de juego (gana   0-6 en Valladolid y 0-4 en Sarria). Al Madrid le esperan tres partidos complicados: visitas a Pamplona y Tenerife y como local ante el Valencia. En campo del Osasuna no pasa del empate y gana con apuros al Valencia en su último partido ante su público.

Con el Atlético descartado, tras empatar en campo del Deportivo, el título se limita a los dos de siempre. El Barça no esperaba llegar a esa última jornada con opciones, pero su rival es el Athletic de Bilbao en el Camp Nou, parece un partido asequible dado el momento de los azulgranas. Al Madrid solo le vale ganar, ya que el gol average, por diferencia de goles globales, es favorable a los catalanes. El Tenerife no se juega nada y en sus filas hay ex madridistas en puestos destacados, el portero Agustín (aunque ese día jugó el otro portero, Manolo) y el entrenador Valdano. Los estridentes presidentes de Atlético y Barça Gil y Núñez, proclaman que todo esta preparado para la victoria del Madrid. En realidad pocos piensan que se le va escapar el titulo.

Y así se llega al domingo 7 de junio de 1992, con toda España pegada a los transistores y la retrasmisión simultánea que hace Canal Plus, en su segundo año de emisiones y en el que Michael Robinson empieza a deleitar con su peculiar estilo de dicción. La cosa empieza mas que bien para el Real, el minuto 8 Hierro hace el 0-1, y en 28 de libre directo el rumano Hagi marca el segundo. Todo parece resuelto, pero nada mas lejos de la realidad. En el minuto 36, Quique Estebaraz recorta distancias. En Barcelona se sigue a cero. Llega el segundo tiempo y el Madrid vuelve a marcar, el arbitro Garcia de Loza anula el gol a instancias del linier. La repetición de Canal Plus muestra que el gol debió subir, pero el VAR estaba mas que lejos en aquellos años. Stoichkov hace dos goles en Barcelona y solo hace falta un gol del Tenerife para que la Liga cambie de dueño. El Madrid se va poniendo mas nervioso a medida que pasan los minutos. A la media hora el delantero Felipe se interna en el área madridista superando a varios rivales, centra con peligro y el central brasileño Rocha, acaso el mejor jugador madridista del año, al intentar despejar el balón se lo introduce en su portería. 2-2 y delirio en Barcelona. Pero es que a la jugada siguiente Sanchis comete una acción incomprensible y cede la pelota desde el medio del campo a Buyo que lo estropea aun mas: para evitar un córner intenta blocar el balón, pero este se le escapa y lo deja franco para que Pier remache el 3-2 que da definitivamente la Liga al Barça, en cuyo campo se desata la euforia;¡¡Liga y Champions en el mismo año¡¡, lo nunca visto.

Ese campeonato fue un punto de inflexión en la historia de la Liga; para hacerse una idea, de 1960 a 1991 el Barça ganó tres Ligas por diecinueve del Real Madrid. Desde 1992 a 2023, hay diecisiete títulos culés por nueve madridistas. Al año siguiente se repitió la historia; final de Liga en Tenerife, derrota blanca en las islas, triunfo azulgrana en casa (en este caso ante la Real Sociedad). Hasta entonces el Barcelona tenía un larguísimo historial de ligas que parecían en el bolsillo que se escapaban al final; pero el 7 de junio de 1992, todo cambió. Y fue el colofón a una campaña un tanto extraña en el que parecía que nadie (Madrid, Barça o Atlético) querían ganar la Liga.

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