El Velez fue durante la existencia de Yugoslavia el club mas importante de la ciudad de Mostar. Un club en el que convivían pacíficamente, musulmanes, croatas y serbios. Cuando la descomposición de Yugoslavia se hacia evidente, el Velez Mostar siguió apostado por la convivencia. Contamos la historia de aquellos tristes días previos a una guerra. 

En los años noventa Bosnia se desangró. La cruente guerra que acabó con Yugoslavia se cebó especialmente en territorio bosnio. El asedio a Sarajevo, el bombardeo que sufrió su mítica biblioteca o la destrucción del emblemático puente de Mostar, mostraron al mundo la barbarie de la guerra. Desgraciadamente el radicalismo nacionalista, el integrismo religioso y el extremismo étnico fueron los movimientos preponderantes en los últimos días de la historia de Yugoslavia. Un país que en algún momento fue visto como un ejemplo de convivencia.

Yugoslavia era un país multicultural y plurinacional. Estaba compuesto por seis Repúblicas y dos provincias autónomas. En él convivían cinco religiones distintas y lo habitaban etnias diversas. Todo ello bajo el lema “Hermandad y Unidad”. El Mariscal Tito, fue el principal arquitecto de aquel país. Junto con sus partisanos expulsó a los alemanes de territorio yugoslavo. Terminada la II Guerra Mundial, Tito proclamó la Republica Federal Socialista de Yugoslavia. Sin embargo y a diferencia de otros países comunistas de Europa, Tito eligió un camino independiente respecto de la Unión Soviética. Yugoslavia no fue miembro del Pacto de Varsovia. Por el contrario, fue uno de los fundadores del movimiento de países no alineados.

Bosnia no era homogénea, ni religiosa ni étnicamente. En ella convivían musulmanes (bosniacos), serbios ortodoxos y croatas, mayoritariamente católicos.

Para el Mariscal Tito, la Republica de Bosnia y Herzegovina se convirtió en elemento esencial del proyecto yugoslavo. Bosnia no era homogénea, ni religiosa ni étnicamente. En ella convivían musulmanes (bosniacos), serbios ortodoxos y croatas, mayoritariamente católicos. Tito y los dirigentes yugoslavos buscaban con los postulados de “Hermandad y Unidad” dar seguridad a los musulmanes de Bosnia. Históricamente amenazados por el expansionismo serbio y el nacionalismo croata. En las primeras décadas de Yugoslavia, el movimiento consiguió sus objetivos y los musulmanes se movilizaron hacia el proyecto yugoslavo. Especialmente en la ciudad de Mostar.

Mientras Tito vivió, la compleja estructura institucional de Yugoslavia funcionó. La mano de hierro del Mariscal hizo que las diferentes, etnias, religiones y republicas convivieran sin enfrentamientos aparentes. El 4 de mayo de 1980, Tito muere. Con su defunción el país diseñado bajo su mando comenzará a resquebrajarse.

La década de los ochenta fue un proceso constante hacia la destrucción de Yugoslavia. Las ansias de libertad y el desgaste del comunismo fueron capitalizados por los movimientos nacionalistas. En 1991, Eslovenia y Croacia declararon su independencia. Un año más tarde, en 1992, Bosnia celebra un referéndum sobre su continuidad en Yugoslavia. Los bosnios musulmanes y los croatas apostaron decididamente por la secesión. Mientras que los serbios, el treinta por ciento de la población, votaron en contra. Musulmanes y croatas temían que las instituciones yugoslavas se convirtieran en las estructuras para crear la Gran Serbia.

Sin embargo, un grupo amplio de la sociedad bosnia creyó en la hermandad entre etnias y en la convivencia, incluso en los estertores del Estado Yugoslavo. Ejemplo de ello fue el club de fútbol, Velez Mostar.

Mostar era una ciudad donde convivían pacíficamente las tres comunidades mayoritarias de Bosnia. El Velez Mostar tenía seguidores y jugadores en todas ellas. Era sin lugar a duda una de las instituciones referenciales de la ciudad. De hecho, la mayoría de los simpatizantes del club se opusieron abandonar la Liga Yugoslava en 1991, una vez proclamadas las Independencias de Croacia y Eslovenia.

Mostar era una ciudad donde convivían pacíficamente las tres comunidades mayoritarias de Bosnia. El Velez Mostar tenía seguidores y jugadores en todas ellas. Era sin lugar a duda una de las instituciones referenciales de la ciudad.

Sin embargo, el desarrollo de los acontecimientos en Yugoslavia hizo imposible al club mantener el respecto a las competiciones yugoslavas. Cuando serbios y croatas comenzaron su enfrentamiento armado, la comunidad croata de la ciudad exigió la retirada del club de cualquier competición yugoslava de fútbol. Sin embargo, el Velez Mostar, defensor de la inclusión multiétnica siguió participando en una liga con equipos serbios, montenegrinos y macedonios.

La tensión iba en aumento en la ciudad. La noche anterior al partido que iban a disputar Velez Mostar y Partizan de Belgrado una bomba estalló en el estadio. Una seria amenaza, de aquellos que no querían tener ya ningún tipo de relación con Yugoslavia. Ni siquiera un evento deportivo. Era marzo de 1992 y ya se habían producido el referéndum de Independencia en Bosnia. Todavía el conflicto armado no estaba generalizado. Pero no tardaría en llegar. El 1 de abril de 1992, la ciudad bosnia de Bijeljina seria atacada por paramilitares serbios. Aquel ataque fue el inicio de una terrible guerra. En pocos días los enfrentamientos se extendieron por toda la República.

Días antes de este trágico acontecimiento, el Velez Mostar dio muestra de su inquebrantable espíritu de inclusión y heterogeneidad. Disputó el que sería su ultimo partido en la liga yugoslava. No fue un partido fácil para el Velez. Se enfrentó al Spartak Subotica en la región serbia de la Vojvodina. Los hechos que acontecían en toda Yugoslavia llevaron a los jugadores croatas a abandonar el equipo. La desbandada croata hizo que tuvieran que recurrir a muchos jugadores juveniles.

Acudiendo y disputando aquel encuentro de fútbol el Velez Mostar quiso demostrar que entre los valores del club estaba la defensa de la diversidad y del fútbol yugoslavo.

A la vuelta de aquel partido, la guerra se percibía como inminente. Los jugadores serbios del Velez decidieron abandonar la disciplina del equipo y huyeron a la ciudad de Nevesinje, al este de Herzegovina, con población mayoritariamente serbia.

Tras aquel encuentro el Velez Mostar anunció su retirada definitiva de las competiciones yugoslavas. Días después las calles de Mostar se convirtieron en un escenario de guerra. El Velez Mostar hizo todo lo posible por la convivencia multiétnica en la ciudad. Lamentablemente el destino de Mostar y Bosnia iba a estar marcado por la guerra, la sangre y la destrucción.

Cuando acabó la guerra todo era diferente. El antiguo estadio del Velez Mostar, el viejo Bijeli Brijeg, ya no era un simple recinto deportivo. Durante el conflicto armado se convirtió en centro de detención y fusilamiento.

El Velez Mostar hizo todo lo posible por la convivencia multiétnica en la ciudad. Lamentablemente el destino de Mostar y Bosnia iba a estar marcado por la guerra, la sangre y la destrucción.

La comunidad croata de la ciudad refundó el Zrinjski Mostar, equipo que había sido prohibido por el Régimen yugoslavo. Unos dicen que fue perseguido por sus estrechos vínculos con los ustacha (organización croata colaboradora de la Alemania Nazi) mientras que otros acusan al Régimen de Tito de prohibirlo por usar la bandera croata en su escudo. El caso es que la refundación del Zrinjski quitó el monopolio futbolístico de la ciudad al Velez. El Ayuntamiento de Mostar cedió el viejo Estadio de Bijeli Brijeg al Zrinjski. El Velez se quedó sin su histórico hogar.

Mostar quedó profundamente fragmentada tras la guerra. Su mítico puente salto por los aires. Las heridas están todavía en proceso de cicatrización. Hoy el futbol en Mostar se tiñe de una atmosfera de identidad excluyente. Muy alejado de los ideales que predicó el Velez Mostar, un club que defendió una visión multiétnica de su ciudad. Lo hizo incluso en los momentos más difíciles para hacerlo.

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