Turín no es una ciudad que necesite de grandes eventos deportivos para que la gente la sitúe en el mapa. Pero es imposible aislarse de la actualidad y hay reconocer que la marcha de Cristiano Ronaldo a la Juventus ha vuelto a poner a la ciudad piamontesa, al menos durante unos días, bajo los focos de la prensa. Aprovechando la cobertura mediática, el bueno de Cristiano debería estar atento para tomar nota de la cantidad de información histórica que últimamente ofrecen los medios y evitar así que ciertas particularidades de la ciudad y sus habitantes le pillen de improviso. Ante todo debe estar tranquilo, porque se va a una ciudad en la que, al igual que en toda Italia, se sabe apreciar la riqueza y el lujo como una de los principales atractivos del plano material, y él, autoproclamado en su día guapo y rico, lo notará nada más llegar al encontrarse con una ciudad perfectamente organizada en torno a su río, el Po. Notará también el refinamiento afrancesado en sus múltiples plazas, en sus paseos con soportales y como no, en su Palacio Real versallesco que recuerda que  la Avenida de Francia se llama así porque pone rumbo al oeste del país y sólo los imponentes Alpes impiden que acabe ocupando el suelo del país vecino.

el Torino es mucho más y el mejor sitio para entenderlo es precisamente uno de los muros de contención de la Basílica de Superga

Como recomendación, si quiere apreciar la arquitectura y entender muchas cosas de la forma de vida en la capital del Piamonte, Cristiano debería acudir cuanto antes a uno de sus siete miradores que ofrecen unas vistas espectaculares de la ciudad. Yo en particular le recomiendo las que se ven desde la colina en el que se erige la Basílica de Superga. Desde allí podrá ver la imponente Mole Antoneliana, que alberga el Museo del Cine, arte que tanto le gusta y de cuyo mundo algún día le gustaría formar parte. También intuirá la basílica de la  controvertida Sábana Santa, el Museo Egipcio, que contiene una colección sólo superada por su homólogo de El Cairo y como no, el Juventus Stadium. Una construcción moderna que tan buenos recuerdos le trae y con capacidad para 41.500 espectadores que, desgraciadamente, y a la espera de poder medir el “efecto CR7”, raramente se llena para ver los partidos de la Serie A. Son muchos los motivos por los que los estadios en Italia son tan difíciles de llenar y quizá demasiado complejos como para hablar ahora de ellos, pero en Turín hay uno que afecta directamente al Juventus Stadium y se encuentra a tan sólo ocho kilómetros de distancia. Es el famoso estadio Olimpico de Turín, más conocido como “Il Comunale” que a día de hoy es la sede de los partidos del club vecino de la Juventus, El Torino F.C.

El Torino es el gran desconocido de los equipos turineses para la afición no italiana, ya que en las últimas seis décadas ha estado a la sombra de la Vecchia Signora y solo a los aficionados españoles con una cierta edad les podría sonar levemente porque fue aquel equipo italiano al que emigró uno de los integrantes de la Quinta del Buitre, Rafael Martín Vazquez,   allá por el año 1990. Pero el Torino es mucho más y el mejor sitio para entenderlo es precisamente uno de los muros de contención de la Basílica de Superga, desde la que recomendaba anteriormente a Cristiano admirar la ciudad y así vivir de cerca parte de su historia, porque justo allí, un triste día, la historia del fútbol en la ciudad de Turín cambió para siempre. El Torino F.C, el famoso Grande Torino, era el equipo que en la década de los 40 mandaba en la Italia de la posguerra y quién sabe si lo hubiera hecho en la siguiente década, ya que un fatal accidente conocido como “la tragedia de Superga” en el que en 1949 el avión en el que viajaba la plantilla junto con su cuerpo técnico se estrelló en la mencionada colina, puso fin a una época dorada. No hubo supervivientes. El equipo destinado a seguir mandando en Italia, diez de los once titulares de la selección italiana de entonces pertenecían al Torino, y probablemente en Europa en la década de los 50, en la que se creó la que hoy se conoce como Champions League, desaparecieron de golpe, dejando a una afición huérfana de títulos de forma inmediata y con un incierto futuro. Y es que el Torino F.C nunca pudo reponerse de aquel golpe. Desde entonces nunca ha llegado a retomar la gloria que tuvo en su día, a excepción de un pequeño resurgir en la década de los 70 que le permitió alcanzar un nuevo “Scudetto” y alguna que otra copa de Italia de forma aislada. A pesar de esa escasez de títulos e incluso de algún que otro escarceo con la Serie B, la afición del Torino nunca dejó de serle fiel y el amor a los colores parece incluso haber pasado de padres a hijos, porque la realidad dice que en la ciudad de Turín, en cuanto a afición, la Juventus no manda tanto como sí lo hace en palmarés de títulos o número de aficionados a lo largo de toda Italia. Y es que se da la curiosa circunstancia de que la Juventus es de largo el club con más apoyo en cuanto a número de aficionados en Italia, pero no así en su propia ciudad, en la que su algo menos de millón de habitantes reparten su amor a los colores casi a partes iguales entre los dos históricos clubes.

Cristiano Ronaldo ha hecho una apuesta arriesgada, ha dejado un club como el Real Madrid con nada menos que trece Copas de Europa por otro que la lleva persiguiendo más de 20 años y que por tanto no le garantiza la gloria a la que “CR7” está acostumbrado. Lo que sí es seguro es que su nuevo destino, Turín, respira historia futbolera como el que más y cuya afición ya sea de “La Juve” o de “El Toro” está esperando a vivir días de gloria. Cristiano, ahí tienes el reto que buscabas.

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