Este artículo realiza un análisis histórico de la selección holandesa de fútbol, desde la revolución estilística en los años 70, hasta la recuperación de una identidad perdida en la actual Liga de Naciones después de un periplo de decadencia futbolística.
Si hubiese un mínimo de justicia futbolística, la selección holandesa habría alcanzado, además de un lugar simbólico entre los amantes del fútbol y el desarrollo estilístico de este, la gloria deportiva con uno o varios campeonatos del mundo. El síndrome Poulidor, en referencia al famoso ciclista postergado a la eterna segunda posición por el insaciable Eddie Merx, pesa como una maldición bíblica en la disputa de finales mundiales para una selección que estéticamente ha tocado el cielo, pero que ha sido apartado del Edén en tres ocasiones.
Pese a que Holanda participó en los mundiales de los años 30, tuvo un largo recorrido por el desierto futbolístico, debido a las facturas físicas y emocionales que supusieron la Segunda Guerra Mundial en una población que escasamente cuenta actualmente con 17 millones de habitantes.
Sin embargo, las innovaciones tácticas de Rinus Michels en el club de referencia, el Ajax de Amsterdam y en la selección (logrando dos subcampeonatos mundiales en 1974 y 78 con Cruyff y Neskeens como principales figuras), han cambiado la historia del futbol desde sus cimientos.
Una idea estética, colectiva se habría paso con el bautizado como fútbol total, exportado por alumnos aventajados y partícipes directos como Cruyff en España o Arrigo Sacchi con el Milán de los 80, no por casualidad, compuesto por tres holandeses dentro de la columna vertebral del equipo como Rijkaard, Gullit o Van Basten, exponentes de la escuela holandesa, que alcanzó en 1988 su único título continental hasta la fecha.
Los años 90 supusieron el regreso del Ajax de Amsterdam a la élite en el viejo continente con la victoria ante el Milán en la final de la copa de Europa de 1995 (tras sus tres campeonatos consecutivos a principios de los 70) y una nueva final en 1996, que supuso la prolongación de una impronta futbolística nacida desde los cimientos y que Louis Van Gaal supo reproducir con un conjunto armonioso y repleto de automatismos, compuesto por talentos formados en la cantera del Ajax como los hermanos De Boer, Litmanen o Kluyvert. Su insatisfactorio paso por España resalta la dificultad de trasladar una filosofía futbolística con una impronta cultural tan marcada, así como la idea de que aquel Ajax funcionaba como un bloque trufado de grandes individualidades, no como una constelación de estrellas atomizadas. El tan conocido apodo de la Naranja Mecánica, responde a esta concepción colectiva de conjunto, apelativo que supone un distintivo, una personalidad marcada, reflejo de una idiosincrasia y valores únicos. En los Mundiales de EEUU 1994 y Francia 1998 el equipo holandés protagonizó junto al brasileño los partidos cumbre de sendos mundiales, decididos por detalles mínimos por la canarinha (finalizados por un estrecho margen de 3 a 2), a la postre campeona y subcampeona en ambas competiciones.
Dentro de ese grupo, destacaba un delantero sin la trascendencia mediática merecida llamado Dennis Bergkamp, con una timidez tan acentuada como su exquisita técnica y que junto con su aversión a volar, le privaron de ser considerado el mejor delantero de su generación.
El regreso de Holanda a la élite en 2008 confirmó una paradójica tendencia. Mientras selecciones como la España de Luis Aragonés asumieron los postulados futbolísticos Oranges, un nuevo combinado holandés, liderado por jugadores con un perfil ofensivo como Robben, Sneijder o van Persie, traicionaron su ideario fundacional para adaptarlo a un futbol pragmático y donde el orden y la falta de creatividad en el centro del campo, les llevó de nuevo a ser competitivos, aprovechando la calidad incuestionable de los tres puntas y la disciplina de jugadores polivalentes y sacrificados como Kuyt. La derrota en la Eurocopa del 2008 en los cuartos de final frente a la Rusia de Arshavin, partiendo como claro favorito, o el subcampeonato en el Mundial de Suráfrica ante la España de Luis Aragonés, radicalizó esta nueva propuesta, resumida en el plantillazo de De Jong a Xabi Alonso como heraldo de una apuesta futbolística basada más en la destrucción y el rigor táctico, que en sus señas de identidad. Este concepto lo llevarían asimismo al Mundial de Brasil, alcanzando un meritorio tercer puesto y siendo apeados en semifinales, en la tanda de penaltis por la Argentina de Messi.
El desgaste provocado por la falta de nuevos talentos holandeses en el último lustro, la voracidad financiera de los grandes equipos futbolísticos debido a la internacionalización de este deporte y por ello la pérdida de competitividad de la liga holandesa, supusieron el ostracismo de una selección Orange incapaz de clasificarse para la Eurocopa de Francia en 2016 y el pasado Mundial de Rusia. Estos fenómenos, analizados por Santiago Segurola, convertían la travesía en el desierto de la anteriormente temible Naranja Mecánica y equipos míticos como el Ajax de Amsterdam o PSV, en un peregrinaje sin salida factible.
Sin embargo, la competencia mostrada por estos dos equipos en la actual Champions (el Ajax tiene todas las papeletas de ser segundo tras el Bayern de Munich, y el PSV ha competido en un grupo con equipos como el Barcelona, Tottenham o Inter), así como el papel extraordinario de la selección holandesa en la actual Liga de Naciones, hace atisbar un regreso a la élite de este combinado, volviendo a los fundamentos que desde los años 70 maravillaron al mundo.
Pese a sufrir el último partido contra Alemania con un gol postrero de Van Dyjk que les otorgó la clasificación para la Final Four de Junio, las sensaciones globales atisban una resurrección futbolística. En el partido contra Francia, el conjunto de Koeman, realizó un juego combinativo desde el mismo portero, presión constante, y último pase fruto de la calidad técnica de sus dos volantes organizadores, (con un joven De Jong que se postula como una de las grandes sensaciones de los próximos años), que certifica el regreso de la Naranja Mecánica de sus orígenes fundacionales. Los amantes del buen fútbol esperamos que por mucho tiempo.
Este articulo ha sido escrito por Jaime Brigido Ramirez