En las ultimas semanas se ha escrito mucho sobre el futuro del Atlético de Madrid. Al respecto, uno de nuestros habituales cronistas colchoneros, nos da su opinión. 

La semana pasada, mi compañero y amigo Álvaro Pinuaga, escribía en esta revista un interesante artículo sobre Arteche. Se trataba de un cautivador repaso de la vida de una de las grandes leyendas colchoneras. El escrito reflejaba de forma magistral la idiosincrasia histórica del Atlético de Madrid y su errática deriva en los años ochenta y noventa.

El final de Arteche en el Atleti estuvo condicionado y lastrado por la llegada de un nuevo presidente, Jesús Gil y Gil. El desembarco del excéntrico directivo en los despachos del Vicente Calderón supuso el inicio de un nuevo periodo en la historia del club colchonero. Comenzaba, lo que muchos han denominado Gilismo. Una etapa que todavía perdura, plasmada en la figura Miguel Ángel Gil, actual consejero delegado del Atlético de Madrid.

La década de los noventa fueron, sin duda, tiempos difíciles para la institución rojiblanca. Para desgracia de sus aficionados, el Atleti dejó de ser un club para convertirse en una maldita Sociedad Anónima. Jesús Gil y su lugar teniente, Enrique Cerezo, se convirtieron en los máximos accionista de la entidad. Durante años, estos personajes, se vanagloriaron de haber salvado al Atleti de la desaparición. Sin embargo, la realidad era antagónica a su relato.

Años después un juez determinó que Gil y Cerezo utilizaron un entramado fraudulento para obtener el control del Atlético de Madrid. El dúo de cutres capitalistas nunca desembolsó dinero real para hacerse con las acciones del club. Por tanto, fueron, son y serán dueños ilegítimos.

Años después un juez determinó que Gil y Cerezo utilizaron un entramado fraudulento para obtener el control del Atlético de Madrid. El dúo de cutres capitalistas nunca desembolsó dinero real para hacerse con las acciones del club. Por tanto, fueron, son y serán dueños ilegítimos. El único título valor que poseen es la prescripción de los hechos. Razón por la cual, la familia Gil y Cerezo, siguen apoltronados en el palco del Metropolitano.

En las últimas semanas, los medios de comunicación de nuestro país hablan con insistencia del interés de Apollo Global Management, una firma norteamericana de inversión global, por comprar el club colchonero.

Mas allá de los escritos en prensa, no existe ninguna evidencia de la llegada de un nuevo accionista al Atlético de Madrid. A pesar de ello el debate y la incertidumbre se ha instalado dentro de la afición.

Se percibe en el ambiente aires de cambio. Los movimientos que se han producido dentro del club refuerzan esa idea. Mateu Alemany ha sido nombrado director de fútbol profesional masculino. El prestigio de Alemany como gestor hace que se trate de un fichaje relevante, pero al mismo tiempo sorprendente. Haces años, el mallorquín rechazó una propuesta de Miguel Ángel Gil. Algo no cuajó. Sin embargo, esta vez Mateu aceptó. El porqué de la rectificación, nadie lo sabe con certeza.

Por otro lado, la semana pasada el club anunció una nueva dirección deportiva en la sección femenina. Tras año y medio en el cargo, Patricia González dejaba la entidad para ser sustituida por Berni Rubido, seleccionador femenino de Costa Rica.

Hay hechos que son incuestionables, los dos nuevos directores de fútbol, tanto masculino como femenino han llegado de repente. Además, lo han hecho en el mes de octubre. Una fecha que no es irrelevante, ya que da tiempo suficiente para planificar la próxima temporada. Muchos verán en esto movimientos evidencias de una toma de control por parte de Apollo. Siendo riguroso, nadie tiene certeza de ello. Se trata simplemente de meras conjeturas.

El futbol español, tiene ingratas experiencias en relación con inversores extranjeros de gran capital. El Málaga pasó de jugar la Champions a dejar el fútbol profesional con un dramático descenso a Primera Federación. El Valencia de Peter Lim vive una lenta y paulatina agonía hacia un irremediable declive que acabará en Segunda División.

Como aficionado lo único que deseo es un proyecto deportivo acorde con la historia del club. Un equipo que no eche de menos a futbolistas como Arteche.

Viendo estos ejemplos, es inevitable que los atléticos vean riesgos importantes en el desembarco de un inversor como Apollo en el accionariado de la entidad. En realidad, siempre hay peligros cuando se cambia una gerencia. Pero en el Atlético de Madrid hay una paradoja que desvirtúa cualquier análisis al respecto, sus actuales dueños son ilegítimos. No puede haber nada peor que eso. Lo que tenga que suceder, sucederá.

Como aficionado lo único que deseo es un proyecto deportivo acorde con la historia del club. Un equipo que no eche de menos a futbolistas como Arteche.

Concluiré citando a otro amigo y compañero, Borja Corchado, que siempre repite una consigna “La identidad del Atleti está en sus aficionados, es nuestra misión garantizarla”.

¡Hagámoslo! ¡Regresemos al futuro!

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