Reflexionamos sobre el partido del Atlético de Madrid en Anfield. Un espectáculo deportivo muy atractivo. Disfrutarlo no fue fácil con un contexto como el que vivimos en estos días.

El 11 de marzo de 2020 era una fecha marcada en mi calendario. Ese día mi querido Atleti de Madrid jugaba los octavos de final de la Copa de Europa contra el actual campeón, el Liverpool. Jugaba además en el emblemático Estadio de Anfield Road. Pensé que nada podía impedirme ir a Liverpool a animar al Atleti. Con muchísima ilusión compré la entrada. Además, mi querido primo Santi y sus amigos me invitaban a ir con ellos.

Las paradojas del destino hacían que el partido se disputara un 11 de marzo, precisamente un 11 de marzo. Para un madrileño de mi generación esa fecha no es una fecha cualquiera. Ese mismo día, pero dieciséis años antes, mi querida ciudad se sintió vulnerable.

Unas malditas mochilas llenas de explosivos cortaron de raíz el sueño de cientos de personas. Dolor, angustia y muchas lágrimas contaminaron los rincones de Madrid. Para mis estos hechos fueron una lección de vida. Me di cuenta que el examen suspendido no era una tragedia, que si el Atleti no ganaba no había ningún drama y que si la chica que me gustaba no me correspondía no era algo irreversible.  Vivir era lo importante.

En mi querida ciudad, en mi país, en Europa, en todo el mundo, estamos viviendo una crisis nunca vista hasta entonces.

Dieciséis años después, me ha vuelto una sensación similar. En mi querida ciudad, en mi país, en Europa, en todo el mundo, estamos viviendo una crisis nunca vista hasta entonces. Un virus, el Coronavirus, está expandiéndose a toda velocidad.

El martes por la mañana tenía un vuelo a Liverpool para ir a ver un partido de fútbol. No lo cogí, me quedé en Madrid. Sentí que quería estar al lado de mi mujer, mis hijos y mis padres. Como hace dieciséis años entendí que el fútbol era algo secundario.

Foto de Paul Ellis AFP

Algunos de mis compañeros de viaje decidieron ir y seguro disfrutaron de lo que sucedió allí. Anfield, Liverpool y el Atleti de Madrid. Viendo el partido por televisión me acorde mucho de ellos. No estar, fue una decisión difícil, pero no me arrepiento, “El fútbol es lo más importante de las cosas menos importantes”.

Deteniéndonos en el partido disputado, el espectáculo fue total. Una heroicidad muy del Atlético de Madrid. Resistir y no claudicar. Repeler embestidas furibundas, soportar la tormenta, aguantar las hordas inglesas gritando y cuando ya todo parece perdido…sobrevivir. Eso hizo el Atleti de Madrid ayer. Y yo desde mi casa, con mi gente, lo disfrute absolutamente.

“El fútbol es lo más importante de las cosas menos importantes”.

Pasada la heroicidad, nos toca volver a la realidad. Colegios cerrados, teletrabajo, medidas de precaución, saturación de hospitales, Supermercados vacíos, algo extraño está pasando. Toca resistir, como lo hizo el Atleti.

La vida tiene cosas maravillosas, el fútbol es una de ellas, pero no es primordial, es un simple aderezo más.  Con sinceridad en estos momentos el fútbol me da igual. Lo importante son otras cosas. Tengamos templanza y resistamos esta crisis con responsabilidad. En otro momento ya disfrutaremos del fútbol.

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