El final de la temporada futbolística nos deja un cambio importante. El Atleti vuelve a cambiar de escudo. Un hecho que trasciende lo meramente deportivo. Así lo refleja un atlético en el siguiente escrito.

El Atlético de Madrid ha recuperado su viejo escudo. Un emblema que fue rediseñado unilateralmente por la propiedad del club en 2017. Según los expertos en diseño y comunicación la nueva heráldica era técnicamente brillante. Seguramente así fuera, no lo sé, no soy experto en la materia. Pero no era el blasón con el que nos hemos identificado generaciones enteras de colchoneros. Una afición como la del Atleti que hiperventila sentimiento. No iba a ser indiferente al cambio de su símbolo de identidad. Como era de esperar se revolvió. Ha tenido éxito y ha recuperado su histórico escudo.

El nuevo diseño ha durado seis años. Hoy ya está amortizado. No tiene más recorrido. Podría ser técnicamente excelso. Pero la mayoría de los atléticos no se identificaron con él. Un ejemplo claro de que lo virtuoso si no genera sentimiento se convierte en algo estéril. La revuelta del aficionado colchonero es el reflejo de la esencia del fútbol. Un deporte excesivamente escorado al negocio últimamente. Pero no olvidemos que el fútbol es intrínsecamente pasión, identidad y sentimiento. Los aficionados no son simples clientes. Los atléticos menos. Recuperar el viejo escudo del Atleti es un éxito sin paliativos. Una victoria que no es solo colchonera. Interpela a cualquier aficionado independientemente de sus colores. Es ante todo un serio aviso al nuevo fútbol mercantilista. No se trataba de un escudo sin más. Era el futuro del fútbol. El deporte que amamos.

Recuperar el viejo escudo del Atleti es un éxito sin paliativos. Una victoria que no es solo colchonera. Interpela a cualquier aficionado independientemente de sus colores. Es ante todo un serio aviso al nuevo fútbol mercantilista.

La gran mayoría de aficionados colchoneros manifestaron su desapego al cambio de heráldica desde el primer momento. Gritos en la grada, pancartas, banderas, pero sobre todo hubo una profunda y fuerte indiferencia hacia el nuevo símbolo. El clima creado llevó a los dirigentes del club a hacer una consulta a los socios. La abrumadora respuesta provocó que se organizara un referéndum vinculante que ha concluido con la vuelta del escudo histórico. Pero no todo es tan simple. Ni todo se debe a una lucha exitosa sin más.

¿Qué pude llevar a una Sociedad Anónima Deportiva a hacer una consulta a los socios, si estos no son los propietarios del club? La respuesta pudiera ser romántica. Me encantaría decir que es consecuencia del empeño emocionante de la reivindicación de una afición comprometida. Pero me temo que se debe, otra vez, a cuestiones mercantiles. El desapego de los colchoneros había provocado un alarmante descenso de ventas en los productos oficiales. El ochenta por ciento de las camisetas se vendían fuera de España. Con el nuevo emblema el negocio se resentía. La propiedad no tenia otra salida. Pero que este baño de realismo no minusvalore la batalla ganada contra eso que llaman fútbol moderno.

Lo emocionante de esta historia es que en el momento clave la identidad no fue solo defendida por el hincha. En un gesto conmovedor el capitán, el entrenador, los jugadores, las leyendas y la mayoría de las peñas se posicionaron revindicando el escudo histórico. Una demostración mas de que el Atlético de Madrid es un club diferente. Un sentimiento de pertenencia que se defiende todos los días.

En definitiva, la cuestión no era estética. Quizá lo nuevo era más vendible, pero no identificaba la pasión del hincha colchonero.

En definitiva, la cuestión no era estética. Quizá lo nuevo era más vendible, pero no identificaba la pasión del hincha colchonero. Ha quedado claro que hay cosas que están por encima del negocio, del merchandising, del diseño y de la imagen. Un equipo de fútbol no puede ignorar el sentimiento de pertenencia que tiene su afición. Incluso desde la visión mercantilistas del futbol-negocio dar la espalda a tu masa social es una condena segura al fracaso. El futbol en definitiva es del hincha. Eso que quede claro.

Hay triunfos que valen mas que un título. La vuelta del escudo es una victoria histórica. No la veremos reflejada en una copa en la sala de trofeos. Pero ha cambiado la historia del club para siempre. Ha ganado una manera de vivir la vida. Esa que destila coraje y corazón. Que no se entiende sin identidad y sentimiento. Ha quedado claro que el Atleti y su escudo pertenece a los colchoneros. Ahora más que nunca ¡Aúpa Atleti!

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