El Mundial de Rusia 2018 queda visto para sentencia. La final se decidirá entre las selecciones de Croacia y Francia. Dos justas finalistas que han llegado hasta Moscú con trayectorias muy diferentes. Francia tiene sin duda la mejor plantilla, cuenta con jugadores muy físicos, con calidad y jóvenes, aunque con experiencia en partidos internacionales. Su partido ante Bélgica probablemente fue el partido más sufrido en lo que va de mundial pero supieron ganarlo con un solitario gol en jugada de estrategia marcado por uno de sus centrales. Los belgas demostraron una vez más que han sido la selección con el juego más vistoso, con grandes figuras sobre las que destacó un gran Hazard, pero que confirmaron que para poder llevarte un campeonato del mundo se debe tener un equipo de primer nivel en todas las posiciones y Bélgica en eso andaba mucho más corta de plantilla que Francia. En cualquier caso, hay que reconocer que han alegrado este mundial con sus emocionantes partidos y que será una selección a tener en cuenta en próximas citas.

De esa final saldrá el próximo balón de oro que por fin no llevará el nombre de Messi o Cristiano Ronaldo

Por el otro lado del cuadro se encontraban las selecciones de Croacia e Inglaterra. La suerte hizo que ambas pudieran llegar hasta semifinales sin tener que haberse cruzado con ninguna selección de talla mundial, aunque esta situación no parecía importarle al aficionado inglés, que ya festejaba sin pudor que el fútbol había vuelto a casa y planteaba incluso el cambio horario de la final masculina de Wimbledon para que no les coincidieran dos importantes eventos a la misma hora, pudiendo alargar así la hora de la cerveza hasta bien entrada la noche. No contaban quizá que en frente tenían una selección que había sobrevivido, además de a la desgracia de una guerra, a una repesca primero y luego a dos tandas de penaltis en sus cruces de octavos y cuartos. No es fácil superar a una selección así y más cuando tiene a un Luka Modric en forma. Comenzaron los ingleses marcando muy pronto y la cerveza empezó a correr por los bares del imperio, pero una vez más Croacia consiguió llevarse el partido dónde mejor sabe moverse, es decir, al borde del precipicio y sentenció con un gol de Mandzukiç en el minuto veinte de la prórroga.

Llegan a la final dos selecciones que merecen estar ahí y que desde la fase de grupos ya mostraron que era muy posible que les viéramos en una final. Como aliciente añade además que de esa final saldrá el próximo balón de oro que por fin no llevará el nombre de Messi o Cristiano Ronaldo. Porque se enfrentan dos jugadores que con sus clubes han hecho buenas temporadas refrendadas con títulos internacionales y que en este mundial han asumido el mando de su selección cuando la situación lo requería. Así es que, pase lo que pase en el partido final, este Rusia 2018 le deberá mucho a Antoine Griezmann y a Luka Modric.

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