El partido celebrado en la ciudad de Yeda (Arabia Saudí) correspondiente a la semifinal de la Super Copa de España, lejos de ser una celebración, se convirtió en un momento desagradable para los pocos aficionados que se desplazaron para apoyar al Mallorca.
Maneras de vivir, cantaba Rosendo. Son muchas y muy variadas. Se debe aprender a respetar y convivir con todas y para ello es bueno viajar. El cine, la música y cómo no, el futbol sirve también para crear intercambios culturales que ayuden a progresar y mejorar a aquellas sociedades que lo necesiten. De hecho, uno de los motivos, más bien excusas, que adujo el ya defenestrado Luis Rubiales para llevar la Supercopa de España a un país que no respeta los derechos fundamentales de los ciudadanos era ese. Ayudarles a occidentalizarse en cierto sentido mediante el futbol. Abrirles mundo, facilitarles la evolución sobre ciertas ideas retrógradas que parecía que los habitantes de esa península de medio oriente pretendían erradicar. Pero no, creo que tras un mundial y muchos otros eventos deportivos, ciertas culturas aun no están preparadas para abrirse al exterior. Por mucho que ofrezcan el caramelo del dinero.
Ya ni recuerdo cuántas ediciones de esta competición se han jugado allí, demasiadas, en cualquier caso
Ayer se jugó la semifinal de la Super Copa de España entre el Real Madrid y el Real Mallorca. Ya ni recuerdo cuántas ediciones de esta competición se han jugado allí, demasiadas, en cualquier caso. Independiente del resultado y de lo sucedido en el juego, que eso da para abrir otro debate, la realidad es que hoy el reducido grupo de aficionados que se desplazaron miles de kilómetros para apoyar al Mallorca, su equipo, y verle jugar contra un equipo situado habitualmente a unos escasos cincuenta minutos por avión, denunciaban un maltrato intolerable por parte de los aficionados saudíes que llenaron las gradas del estadio King Abdullah. Alegaban un comportamiento maleducado y antideportivo durante todo el encuentro, incluyendo la intimidación a niños y lo que es aún más grave, acoso y tocamientos a mujeres a la salida del estadio. Me avergüenzo yo mismo, porque esa conducta fue llevada a cabo por hombres (pocas mujeres saudíes se atreven a asistir a un estadio) que para mi tristeza, además portaban la camiseta del Real Madrid. Algo intolerable y que se debe investigar bien por parte de autoridades españolas.
Nunca fui partidario de que esta competición se jugase allí. Siempre pensé que el objetivo de los árabes mediante su irrupción en el fútbol era la de blanquear unos regímenes poco democráticos. Entiendo que hay que buscar la rentabilidad máxima a todos los negocios, pero si para que los clubes (y dirigentes) obtengan beneficios se debe sacrificar al aficionado, haciéndoles pasar por lo que ayer pasaron los aficionados del Mallorca, me niego a formar parte de esto. No exijo nada a la gente de la Real Federación Española de Futbol porque ya han demostrado que no están nunca a la altura de las circunstancias por mucho que cambien a su cabeza visible. Sin embargo, sí que creo que el Real Madrid podría hacer mucho bien condenando públicamente estos hechos y dejando claro que algo así no se puede hacerse llevando puesta una camiseta del Real Madrid (ni cualquier otra). La capacidad pedagógica y ejemplarizante del fútbol es enorme, la del Real Madrid en particular. Casi tanto como las necesidades de ciertas culturas de avanzar en el respeto a los derechos humanos.
Ojalá no se quede solo en una denuncia por parte de los aficionados, ojalá algo cambie de una vez.