Uno de los históricos de nuestro fútbol, el Real Zaragoza, vive desde hace más de una década una crisis deportiva que le ha apartado de la primera línea de la competición. Transita por la categoría de plata sin opciones reales de ascenso desde hace varios años. Pero su historia ha conocido de diversas gestas en especial en el torneo del K.O. Nada mejor que repasar su historia para retomar el serial de la Copa de España.

En los años 60 el Real Zaragoza fue una fuerza emergente del fútbol hispano, con su famosa delantera de los “Cinco magníficos” (Canario, Santos, Marcelino, Lapetra y Villa). Destacaron poderosamente en la entonces llamada Copa del Generalísimo en la que disputaron nada menos que cuatro finales seguidas, con dos victorias y dos derrotas. Finalizada esa era dorada llegó un largo periodo de estabilidad sin éxitos destacados, un descenso en 1977, rápidamente revertido al año siguiente, y una presencia continua en la parte media de la tabla de primera división con la Copa de la U.E.F.A como máxima aspiración.

En la temporada 85-86, las perspectivas no eran muy halagüeñas. Recientemente había perdido bastantes de sus mejores activos (los argentinos Barbas y Valdano y el paraguayo Amarilla), y se apostó por veteranos del Real Madrid (Fraile y Pineda) y del propio club blanco lograron la cesión de un delantero prometedor destinado a hacer historia en tierras aragonesas. Miguel Pardeza. La referencia del equipo era Juan Señor, centrocampista de mucha calidad, e internacional fijo con Miguel Muñoz. Se había asentado como portero el vasco Cedrun, hijo del mítico guardameta vasco Carmelo, al que Zubizarreta había ganado la carrera por la portería del Athletic. La gran incorporación sin duda, sería la del delantero uruguayo Rubén Sosa, que sería el estilete decisivo del gran éxito del año. Como entrenador se apostó por Luis Costa, que venía del filial. Un once tipo del año sería Cedrún, Fraile, García Cortes, Casuco, Kalicanin, Señor, Guerri, Herrera, Pardeza, Pineda y Ruben Sosa.

El equipo tuvo comienzos titubeantes, pero mejoró notablemente en la segunda vuelta. Destacó la contundencia y brillantez de su delantera, siendo la revelación el joven Pardeza, que confirmó los indicios que había dejado en el Castilla. Acabó en un meritorio cuarto puesto que le daba acceso por primera vez en una década a las competiciones europeas, pero también fue avanzando en la Copa. Le toco medirse al Real Madrid en semifinales, y en la ida sacó un jugoso 2-0 en La Romareda. No se achicó al famoso “miedo escénico” del Bernabéu en la visita a Madrid y se plantó en la final donde le esperaba el otro coloso: el Barça de Terry Venables y Schuster, Carrasco, Julio Alberto o Archibald. Es la primera final de Copa de la entidad desde 1976

En 1986, el Zaragoza hizo saltar todos los pronósticos al ganar al Barça la Copa del Rey en el Vicente Calderón. Tumbó al gran especialista de la competición, en su primera final en una década. Ya destacaba un jovencísimo Miguel Pardeza

La final es un 26 de abril en el ya desparecido Vicente Calderón. El Barça tiene en mente otra final: la de la Copa de Europa ante el Steaua de Bucarest en Sevilla dos semanas después, que es la gran obsesión de la entidad. Con todo, quiere ese trofeo de aperitivo y es súper favorito. En el minuto 30 hay una falta un tanto alejada de la meta de Urruti, portero culé de la ocasión. Parece complicada para un lanzamiento directo, pero el uruguayo Ruben Sosa se saca de la manga un disparo duro y seco, que supera la barrera y se cuela en la portería azulgrana. En la segunda parte los de Venables se vuelcan sobre el área zaragocista, con Schuster como principal catalizador del juego, pero los de Costa se defienden con uñas y dientes y de forma efectiva e incluso amenazan en alguna contra con Sosa y Pardeza. Finaliza el partido con la explosión de alegría maña: veinte años después la Copa vuelve a sus vitrinas y se dejan atrás varios años un tanto insulsos. Casi una década después, de la mano de Victor Fernandez y con el propio Pardeza ahora como capitán (fue traspasado definitivamente en 1988) el equipo alcanzaría su cenit deportivo. Se lograría otra Copa del Rey y, muy especialmente, la Recopa de Europa en una inolvidable final ante el Arsenal en el Parque de los Príncipes de París.

Casi veinte años después, en la temporada 2003-4, las cosas no iban tan bien. Dos temporadas antes se había descendido a segunda división, iniciando una irregularidad que convertiría al club en un equipo ascensor, hasta su definitiva perdida de identidad deportiva. Con todo, se había logrado una vez más el ascenso en el primer año de permanencia en la división de plata y para consolidarse en primera se disponían de algunas piezas destacadas como el defensa central Milito, el media punta Galetti (ambos argentinos), el extremo ex madridista Savio y ,muy especialmente, un joven delantero que empezaba a despuntar como uno de los mejores goleadores españoles de la historia: David Villa. Se continuó como el entrador del ascenso, Paco López, pero a mediados de ejercicio los malos resultados y el fantasma de un nuevo descenso provocan su sustitución por Víctor Muñoz, antiguo jugador del club, destacado internacional de la década de los 80 con amplia trayectoria en el Barça de esos años. Pero la mejor noticia llega de Madrid: se consigue la cesión de un centrocampista del Atlético que apenas cuenta con minutos de juego, Movilla y que había destacado en Rayo o Málaga. Es la pieza que falta para dotar al equipo de equilibrio para asegurar la permanencia y una gesta más alta.

La final de Copa de 2004 se presenta muy desequilibrada. A ella ha llegado el Zaragoza, confirmando su idilio con el trofeo, y el Real Madrid de los “galácticos” una colección de estrellas mundiales, fichada a golpe de talonario, que incluye nombre del calibre de Zidane, Ronaldo, Beckam, Roberto Carlos, Raúl o Figo. Parece lanzado a ganar todos los trofeos del año, aunque Ronaldo por lesión no puede jugar la final. Se disputa un 17 de marzo en épocas muy convulsas y dramáticas: casi una semana antes un brutal atentado terrorista en la estación de Atocha de Madrid ha costado 200 muertos, y la sombra de la tragedia planea el estadio Lluis Compays, de Barcelona, en donde se juega la final. Es un ambiente enrarecido en lo que lo último que importa es el resultado de una final que parece destinada a no tener mucha historia, si al menos se atiende a las diferencias de coste de plantilla entre los contendientes. Pero a un encuentro, todo es posible.

La victoria en la final de 2004 supuso el principio del fin del Real Madrid «Galáctico»·, una constelación de los mejores jugadores del momento fichados a golpe de talonario. La sorpresa fue mayúscula

El Zaragoza sale con Cesar, Maior, Milito, Cuartero, Toledo, Poncio, Movilla, Cani, Bortolini, Dani y Villa. Domina el Madrid aunque el Zaragoza parece bien plantado. A los 23 minutos Beckam ejecuta magistralmente un libre directo y todo parece seguir el guión previsto; pero a los 28, una jugada en banda del brasileño Savio deja un gran centro que es aprovechado por Dani que iguala la contienda. Casi al final del primer tiempo hay una falta lanzada por Movilla, el balón tras unos rechaces le llega franco a Villa que es trabado por Guti. Penalti que el propio Villa transforma. Sorpresa que parece remediar Robero Carlos con otro lanzamiento de falta estratosférico al comienzo del segundo tiempo. La cosa se pone muy fea para los maños cuando el centrocampista Cani es expulsado en el 67 del segundo tiempo. Pero lo de Victor aguantan el envite y de la mano de un descomunal Movilla en el centro del campo paran las embestidas blancas, que se agarran a la calidad de sus jugadores para resolver en cualquier momento. El ejercicio de resistencia da sus frutos y se llega a la prorroga. En el 95´, Guti es expulsado y las fuerzas se igualan. Eso envalentona al Zaragoza, y casi iniciada la segunda parte de la prorroga Movilla se interna en la defensa blanca cede a Galleti, que ha salido desde el banco, y se saca de la manga un chutazo que fusila el 2-3 definitivo. Apoteosis del aspirante por el que nadie apostaba y decepción madridista por partida doble; esa derrota supone el punto de inflexión que llevará a la descomposición al Madrid Galáctico que terminara el año en blanco, cuando era el favorito para arrasar con todo y en las siguientes temporadas no lograra remontar el vuelo.

Desafortunadamente no fue el inicio de una nueva época dorada para el equipo aragonés. Muy al contrario, poco después en la temporada 2007-08 se consumaba un nuevo descenso, seguido del tradicional ascenso en el ejercicio siguiente. Pero la decadencia deportiva  ya había iniciado su cuesta abajo sin freno. El equipo salvó los muebles in extremis durante tres temporadas para dar de nuevo con sus huesos en la segunda división en 2013. Desde entonces la oscuridad se ha apoderado del Real Zaragoza, que ha perdido de vista los puestos altos incluso de la división de plata del fútbol español. Se suceden entrenadores, jugadores y directores deportivos que no logran dar con la tecla necesaria para impulsar la vuelta a la élite; e incluso se ha coqueteado en no pocas ocasiones con el descenso a las categorías inferiores. Para el recuerdo  imborrable de sus sufridos seguidores de hoy, quedan sus gestas en la competición del K.O en la que fue referente en no pocas ocasiones. Es uno de los históricos devorado por el futbol moderno.

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