Didier Drogba fue un futbolista extraordinario. Muchos recuerdan sus goles con la camiseta del Chelsea, sin embargo no todos los aficionados conocen la mayor gesta de su vida, acabar con la guerra que asolaba a su país, Costa de Marfil. 

El fútbol es sin lugar a duda el deporte con mayor repercusión del mundo. Se habla de él a todas horas, en cualquier parte del planeta y da igual la época del año en que nos encontremos. Su capacidad de influencia es abrumadora.

A pesar de ello, los principales protagonistas del deporte rey, los futbolistas, suelen evitar implicarse en aquellas causas políticas o sociales que puedan ser convulsas o generen cierta crispación. Ejemplo de este mutismo lo tenemos en los últimos meses. Pocas estrellas del fútbol se han manifestado sobre los trágicos acontecimientos que acontecían en la Franja de Gaza. En la opulencia de sus palacios de cristal muchos futbolistas viven ajenos a la realidad del mundo que les rodea.

Evidentemente siempre hay excepciones. Lilian Thuram y Kylian MBappé no tuvieron ningun reparo en hacer campaña en las últimas elecciones celebradas en Francia. El exfutbolista y el actual capitán de la selección francesa pidieron abiertamente el voto contra los candidatos de ultraderecha de Merine Le Pen. La historia reciente también nos deja otros ejemplos de futbolistas con implicación política. Es sabido que el brasileño Sócrates y el italiano Lucarelli estaban involucrados activamente en los movimientos de izquierdas de sus respectivos países. En el espectro ideológico de la derecha, Di Canio y Luis Figo, nunca ocultaron sus opiniones políticas y jamás eludieron el debate de ideas. Pero como decíamos, todos ellos son “rarezas”, los futbolistas, por norma general evitan los “charcos”.

Merece la pena recordar la historia de Didier Drogba. Una estrella del balompié que en la primera década del siglo XXI detuvo una guerra civil en su país natal.

Por esa razón, en un contexto, donde el mutismo petulante es la práctica habitual, merece la pena recordar la historia de Didier Drogba. Una estrella del balompié que en la primera década del siglo XXI detuvo una guerra civil en su país natal. Afortunadamente para sus conciudadanos, no se refugió en un palacio de Cristal. Con valentía ejerció la influencia que el fútbol le proyectaba para conseguir que Costa de Marfil viviera en paz.

Drogba fue sin duda el referente del Chelsea de los primeros años del dos mil. Gracias a sus goles el equipo del norte de Londres consiguió conquistar varias “Premiers” y alzar su primera Champions League. Convirtiéndose de esa manera en el único equipo de la capital de Inglaterra con la orejona en sus vitrinas.

Los éxitos deportivos de Drogaba son incuestionables, pero sin duda, la mayor victoria de su carrera estuvo fuera de los terrenos de juego.

Costa de Marfil se adentró en 2002 en una terrible guerra civil. Aprovechando la visita oficial del presidente del país, Laurent Gbagbo, a Italia, un grupo de militares intentó tomar el poder por la fuerza. Los golpistas lanzaron una ofensiva sobre las principales ciudades del país. A pesar de no conseguir controlar Abiyán, centro del poder económico de Costa de Marfil, los rebeldes ocuparon localidades relevantes como, Korhogo y Bouaké.

Costa de Marfil quedó dividida geográfica y políticamente tras la intentona golpista. A un lado se encontraban las fuerzas gubernamentales de Laurent Gbagbo. Defensores de una ideología ultranacionalista, con un discurso xenófobo, autoritario y excluyente que abogaba por marginar a las minorías del norte del país. Frente a ellos la insurgencia, denominada Fuerzas Nuevas de Costa de Marfil, representando los intereses del norte y de los núcleos de población que se sentían excluidos por el gobierno de Gbagbo.

Los enfrentamientos se prolongaron durante largo tiempo. El país que vio nacer a Didier Drogba se tiñó de sangre. Paradójicamente, en el transcurrir de estos terribles años, el delantero del Chelsea, junto con Yaya Touré y Eboué, lideraron una selección que se convirtió en la sensación del fútbol africano.

El 8 de octubre de 2005, Costa de Marfil ganó a Sudan por tres goles a uno. Gracias a esa victoria Drogba y sus compañeros conseguían clasificar a su moribundo país para el Mundial de Alemania 2006.

El 8 de octubre de 2005, Costa de Marfil ganó a Sudan por tres goles a uno. Gracias a esa victoria Drogba y sus compañeros conseguían clasificar a su moribundo país para el Mundial de Alemania 2006. Por primera vez en la historia, Costa de Marfil, disputaría la fase final de la Copa del Mundo. Por unos días, los pueblos y ciudades del país cambiaron sangre y balas por jubilo y alegría. El fútbol volvía a unir a un pueblo cansado de una guerra fratricida.

Fue entonces cuando Drogba marcó el gol más importante de toda su vida. Al acabar el partido contra Sudan y en plenas celebraciones, cogió un micrófono y lanzó el siguiente mensaje:

“Marfileños y marfileñas, del norte, del sur, del este y del oeste. Ya vieron hoy que todo Costa de Marfil puede vivir en comunidad y puede jugar en conjunto con un mismo objetivo: clasificar al Mundial. Les habíamos prometido que esta fiesta iba a reunir al pueblo. Hoy les pedimos de rodillas que se perdonen los unos a los otros. Perdónense. El único país de África que tienen toda esa riqueza no puede caer en el caos así. Por favor, dejen sus armas y organicen unas elecciones libres que todo saldrá mejor. Queremos divertirnos, suelten sus fusiles».

Aquellas palabras no pasaron inadvertidas. No las había pronunciado cualquiera. En aquel momento Didier Drogba era, además del capitán de la selección, el costamarfileño más influyente del mundo. Su discurso se escuchó en todos los rincones de nuestro planeta. Los líderes de los dos bandos enfrentados no podían ignorarlo.

Un año más tarde, en 2006, Drogba fue designado mejor futbolista de África. Tras recibir el galardón, Gbagbo, le organizó una audiencia en la residencia presidencial. Drogba aprovechó esa oportunidad para pedir públicamente al presidente viajar a Bouaké y ofrecer también su premio a los representantes de las Fuerzas Nuevas de Costa de Marfil. El capitán de la selección buscaba con empeño, unidad y paz, para su país. Gbagbo accedió a su petición. La influencia de Drogaba entre los costamarfileños era tan grande que no podía negarse.

Bouaké, ciudad que estaba en manos de los rebeldes recibió a Drogba como un auténtico héroe. Pero las intenciones del futbolista del Chelsea no pasaban por darse un simple baño de multitudes. Consiguió que la insurgencia se comprometiera a negociar una paz duradera para Costa de Marfil.

En 2007 se anunció un alto el fuego y la constitución de un solo gobierno. La Paz había llegado a Costa de Marfil. Un hecho que se debió fundamentalmente a la intermediación de un futbolista que tuvo claro que ningun éxito en su carrera era mas importante que el bienestar de su pueblo.

Tiempo después Drogba logró algo insólito desde que comenzara el conflicto. Reunió a representantes y negociadores de ambos bandos. De aquel encuentro surgió un compromiso firme de todas las partes para poner fin a las hostilidades.

En 2007 se anunció un alto el fuego y la constitución de un solo gobierno. La Paz había llegado a Costa de Marfil. Un hecho que se debió fundamentalmente a la intermediación de un futbolista que tuvo claro que ningun éxito en su carrera era mas importante que el bienestar de su pueblo.

Didier Drogba, será para siempre un héroe de Costa de Marfil. Su empeño personal consiguió detener la guerra civil que asolaba su país. Desgraciadamente su forma de actuar es una excepción dentro del mundo del fútbol. A pesar de ello, Drogba representa, sin duda, lo mejor de este deporte. Ojalá que en el futuro surjan más futbolistas con una implicación como la suya. El mundo entonces será un lugar mejor.

1 thought on “Didier Drogba, el futbolista que paralizó una guerra

  1. Drogba, excelente en el campo y fuera de él.
    Es uno de los delanteros de las últimas décadas que más me ha gustado.

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