Observamos desde un prisma futbolístico las relaciones entre las ciudades más importantes de España. Madrileños y barceloneses viven el futbol de una manera particular y especial, analizamos sus diferencias y similitudes.
Madrid y Barcelona están separadas geográficamente por 625 kilómetros. Para salvar esta distancia se ha creado un puente aéreo, una autopista y una línea de alta velocidad. Todo este nivel de infraestructuras pone de manifestó la existencia de una fuerte atracción mutua entre las dos ciudades más pobladas y con mayor actividad económica del país.
La convivencia entre Madrid y Barcelona se ha caracterizado por una relación de dependencia e influencia mutua. En muchos momentos el trato entre ambas poblaciones ha estado marcada por la fraternidad sin embargo en otros momentos ha aflorado la rivalidad lógica de dos grandes metrópolis que conviven en un mismo país. La comunicación entre las dos urbes es constante y directa, desafortunadamente esta no ha impedido que surjan estereotipos y tópicos erróneos a ambos lados del puente aéreo.
La convivencia entre Madrid y Barcelona se ha caracterizado por una relación de dependencia e influencia mutua. En muchos momentos el trato entre ambas poblaciones ha estado marcada por la fraternidad sin embargo en otros momentos ha aflorado la rivalidad lógica de dos grandes metrópolis que conviven en un mismo país.
Posiblemente las mayores pulsiones de rivalidad entre Madrid y Barcelona se encuentren a nivel futbolístico. Los “clásicos” entre Real Madrid y Futbol Club Barcelona sacan a relucir dos identidades propias muy presentes en ambas ciudades. Los partidos que disputan Real Madrid y Futbol Club Barcelona van más allá de una rivalidad futbolística, la idiosincrasia de ambos clubes hacen que se enfrenten algo más que dos simples conceptos futbolísticos. Barça y Real Madrid son dos instituciones deportivas que suscitan sentimientos muy relevantes y que en muchos casos trascienden del terreno meramente deportivo.
Los “clásicos” entre Real Madrid y Futbol Club Barcelona sacan a relucir dos identidades propias muy presentes en ambas ciudades
El Futbol Club Barcelona tiene una identidad catalana muy marcada, cuestión que se refleja en los estamentos del Club y en muchos de sus aficionados. El Barça, muy especialmente desde la llegada de Johan Cruyff revindica unos valores futbolísticos basados en un estilo ofensivo, de posesión y toque. La piedra angular del Club es el “estilo”, el cual debe respetarse y predicarse en todos los niveles.
Por el contrario el Real Madrid es un club muy vinculado al centralismo político. El equipo merengue no tiene complejos, su capacidad ganadora es asombrosa e irrefutable, ganar es el leitmotiv del Club y no se cuestiona la forma de hacerlo, lo puede hacer con un futbol directo, de posesión o de contrataque. Lo importante es la victoria.
Posiblemente la rivalidad entre F.C. Barcelona y Real Madrid sea una de las mayores exportaciones de nuestro campeonato ligero al futbol mundial, si bien esta rivalidad no debe dejar en un segundo plano otras interacciones futbolísticas que existen entre la ciudad condal y la capital.
En líneas generales el futbol en ambas ciudades se vive de forma pasional, como caracteriza a los países mediterráneos. Las tertulias futbolísticas invaden cafeterías, bares, oficinas, viajes de metro, la cotidianidad del día a día está muy marcada por el análisis del partido jugado o del que se jugará. Las similitudes en cuanto a las palpitaciones que produce el futbol en ambas ciudades son grandes pero también existen diferencias en la proyección del deporte rey en las dos metrópolis.
En líneas generales el futbol en ambas ciudades se vive de forma pasional, como caracteriza a los países mediterráneos.
Una evidente diferencia entre Madrid y Barcelona se encuentra en el número de equipos en la elite profesional de nuestro futbol. En la temporada que acaba de comenzar, la ciudad de Barcelona cuenta con dos equipos en primera división, el F.C. Barcelona y el R.C.D. Espanyol, mientras que la municipalidad de Madrid (se excluye el área metropolitana) tiene tres escuadras en la división de honor, Real Madrid, Atlético de Madrid y Rayo Vallecano.
Otro elemento diferenciador lo podemos encontrar en el prorrateo de aficionados por equipo. En Barcelona la cifra de aficionados que simpatizan con el equipo blaugrana es muy superior a los del Espanyol. Un estudio del Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat de Cataluña realizado en marzo de 2017 revela que solo el 3,6 % de los catalanes se define como seguidor del Espanyol, mientras que el Barça es el equipo predilecto para un 77,5% de los catalanes. Estos datos ponen de manifiesto cierta homogenización en las simpatías futbolísticas de la ciudad condal. En Madrid el equipo con mayor masa social es el Real Madrid sin embargo el Atlético de Madrid tiene un alto número de seguidores sobre todo en el sur de la ciudad y entre las clases populares. El Rayo Vallecano está profundamente arraigado en la barriada de Vallecas donde es un catalizador social y deportivo siendo el equipo de referencia. Por tanto podemos decir que Madrid es más plural y heterogéneo que Barcelona en cuanto a simpatías o filiaciones futbolísticas se refiere.
En Barcelona existen elementos que caracterizan a las masas sociales de F.C. Barcelona y R.C.D Espanyol. Como se expuso con anterioridad, el Barça ha sido desde su fundación un club muy próximo al catalanismo político, siendo su identidad catalana un elemento aglutinador, si bien, los aficionados proceden de todos los estratos sociales de la ciudad. El Espanyol por su parte, es un club más asociado a ciertas clases pudientes debido a que el Estadio del club estuvo durante muchas décadas en el elitista barrio de Sarria. Entre sus aficionados hay también muchos emigrantes de otras regiones de España asentados en la periferia de Barcelona. Durante mucho tiempo los aficionados del Espanyol representaban a una parte de la población barcelonesa que no se planteaba la ruptura política con España, si bien en los últimos años, el perfil del aficionado perico ha ido cambiando y la masa social del Espanyol refleja las distintas sensibilidades existentes en la sociedad catalana. Un ejemplo de esta evolución es Gabriel Rufián diputado de “Esquerra Republicana de Catalunya” en el Congreso de los Diputados, perico confeso y defensor de la causa independentista catalana. Un hecho que cabe resaltar en esta línea catalanizadora fue el cambio de denominación del club en 1995, se catalanizo el nombre “Espanyol” y se añadió “de Barcelona” con una clara intención de reivindicarse como equipo de la ciudad. La nueva ubicación de su estadio en el vecino municipio de Cornellá ha sido utilizada por los seguidores culés para dudar de su “barcelonía”.
En Barcelona, el Barça ha sido desde su fundación un club muy próximo al catalanismo político. El Espanyol por su parte representaba a una parte de la población barcelonesa que no se planteaba la ruptura política con España, si bien en los últimos años, el perfil del aficionado perico ha ido cambiando y la masa social del Espanyol refleja las distintas sensibilidades existentes en la sociedad catalana.
En la ciudad de Madrid la ubicación de los Estadios es un elemento decisivo en la filiación de seguidores y aficionados. El emplazamiento de los terrenos de juego y los desarrollos urbanísticos alrededor de dichos campos de futbol han condicionado los perfiles de los seguidores de los equipos madrileños. El Real Madrid, tiene desde hace décadas su estadio en el Paseo de la Castellana, frente al que podíamos denominar distrito financiero de la ciudad (Azca), por uno de sus laterales serpentea el área residencial de Chamartín, una de las más opulentas de la capital. Esta ubicación ha producido que el Santiago Bernabéu tenga un aroma creso y que el socio o abonado que acude al Estadio tenga una esencia mayoritariamente elitista. Este estereotipo de la platea del Bernabéu no se corresponde con la composición real de la masa social de los seguidores madridistas. El club blanco es sociológicamente plural y heterogéneo, con predicamento tanto en las clases sociales adineradas como en las clases trabajadoras y proletarias de la ciudad, en definitiva el Real Madrid es un equipo de gran implantación en la ciudad, con un carácter global, teniendo aficionados en todos los estratos sociales. Por su parte el Atlético de Madrid ha tenido durante cincuenta años su estadio asentado en el Barrio de Arganzuela en la periferia sur de la ciudad. Debido a esta ubicación el Atlético ha interactuado directamente con las barriadas de trabajadores ubicadas en esa parte de Madrid. Eso ha provocado que un importante porcentaje de aficionados colchoneros provenga de estratos sociales populares. Otro elemento cardinal en la filiación del seguidor rojiblanco es la vinculación histórica del club con el ejército. Cabe recordar que en los años cuarenta el Atlético se apellidaba Aviación. Los miembros de los tres ejércitos (Armada, tierra y aire) pudieron acceder al Vicente Calderón gratuitamente durante años. Para más inri en los años cincuenta en las barriadas populares de Carabanchel, frente al Estadio del Vicente Calderón, se construyeron multitud de viviendas para militares, estos nuevos suburbios se convirtieran en un caladero de seguidores colchoneros. Hoy el Atlético, al igual que el Real Madrid, es un club global con seguidores en todos los estamentos de la sociedad. Por último el Rayo Vallecano ha estado asociado a un espíritu de barrio, proletario y fabril, identificándose con las clases trabajadoras de Vallecas, que asocian la lucha futbolística del equipo de la Franja como su lucha diaria. En este análisis de las interacciones futbolísticas entre Madrid y Barcelona cabe destacar la curiosidad de David Fernández, miembro de las CUP, diputado del “Parlament” durante los años 2012 a 2015 por la formación asamblearia e independentista y que hace gala de su afición por el equipo de la franja roja.
En la ciudad de Madrid la ubicación de los Estadios es un elemento decisivo en la filiación de seguidores y aficionados.
Un elemento que parece común, tanto en Madrid y Barcelona, es la preponderancia económica del F.C. Barcelona y del Real Madrid sobre sus vecinos, todo ello a pesar de que el Atlético de Madrid ha dado pasos de gigante en este terreno en los últimos años. La brecha económica existente entre los equipos no ha impedido sin embargo que los “derbys” tanto en Madrid como en Barcelona tengan una competitividad extrema.
El Espanyol a pesar de tener una cierta desventaja social y económica respecto a su rival culé ha puesto históricamente en muchos apuros a su vecino blaugrana. El 9 de junio de 2007 un gol de Tamudo en el Camp Nou privaría al Barça de alzarse con el título liguero de esa temporada, campeonato que acabaría en las vitrinas blancas, ese gol pasaría a la Historia de la Liga con nombre propio el “Tamudazo”. La hostilidad entre los seguidores de los dos equipos de Barcelona hacia su vecino futbolístico es fuerte y en los últimos años han proliferado mensajes ofensivos de dudoso gusto en las gradas de animación del Camp Nou y del RCDE Stadium.
En Madrid los derbys han tenido fases muy diversas. Entre el Real Madrid y el Atlético la igualdad era bastante habitual, sin embargo y tras una travesía por el desierto con descenso a segunda incluido el Atlético estuvo catorce años sin ganar al Real Madrid. Con la llegada del Cholo Simeone al banquillo rojiblanco la igualdad parece haber vuelto. Real Madrid y Atlético han disputado en los últimos años tres finales europeas, algo inédito en el futbol continental. El Real Madrid ganó al Atlético de Madrid las finales de Champions League de 2014 y 2016 disputadas en Lisboa y Milán respectivamente. El pasado mes de agosto el Atlético consiguió vencer la Supercopa de Europa a su eterno rival.
Los derbis con el Rayo son sin embargo más desiguales, el nivel económico de merengues y colchoneros, ponen muy difíciles las cosas al equipo vallecano, si bien el Rayo ha conseguido alguna vez tomar el Bernabéu o el viejo Vicente Calderón. En Vallecas debido entre otras cosas a las dimensiones del campo de juego Atlético y Real Madrid siempre pasan dificultades. Como anécdota curiosa de los derbis disputados en Vallecas, la única vez que el Estadio del Rayo vendió toda su taquilla fue en un partido contra el Atlético de Madrid lo que refleja el predicamento de ambos equipos en las clases populares y del sur de la capital.
Una consecuencia (ciertamente inevitable) de las rivalidades internas entre los equipos de Madrid y Barcelona es que han producido a modo de péndulo afectos mutuos en los enemigos del rival. El viejo proverbio árabe “El enemigo de mi enemigo es mi amigo” ha estado muy presente entre las aficiones de Madrid y Barcelona. Los aficionados del Real Madrid y del Espanyol han tenido históricamente una cierta simpatía mutua, basada en gran medida en el rechazo de ambas hinchadas al F.C. Barcelona, de hecho durante muchos años se llamó al antiguo Estadio de Sarria como el pequeño Bernabéu. Sin embargo en los últimos años la afición perica ha ido cogiendo un perfil más autónomo y ya no evidencia abiertamente una simpatía hacia el club blanco. Un aspecto distinto tiene la rivalidad entre el Barcelona y el Atlético de Madrid, que también se considera como uno de los «Clásicos» del fútbol español, si bien y debido a la confrontación de ambas hinchadas con el Real Madrid a esta rivalidad se la denomina cariñosamente “tierna rivalidad”. El mayor exponente de esta “tierna rivalidad” la representaban los cantantes Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat que disfrutaban estos partidos de forma amigable y ociosa en el palco del Vicente Calderón.
Los aficionados del Real Madrid y del Espanyol han tenido históricamente una cierta simpatía mutua, la rivalidad entre el Barcelona y el Atlético de Madrid, que también se considera como uno de los «Clásicos» del fútbol español, si bien y debido a la confrontación de ambas hinchadas con el Real Madrid a esta rivalidad se la denomina cariñosamente “tierna rivalidad”.
Madrid y Barcelona, en definitiva, han fraguado también a nivel futbolístico una relación llena de reciprocidades, influencias y dependencias mutuas. La fuerte rivalidad entre el Real Madrid y el F.C. Barcelona no es la única interacción que existe entre las dos ciudades, si bien, la existencia de una rivalidad no tiene por qué conllevar elementos negativos. A lo largo de la historia del deporte siempre se han dado fuertes rivalidades que, lejos de dejar un vencedor y un vencido, han servido para engrandecer a las partes enfrentadas.
Madrid y Barcelona, en definitiva, han fraguado también a nivel futbolístico una relación llena de reciprocidades, influencias y dependencias mutuas.
Así pues, el boxeo seguramente no presumiría de su máxima figura Mohamed Ali si no hubiese existido su correspondiente Joe Frazier que a base de míticas peleas le hubiese obligado a dar lo mejor de sí y no conformarse con ser el mejor de su tiempo y aspirar a ser el mejor de todos los tiempos. De la misma manera, ¿qué hubiera sido de Federer sin su Nadal? O de Alain Prost sin su Ayrton Senna.
El futbol español en su conjunto y la selección española de forma particular se han beneficiado, se benefician y se seguirán beneficiando de la rivalidad bien entendida que surge entre los equipos de Barcelona y de Madrid.
El futbol español en su conjunto y la selección española de forma particular se han beneficiado, se benefician y se seguirán beneficiando de la rivalidad bien entendida que surge entre los equipos de Barcelona y de Madrid.
Por último y a modo de reflexión sobre los hechos que se han sucedido en el seno de la sociedad española, especialmente en el último año en Cataluña. Podría ser oportuno recordar los éxitos cosechados por nuestra selección de futbol en los últimos años. Éxitos basados en una fraternal unión de todos los que conformamos este país independientemente de ideologías, sentimientos e identidades. Los problemas no suelen resolverse con rupturas, la concordia, la fraternidad y el respeto hacia todos suele conducir a soluciones más sólidas.