Repasamos la historia de uno de los míticos equipos del fútbol español de los años setenta, el Granada. El conjunto nazarí hizo sufrir a los grandes durante ocho años consecutivos. Su historia de superación llenó de orgullo a una ciudad que todavía recuerda con nostalgia aquellas maravillosas temporadas.   

Los años setenta fueron intensos y convulsos, al son de la música disco y del rock progresivo el mundo vio cómo se rompían infinidad de estereotipos. Nos dejaron celebres artistas como Jimi Hendrix y Elvis Presley. En Estados Unidos estalló el escándalo del Watergate. La guerra de Vietnam tiñó de sangre periódicos y noticiarios de todo el planeta. En Latinoamérica surgieron a golpe de fusil cruentas dictaduras militares. El terrorismo mundial vivió un apogeo sin precedentes. Una revolución tecnológica empezaba a cambiarlo todo.

El deporte no fue ajeno al bullicio de los años setenta.  En 1972 los Juegos Olímpicos de Múnich fueron trágicamente suspendidos debido a un ataque terrorista que se cobró la vida de diecisiete deportistas israelitas. Argentina organizó, en plena represión de la dictadura militar, el Mundial de Fútbol de 1978. La gimnasta Nadia Comaneci alcanzó la perfección mientras Muhammad Ali y Kareem Abdul-Jabbar se convirtieron en estrellas más allá del deporte.

El Granada  de los años setenta fue un mítico equipo de la historia del fútbol español. El primer “matagigantes” que campeó en nuestra Liga.

El fútbol en la década de los setenta vivirá su primera gran universalización. Las figuras de Pele, en el ocaso de su carrera y Johan Cruyff llevarán el balompié a los lugares más recónditos del planeta. En Europa los años setenta nos dejaron una hermosa rivalidad entre Cruyff y Beckenbauer. La selección holandesa de fútbol, conocida como la Naranja Mecánica, entrenada por Rinus Michels y capitaneada por Johan Cruyff, hizo surgir una nueva forma de entender el juego, fue la génesis del fútbol moderno.

El fútbol español recibirá el embrujo de las nuevas tendencias que surgían en los Países Bajos. Sus principales pioneros, Rinus Michels, Neeskens y Cruyff desembarcaron en Barcelona, cambiando para siempre la historia del Barça y del fútbol español. El 28 de octubre de 1973 Johan Cruyff disputaba su primer partido de Liga con la camiseta azulgrana, su rival el Granada, un mítico equipo en la historia del fútbol español. El primer “matagigantes” que campeó en nuestra Liga.

Foto Marca

En los años setenta el fútbol dio a los granadinos un motivo más para llenarse de orgullo. Al igual que su mestizo barrio del Albaicín, al este de la ciudad, Granada construyó un equipo que mezcló con armonía las diferentes tendencias que proliferaban en el fútbol de la época.

Fueron años felices para Granada, los mejores de su historia futbolística. Todo comenzó a finales de 1968 cuando el club nazarí consigue volver a Primera División, tras un fugaz año en Segunda. Serán ocho temporadas en Primera División codeándose con los mejores equipos del fútbol español.

El Presidente del club, Cándido Gómez alias “Candi”, exjugador en los años cuarenta diseñó un equipo joven, comprometido y plenamente identificado con el Club y la ciudad. Aquel equipo fue catalogado en muchas ocasiones de violento. Alfredo Di Stefano entrenador del Valencia en los años setenta, fue el primero en tildar de iracundo al equipo granadino. Asensi, mítico jugador culé, llegó a decir “Ir a Granada es ir a la Guerra”. Pero ese equipo fue futbolísticamente más que un equipo duro. Tuvo momentos de excelencia y en alguna ocasión alcanzó la virtuosidad.

Porta jugador del Granada Foto Fútbol Retro.

La dirección técnica correspondió a Joseito, un ex jugador del Real Madrid, que tenía gran capacidad de adaptación y pragmatismo. De casualidad encontró una delantera de ensueño, la formada por Porta y Barrios, dos jugadores cuasi defenestrados que tuvieron que jugar un partido de Copa contra el Langre por las lesiones de sus compañeros. El experimento resultó tan exitoso que ambos jugadores ya no saldrían del once inicial. En 1972, Porta, anotaría veinte goles en el campeonato de Liga, convirtiéndose en el “Pichichi“ de Primera División. Un logro más que meritorio cuando no se suda la camiseta de los grandes.

En el centro del campo destacaban dos jugadores antagónicos pero eficazmente compenetrados. Rafael Jaen medio centro corpulento y sacrificado se complementaba a la perfección con la calidad de Manuel Fontanela, un elegante futbolista que se encargaba de crear el fútbol del equipo.

La fama de equipo violento que acompañaba al Granada era en gran medida provocada por la pareja de centrales. Un comando de guerra que no hacia prisioneros.

Cualquier equipo de la Liga Española en los años setenta tenía oriundos en sus filas. Los oriundos eran jugadores “supuestamente” con orígenes españoles que en virtud de ello se les permitía jugar como nacionales en la Liga. En realidad, la llegada de estos futbolistas se convirtió en un flagrante fraude de pasaportes para futbolistas que por arte de magia encontraban antepasados españoles. Anecdótica fue la presentación de Miguel Angel Adorno por el Valencia, al ser preguntado por sus orígenes contestó “Mi abuelo era de Celta de Vigo”.

El Granada de aquella época también tuvo oriundos. Los tuvo de renombre y de marcado carácter. Aguirre Suarez y Fernández, dos centrales expeditivos que hicieron temblar a las delanteras del fútbol español en aquellos maravillosos años. La fama de equipo violento que acompañaba al Granada era en gran medida provocada por esta pareja de centrales. Un comando de guerra que no hacia prisioneros.

Aguirre Suarez fue integrante de aquel Estudiantes de la Plata que jugó la final de la Copa Intercontinental de 1969 contra el A.C. Milán. Si, aquel encuentro que acabó con tres jugadores argentinos en prisión tras agredir reiteradamente a los futbolistas italianos durante el transcurso del partido. Uno de los detenidos fue Aguirre Suarez.

Foto El País.

El paraguayo Pedro Fernández por su parte pasó a la historia del fútbol español por sus constantes disputas con el madridista Amancio. Encontronazos obstinados entre el defensa nazarí y el mítico delantero madridista terminaron con una entrada a media altura que es historia de nuestro fútbol. Amancio salió en camilla y se quedó en el dique seco durante tres meses. Fernández fue sancionado con más de quince partidos. Más de cuarenta años después los dos protagonistas de la acción siguen sin hablarse y no piensan en la reconciliación.

En aquellos años el Granada ganó a todos los grandes. En el viejo “Los Carmenes” sucumbió el  Barça, el Madrid, el Atleti y el Sevilla. Iribar y su Athletic de Bilbao se llevaron una manita, jamás hasta ese momento el mítico portero vizcaíno había recibido cinco goles en un partido. Pero posiblemente la victoria más prestigiosa del equipo blanquirojo fue en el Santiago Bernabéu, un solitario gol de Lorenzo Garcia en enero de 1974 provocó la única victoria del Granada en el campo del Real Madrid en toda su historia.

El “Matagigantes” de los setenta, el equipo al que nadie quería enfrentarse, rozó la clasificación para competiciones europeas en dos ocasiones. En 1972 y en 1973 acabó sexto en la Liga a las puertas de Europa. La borrachera granadina acabó finalmente en 1976 con un inesperado descenso a Segunda División. Granada no volvería a disfrutar del fútbol de élite hasta 2011.

En la historia de nuestro fútbol quedará para siempre y en un lugar destacado los ocho brillantes años que el Granada jugó en Primera División. Se convirtió en un dolor de cabeza para cualquier equipo de la Liga. Fue sin lugar a dudas el primer “Matagigantes” que conoció el fútbol español.

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