En Barcelona existen historias de fútbol más allá del F.C. Barcelona. Escribimos sobre aquellos equipos de la ciudad catalana que alguna vez jugaron en Primera y Segunda División.   

Recuerdo la primera vez que aterricé en Barcelona. Eran finales de los ochenta, la ciudad se preparaba para una cita histórica que enamoraría definitivamente al mundo. Mi caso no fue una excepción, como muchos otros foráneos acabé deslumbrado por la belleza de la ciudad catalana.

Recuerdo con emoción aquellos primeros paseos por el Barrio Gótico, por la “Ciutadella” y el “Eixample”. Añoro esa sensación de vértigo que tuve con la subida a Montjuic y las infinitas vistas al Mediterráneo. En mi memoria sigue anidado el asombro al ver la Sagrada Familia, la Pedrera y las maravillosas pinceladas que Gaudí había dejado en la ciudad. Barcelona me había conquistado. Entendí el crisol de culturas que la habitaban paseando por las Ramblas. Entrando en la “Boqueria” comprendí que Barcelona era el destino de gentes llegadas de multitud de latitudes.

Después de esa primera visita volví muchas veces más descubriendo rincones exquisitos de una ciudad diferente. Barcelona siempre destila ese aroma cosmopolita de ciudad universal, epicentro de mil culturas y espejo de su propia identidad. En definitiva, Barcelona no es una sola, son muchas y diversas.

La variedad con que se vive Barcelona no se refleja en su fútbol. Sorprende que un lugar con tan marcado carácter multicultural sea casi homogéneo en su pasión por el fútbol.

Barcelona muestra al viajante su diversidad natural. Lenguas, culturas, folclores palpitan en los rincones de la ciudad. Sin embargo, la variedad con que se vive Barcelona no se refleja en su fútbol. Sorprende a mis ojos forasteros, como un lugar con tan marcado carácter multicultural sea casi homogéneo en su pasión por el fútbol.

El Barça está presente en todos los poros de la ciudad. Banderas, camisetas, pegatinas, la presencia blaugrana es casi total. Pero a pesar de este predominio culé, la ciudad de Barcelona es también el hogar de míticos equipos de fútbol que en algún momento han competido en las categorías principales del fútbol español.

El Espanyol es quizá el equipo más conocido de la “otra” Barcelona futbolera. Un club histórico de la ciudad que ha jugado más de ochenta temporadas en primera división ganando hasta el momento cuatro Copas del Rey. La nueva ubicación de su estadio en el vecino municipio de Cornellá podría hacer dudar de su “barcelonía”. Si bien ese planteamiento es algo injusto, el Espanyol tuvo durante muchas décadas su casa en el barrio de Sarria. A finales de los noventa se mudó al emblemático Estadio Olímpico de Montjuic, donde jugó durante más de diez años.

Estadio de Sarria. Foto La Contra Deportiva

El gran Loquillo cantó alguna vez “Tu infancia está muy atrás, tu juventud se perdió en Barcelona Ciudad”. El Espanyol puede identificarse con la estrofa de este gran rockero, no podemos obviar que los “pericos” (termino con el que se conocen a los aficionados del Espanyol) han crecido y se han hecho mayores en la ciudad de Barcelona.

Los seguidores del Espanyol son ciertamente una minoría, así lo pone de manifiesto una encuesta realizada por el Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat de Catalunya de marzo de 2017 donde se revelaba que solo el 3,6% de los catalanes se consideraba seguidor del Espanyol. Los pericos suelen definirse como una “inmensa minoría”, orgullosa eso sí de su club y de su historia.

El gran periodista Enric Gonzalez, reconocido perico, escribió “Mientras quede vivo uno de nosotros, existirá un territorio inmaterial de color blanco y azul. Es un territorio que no está hecho de cemento. Está hecho de sueños. Es eterno”. Pocas frases reflejan mejor la fidelidad de un aficionado con su equipo de futbol. Los seguidores del Espanyol pueden ser pocos en su ciudad, pero su lealtad es inmensa.

En el barrio de Gracia, sobrevive un centenario club barcelonés que llegó a juagar en Primera División, el Club Esportiú Europa. Único club de la ciudad junto con Barça y Espanyol que ha competido en la división de oro del fútbol español.

Formación del Europa años sesenta. Foto Mundo Deportivo

El Europa se fundó en 1907, en poco tiempo consiguió un gran nivel futbolístico. Jugó la final de la Copa de 1923 frente al Athletic Club, el equipo catalán sucumbió ante el empuje vizcaíno. Fue uno de los diez equipos fundadores de la Liga Española. Se mantuvo en Primera División tres temporadas, en 1931 descendió y nunca más volvió a jugar en Primera. Poco a poco fue perdiendo nivel competitivo. El club volvería a Segunda División en los años sesenta, disputando cinco temporadas consecutivas en la categoría de plata. Hoy disputa sus partidos en Tercera División, tal vez añorando tiempos mejores. Pero siempre quedará en la historia que el Europa fue un día equipo de Primera División

En los años setenta otro equipo de fútbol de Barcelona competió en Segunda División, era la Union Espertiva Sant Andreu. Equipo que lleva el nombre del popular barrio barcelonés que lo cobija. Fundado en 1909, durante su gloriosa década de los setenta, cuando sus partidos se disputaban en la división de plata del futbol español, llegó a tener más de seis mil socios.

Foto del Estadio Narcis Sala del Sant Andreu

Fue en esa época cuando se construye su actual estadio, el Narcis Sala, uno de los campos más carismáticos del fútbol catalán. Enclavado en medio de la barriada de San Andreu, desde el terreno de juego se pude apreciar la vida cotidiana de un barrio asomado en sus balcones. En dos ocasiones en los últimos años, el Atlético de Madrid ha jugado eliminatorias de Copa en este popular Estadio. En sus gradas puedes encontrarte con los raperos de FRAC (Fundación de Raperos Atípicos de Cadiz) autores del tema “Odio eterno al fútbol moderno” un viral homenaje rapeado y nostálgico al fútbol de los años ochenta.  El Sant Andreu es un equipo diferente, con un aroma barrial que le hace sumamente peculiar.

Pero seguramente si hay un equipo en Barcelona que naciera con un carácter particular ese sea el Club Esportiu Júpiter. Fue creado en 1909 en el barrio de Poblenou. A principios del Siglo XX en dicho barrio del litoral barcelonés todo o casi todo tenía relación con la lucha proletaria. El fútbol no iba a ser una excepción. La intención primera del club, así se reflejaba en sus estatutos, era estrechar su colaboración con la sociedad que lo rodeaba y sus gentes. En estos primeros años de fundación el club entero estaba afiliado al sindicato anarquista CNT.

En la década de los treinta, el Júpiter alcanzó los dos mil socios, compitiendo y rivalizando casi al mismo nivel con Barça y Espanyol. Las connotaciones políticas del Júpiter hacían que con frecuencia Buenaventura Durruti, líder anarquista, asomara por las gradas de su Estadio. Fue en esta época cuando el Júpiter alcanzó sus mayores éxitos deportivos, disputando dos temporadas en Segunda División.

En los años cuarenta el Júpiter fue perdiendo relevancia social y deportiva. En 1948 abandonó Poblenou y se mudó a la barriada de la Verneda rompiendo la simbiosis que hasta ese momento existía entre el Club y su barrio. La historia reciente del Júpiter se juega en categorías menos relevantes, queda poco de ese club que competía en número de socios con el Barça y el Espanyol, como también queda poco de su ideario ideológico fundacional y la relación con el barrio que lo vio nacer.

Ningún tabique por pequeños que pudiera parecer es irrelevante. Barcelona son muchas cosas, su fútbol también.

Barcelona la ciudad que grita, que salta, que lucha y que te enamora vive repleta de pequeños tesoros. La ciudad que casi siempre tiñe de blaugrana la pared de su fútbol también sabe pintar con otros colores. Tal vez esas tapias se vean menos o quizá sean más difíciles de dibujar. Pero todas ellas en su conjunto forman el gran mural del fútbol de Barcelona. Ningún tabique por pequeño que pudiera parecer es irrelevante. Barcelona son muchas cosas, su fútbol también.

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