Vivimos tiempos convulsos en la economía del fútbol internacional, en el mercado internacional de jugadores. Es claro que hay –justo es decirlo– una burbuja especulativa que es fomentada por algunos clubes que tiran de chequera sin miramientos, y por muchos representantes, que hacen que los precios en el mercadeo de jugadores estén por las nubes, es decir, que no se justifiquen por ningún motivo económico o futbolístico. Por las nubes salvo en el caso del mejor jugador del mundo (eso es lo que pienso yo, aunque admito que Messi también lo sea), que supuestamente debería ser el más caro. Que Cristiano Ronaldo haya costado 100 Millones de Euros es una broma gastada al alimón por el Presidente del Real Madrid, la Juve y por el jugador, para mayor beneficio de la Juve, el jugador y Hacienda. Cualquier jugador sin apenas nombre, que a duras penas le da al balón con un mínimo de rectitud, que no tiene pasado y que es carne de inmediata cesión a otro club que pague su ficha, ya vale varias decenas de millones de Euros. Salid al mercado y preguntad.
Es difícil hallar una regla fija que sirva para identificar cuándo se ficha bien y cuándo mal, si es bueno fomentar la cantera o no.
En ese escenario convulso que describimos, resulta que uno de los mayores clubes del mundo, el Barça, se ha gastado más de 200 Millones de Euros en jugadores que han pasado totalmente desapercibidos, y de cuyo nombre nadie se acuerda (¿o es que alguien sabe ahora quiénes son André Gomes, Paco Alcácer, Lucas Digne, Paulinho, Marlon, Deulo, Semedo, etc.?). Algunos de ellos no han valido ni para el banquillo y han acabado cedidos. El último fichaje ha sido Arturo Vidal, que tiene más caché, más pasado, más futbol, que los otros, pero cuyo recorrido en ese club está todavía por ver.
Es difícil hallar una regla fija que sirva para identificar cuándo se ficha bien y cuándo mal, si es bueno fomentar la cantera o no. No es fácil porque tratamos de seres humanos, que pueden estar bien o mal, que pueden acoplarse bien o mal, que pueden tener lesiones o no, que pueden ser bien dirigidos o no. Pero algunos hechos históricos nos ayudan: tanto el Real Madrid como el Barça han sido muy grandes cuando han tenido una pequeña camada de jugadores de la cantera que le servía de base, como es el Real Madrid de la quinta del Buitre y el Barça de Xavi Hernández e Iniesta (e incluso Messi, que es un jugador criado en la Masía desde niño). El Niño Torres salió de la cantera del Atleti. Recordemos también a la Real Sociedad de Bakero, Satrústegi y compañía, que ganó todo lo ganable en su época. No obstante, somos conscientes de que la cantera tampoco es signo de éxito pues el Real Madrid de este año, por ejemplo, ha ganado la Champions sin mucho fondo de cantera.
Lo que estos meses de fichajes fallidos han puesto en evidencia que el mercado es mucho menos profundo de lo que parece, que no hay grandes jugadores internacionales que puedan ser la columna vertebral de estos grandes equipos. Hay mucho nombre para vender camisetas, quizá sobrevalorado, como Neymar, pero poca realidad. Mucho nombre y mucho nombrecito, salvo Cristiano, Messi, Griezmann, Modric, y alguno más. Por cierto, ¿tantas camisetas se venden como para amortizar el coste de estos jugadores? Si alguno saca un poco la cabeza, enseguida se le encumbra a los cielos, porque interesa inflacionar el mercado. Con todos los respetos, Mbapé solo ha hecho dos jugadas en el Mundial, y tiene 19 años, por lo que le queda todo por demostrar. Y salvo Modric, el Mundial de Rusia lo que nos ha mostrado es la medianía más absoluta en los jugadores internacionales. No ha habido, ni de lejos, un Cruyff, Beckenbauer, Pelé, Rummenigge, Platini, Muller, Zidane, Rossi, Maradona, Ardiles, Sócrates, Zico o Kempes. Como la noria tiene que seguir rodando, los medios de comunicación, los clubes y las aficiones fomentan esa inflación futbolística, a pesar de lo que ven nuestros ojos.
Lo que estos meses de fichajes fallidos han puesto en evidencia que el mercado es mucho menos profundo de lo que parece, que no hay grandes jugadores internacionales que puedan ser la columna vertebral de estos grandes equipos.
Pretender seguir siendo grande porque grande es la chequera, es engañarse. El Barça es grande porque tiene a Leonel Messi, pero también a Busquets, Piqué, Iniesta, etc. El Real Madrid es grande porque tiene a Bale, Benzema y Sergio Ramos, pero también a Asensio, Lucas Vázquez y Carvajal. El Atleti es grande porque tiene a Griezmann, pero también a Filipe Luiz, Oblak y Godín. Es decir, son grandes porque han sabido planificar en el tiempo, visualizar qué hacer a medio plazo, encajar las piezas y los resortes con la tranquilidad que les da ser equipos grandes que lo tienen todo ganado y que pueden actuar sin presión si mantienen la suficiente calma.
Por tanto, los equipos se crean desde abajo, desde una buena base sólida, de buenos jugadores, aunque sean baratos en el mercado, que den resultado, y que apoyen a las figuras internacionales que vengan a aportar. El Real Madrid seguirá siendo grande sin Cristiano Ronaldo, a pesar de que Ronaldo sea el mejor jugador del mundo. El Barça ha ganado una liga a pesar de la desastrosa política de fichajes y que la generación de Iniesta ya muestra signos de cansancio.
Pretender seguir siendo grande porque grande es la chequera, es engañarse.
Quedan por mencionar aquí aquellos equipos que, siendo equipos de media tabla, pueden ser base o provisión de jugadores para los equipos grandes. Equipos como el Villarreal, el Getafe, el Leganés, etc., pueden jugar ese papel. Si un jugador como Onésimo (¿alguien se acuerda del Onésimo jugador, no del comentarista actual?) salió nada menos que del Rayo y lo fichó nada menos que el Barça, es que cualquier jugador que haga un par de regates seguidos sin caerse encima de la pelota puede ser vendido por estos clubes si los vendedores juegan bien sus bazas. Si yo tuviera dinero, sin duda invertiría en este tipo de clubes con ese objetivo, además del de satisfacer a mi afición, claro. Esa parte del mercado inflado de jugadores es interesante. Ahí hay dinero a ganar. Clubes dispuestos a tirar el dinero ya hemos visto que los hay, solo hay que proveerlos de material adecuado, aunque se venda en el rastrillo.
Este artículo ha sido elaborado por nuestro colaborador: Antonio Jesús Sánchez escritor y filósofo.