El verano de 2021 ha sido intenso futbolísticamente hablando. Reflexionamos sobre el impactante agosto que hemos vivido. A través de la nostalgia comparamos el fútbol de ayer con el de hoy.
Al terminar agosto suelo acordarme de los veranos que viví cuando era niño. Tiempos felices en un destino poco habitual para días de estío. Aquellos veranos de infancia los disfruté en rías altas, en un peculiar lugar llamado Ferrol. En esa apartada y sufrida ciudad nació mi madre. Mi abuela, mis tíos y la mayoría de mis primos dieron también sus primeros pasos en los desgastados adoquines que Ferrol lanza a su ría.
Esos veranos eran afrodisiaco para un niño. Un muelle lleno de carbón, un astillero semi vacío, playas infinitas y salvajes. Todos estos colores pintaban veranos difíciles de olvidar. En aquella vorágine ochentera y noventera siempre había un día especial. Un día que alegraba aún más las maravillosas vacaciones.
Mi padre, a mitad de verano llegaba a casa con un tesoro. Por la mañana solía avisarme que era el día señalado. Él salía de casa a comprar los periódicos y yo le aguardaba impaciente en la cristalera de la casa de los abuelos. Se hacía de rogar. No perdonaba nunca una ración de callos con garbanzos en la famosa y hoy extinta Taberna Vilaboa. Casi a la hora de comer, su silueta aparecía al fondo de la calle. Mi interminable espera llega a su fin. Cuando abría la puerta, me lanzaba a la bolsa que portaba los periódicos. Y ahí estaba la preciada joya. Era el “Extra-Liga Don Balón”.
El “Extra-Liga Don Balón” era una guía minuciosa de los equipos del Campeonato. Todos por igual. En aquel almanaque se detallaba con precisión las plantillas, los nuevos fichajes, incluso se hacían análisis tácticos. Era un documento futbolístico en toda su dimensión.
El “Extra-Liga Don Balón” era una guía minuciosa de los equipos del Campeonato. Todos por igual. En aquel almanaque se detallaba con precisión las plantillas, los nuevos fichajes, incluso se hacían análisis tácticos. Era un documento futbolístico en toda su dimensión. Un compendio pensando para comprender con más detalle el juego y el fútbol en general. Un deporte que en aquella época amaba con locura.
Este verano de 2021, he recordado con nostalgia aquellos míticos “Extra-Liga Don Balón”. Posiblemente en estos últimos meses he tomado conciencia que el fútbol de mi infancia ya no existe. Desgraciadamente para mí, es otro. Dudo, incluso, si sigue siendo un deporte. El juego que practiqué, disfruté y porque no decirlo amé, hoy es un conglomerado incierto de negocio, posverdad y telerrealidad.
Los aficionados que no simpaticen con los grandes clubes están huérfanos de información. Ya no hay espacio para ellos. Se han convertido en simple atrezo. Están ahí para completar una constelación que con el paso del tiempo solo ilumina a las estrellas más grandes. Todo lo relacionado con el fútbol se exagera. Se dramatiza hasta límites cómicos. El fútbol de hoy es sin duda una hiperrealidad. Ya no se sabe lo que es real y lo que es fantasía.
A principios de agosto, Messi apareció llorando desconsolado porque tenía que dejar el club de su vida. Completamente emocionado se despidió de una afición a la que hizo feliz durante años. Dos días después aterrizaba en Paris exultante y lleno de felicidad. Compleja turba de emociones en menos de una semana. Es preciso recordar algunas cosas al respecto. Messi lo dio todo por el Barcelona, conquistó la gloria a base de goles y gambetas. No perdonó a ningún rival, pero tampoco se olvidó de su salario. Fue el mejor de todos mucho tiempo y también el que más cobraba por hacerlo, con mucha diferencia. El Barça hoy está en bancarrota, conviene que no lo olvidemos.
Todo lo relacionado con el fútbol se exagera. Se dramatiza hasta límites cómicos. El fútbol de hoy es sin duda una hiperrealidad. Ya no se sabe lo que es real y lo que es fantasía.
Su despedida se escenificó como una tragedia grecorromana. El fin del futbol había llegado a Barcelona. Llegado este punto ¿Para qué seguir hablando de fútbol? De forma increíble los focos se centraron en su fiesta de despedida. Se dio cobertura deportiva a una simple cena. Fue este, apareció aquel y algunos les sentó mal que acudiera un tal Ibai. ¿Dónde quedó el deporte rey? Pues en una mesa con confeti y una copa de champagne.
Semanas mas tarde apareció el vodevil Mbappe. El Real Madrid presentó varias ofertas para fichar al jugador francés. Hasta ahí todo normal. Los fichajes han sido, son y serán parte del fútbol. El futbolista en cuestión muestra claros deseos de jugar de blanco pero tiene contrato con el PSG. Finalmente, no se materializó la operación.
Durante días un sector de la prensa vendió de forma compulsiva y obscena un futuro irreal. El fichaje es inminente, hay un ultimátum. Debates, enviados especiales, llamadas en directo, la presentación será una fiesta. Era humo, una ensoñación. Mientras tanto los futbolistas del Real Madrid dejaban buenas sensaciones en el inicio de Liga pero para algunos medios ya no es necesario hablar de un equipo. Es más rentable vender un futuro, aunque sea irreal y se roce el ridículo.
El ultimo día de agosto explotó la traca final. Mi querido Atleti, un equipo que siente y vive la lealtad permanente. Soportando incluso con indiferencia el eterno sufrimiento. Fichaba a Griezmann y dejaba salir a Saul. Cambiaba una estrella por un canterano. Volvía a vestirse de rojiblanco un jugador que despreció alevosamente el esfuerzo económico del club. Abofeteando también el cariño de una afición. Para hacerle sitio se fue un canterano. Un jugador de alma que vive y siente el Atleti. Puede que con esta operación el Atleti mejore futbolísticamente. Pero sentimentalmente merma su coraje y tiene un pedacito menos en su corazón.
Después de este esquizofrénico agosto futbolístico deseo volver a Ferrol. Revivir los veranos de mi infancia. Quiero volver a ver la silueta de mi padre con una bolsa de periódicos. Deseo poder leer de nuevo un “Extra-Liga Don Balón”. Necesito que vuelva el fútbol con el que crecí. El deporte que me enamoró. Un fútbol real, sentimental y sano.
Ánimo Luís…. Aquellos tiempos no van a volver pero seguramente tú habrás inoculado en tus hijos una afición por un hobby (perdón por el anglicismo) q les ayudará a vivir con ilusión en el difícil mundo q les espera…
Curiosa la forma de comparar la salida de Messi con la de Saúl. Con Messi, dices prácticamente que se va un jugador que ha arruinado al Barsa. En cambio, con Saúl, que se va un canterano. Igual se te olvida que Messi también es canterano del Barsa. A lo mejor hay un poco de ese sensacionalismo que tanto criticas en la forma de tratar las dos salidas…