Antoine Griezmann comunicó al Atlético de Madrid su deseo de poner fin a su etapa en el club colchonero. Intenciones, decisiones y reuniones, una semana compleja en las oficinas del Metropolitano. Analizamos nuestra particular visión de los hechos. 

Hay un cantico que resuena en los partidos del Atleti que dice “Muchachos hoy viajamos juntos otra vez, enamorados del Atleti…no lo pueden entender” bien, pues a pesar de que Griezmann ha escuchado esta cantinela en infinidad de partidos y en multitud de ocasiones, él es uno de lo que no lo ha entendido.

Voy a intentar explicarme, porque comprendo, que con este primer párrafo, el lector puede pensar que el que escribe lo hace desde el forofismo de bufanda y desde el despecho del rechazo del que ya no quiere estar a tu lado.

Partiremos diciendo que Antoine Griezmann es un futbolista excepcional, campeón del mundo con Francia, un jugador diferente que ha dado muchísimo al Atlético de Madrid. Su comportamiento dentro del terreno de juego ha sido excelso. Es difícil ver un jugador de su importancia realizar labores tácticas y un despliegue físico al servicio del conjunto del equipo como lo hace el francés. En definitiva dentro del tapete Antoine ha demostrado una profesionalidad incuestionable. Este comportamiento merece ser recalcado y tenido muy en cuenta por todos los aficionados  atléticos.

Antoine Griezmann es un futbolista excepcional, campeón del mundo con Francia, un jugador diferente que ha dado muchísimo al Atlético de Madrid. Su comportamiento dentro del terreno de juego ha sido excelso.

Una vez dicho esto continuamos con la cuestión. Griezmann comunicó el pasado martes al entrenador del Atlético de Madrid, Diego Pablo Simeone  y al Consejero Delegado del club, Miguel Angel Gil que había decido finalizar su ciclo en el equipo colchonero, el próximo 1 de julio pagaría su cláusula de rescisión de 120 millones de euros. Bien, este hecho, aunque pueda resultar doloroso para algunos aficionados atléticos es más que aceptable en términos legales, personales y profesionales. El jugador tiene una cláusula para desvincularse contractualmente del Club y está en su derecho ejercerla. Por tanto en este segundo punto tampoco hay margen para el reproche.

Sigamos avanzando. El Atlético de Madrid, tenía este año un desafío importante, la final de la Champions League se disputaba en su nuevo estadio, había que conseguir jugar esa final. El verano pasado la dirección del Club entendió que para conseguir ese reto debía de armarse un equipo entorno a su jugador franquicia Antonie Griezmann y se hizo lo incontable para retener al jugador francés. Por cuarta vez en cuatro años se le volvió a subir el sueldo llegando a la exorbitante cifra de 23 millones de euros anuales. Griezmann aceptó el reto y desechó los cantos de sirena que venían de  Barcelona. La forma de comunicar la “decisión” fue a través de un documental en formato “vida real” producido por el jugador del Barça Gerard Pique. Una frivolidad ostentosa, pretenciosa y con ciertos toques egocéntricos que si pueden ser reprochables.

La marcha del “Principito” del equipo rojiblanco se veía como una mera cuestión de tiempo.

La apuesta del Atlético de Madrid de armar un equipo alrededor de Griezzman para levantar la orejona en el Metropolitano se vino abajo en un partido infortunado en Turín. Griezmann fue incapaz en una noche aciaga de todos los jugadores atléticos de impedir la debacle. Las conclusiones deportivas fueron claras, Griezmann sólo y como jugador franquicia no alcanza para ganar la Champions. Tengo la impresión que de eso se dio cuenta el jugador francés, el propio club, aficionados al futbol e hinchas colchoneros. Por tanto la marcha del “Principito” del equipo rojiblanco se veía como una mera cuestión de tiempo.

En mi humilde opinión la marcha de Griezmann era algo que esperaba la masa social del Atleti, todos los atléticos eran conscientes que la profesionalidad del jugador francés, sus goles, sus asistencias estaban sustentadas en un ejercicio laboral estricto. Cuestión más que respetable.

Los seguidores de un equipo,  no pueden caer en el error de creer que los jugadores de futbol profesionales son hinchas del club por el que juegan. Si bien los jugadores de futbol profesionales tampoco pueden caer en el error de despreciar el sentimiento pasional de los propios hinchas. Al fin al cabo es esta pasión la que hace que el futbol sea un deporte profesionalizado y no una mera actividad amateur.

Y  es en este punto donde Griezmann no lo entendió. Ser aficionado del Atleti, no es ser mejor que otro aficionado al futbol. Es simplemente diferente. Ser aficionado al futbol implica seguir a tu equipo, idolatrar a los jugadores, disfrutar en la gloria y sufrir en la derrota. Los jugadores deben empatizar y comprenderlo, eso no implica que no tengan derecho a ejercer como lo que son, profesionales de un deporte.

Según cuentan Griezmann tenía decidido salir del equipo colchonero desde hace meses, su intención era realizar un nuevo documental que mostrara su cambio de decisión.

Según cuentan Griezmann tenía decidido salir del equipo colchonero desde hace meses, su intención era realizar un nuevo documental que mostrara su cambio de decisión. Nuevamente  exposición personal y egocentrismo de una estrella. La vida en una burbuja de cristal llena de lujos, adulaciones y frivolidades en la que suelen vivir los futbolistas no permitió al crack del futbol entender que posiblemente su marcha entristecería a muchos aficionados atléticos. Frivolizar con los sentimientos del aficionado es cruzar el límite y el margen respetable del ejercicio profesional.

Los consejos de los dirigentes del club al entorno del jugador evitaron otro documental superfluo de una estrella del futbol hacia sus aficionados.

Solo el mero hecho de que Griezmann se lo planteara evidencia que no lo entendió.