Repasamos la Eurocopa 2020. Un torneo espectacular. Posiblemente uno de los más excitantes de los últimos tiempos. Un campeonato que ha devuelto algo de normalidad al continente europeo.

El pasado domingo concluyó la Eurocopa 2020. Un torneo que debería haberse jugado el pasado verano. Sin embargo, la maldita pandemia la postergó al calor de 2021. En este tiempo Europa ha sufrido severamente. El último año y medio ha sido inimaginablemente duro para el continente europeo. Desgraciadamente hemos vivido una época marcada por la tragedia, un maldito virus ha asolado a innumerables familias de toda Europa. Como no podía ser de otra manera, el fútbol, ha vuelto a ser un bálsamo extraordinario. Una loable evasión para un momento iracundo.

Seguramente los europeos hayan disfrutado del torneo más competido, más dinámico y equilibrado desde que existen las Eurocopas. Un campeonato que nos ha mostrado un fútbol puro, eléctrico y ambicioso. La mayoría de los competidores han dejado las especulaciones a un lado. Cada uno de ellos, independientemente de su particular estilo, han salido con la convicción de llevarse la victoria.

Se suele decir que en el fútbol solo gana uno. Pero esta vez, creo que no ha sido así. Esta Eurocopa la ha conquistado Italia, pero la hemos ganado todos los europeos, seamos o no apasionados del fútbol.

Se suele decir que en el fútbol solo gana uno. Pero esta vez, creo que no ha sido así. Esta Eurocopa la ha conquistado Italia, pero la hemos ganado todos los europeos, seamos o no apasionados del fútbol. Hayamos disfrutado o no con el juego de nuestra selección, la Euro nos ha devuelto un poco de normalidad. Una esperanza, un anhelo de que la pesadilla pronto acabará.

Después de un año viendo fútbol con las gradas vacías. Partidos disputados detrás de un telón de plástico aburrido. La afición ha vuelto a las tribunas. Con ello el fútbol volvió a latir con pasión, color y alegría. Definitivamente este deporte está hecho para los aficionados. Después de este año y medio ya no cabe duda al respeto.

Futbolísticamente la competitividad ha sido extrema. De hecho, la mayoría de los partidos se han decido en la prórroga. Incluso muchos de ellos acabaron en la tanda de penaltis. Vimos a Suiza doblegar con ímpetu a la Francia campeona del mundo.  A Ucrania batir a una correosa Suecia en el último suspiro. Sorprendernos con la verticalidad de una Dinamarca que hizo creernos que era posible repetir la gesta del 92.

La Republica Checa eliminó a Holanda en un vibrante partido que nadie esperaba. Una correosa Austria llevó al limite a Italia. La gran selección que levitaba durante el transcurro del campeonato.

Bélgica, eterna aspirante a reinar Europa, volvió sucumbir en su intento. Si bien, no es menos cierto, que la derrotó la campeona del torneo. Por su parte Portugal y Alemania, selecciones que transitan con cierta decadencia, cayeron pronto, pero orgullosas compitieron.

Inglaterra recuperó místicas del pasado. Volvió a sentirse importante. Disputó honrosamente la final del campeonato. Pero el torneo estaba pintado de azul. Italia no sucumbió a los intrépidos ingleses en Wembley.

La azzurra ha enamorado a los amantes del buen fútbol. De hecho, los partidos de Italia excitaban desde el inicio. La emoción explosiva de unos futbolistas cantando el “Fratelli di Italia” era una visión realmente gratificante

España, jugó un gran torneo. Con una imberbe y joven selección cayó con honores. Enorgulleció a una afición desmotivada. Hábida posiblemente de glorias pasadas terminó esperanzada con un equipo nuevo que desprende aroma de futuro prometedor.

Italia venció con justicia el torneo, una selección que ha revindicado un futbol coral. Sin lugar a dudas se ha mostrado como un equipo trabajado y con una ambición contagiosa. La azzurra ha enamorado a los amantes del buen fútbol. De hecho, los partidos de Italia excitaban desde el inicio. La emoción explosiva de unos futbolistas cantando el “Fratelli di Italia” era una visión realmente gratificante. Enhorabuena Italia por el “buon calcio”. Gracias fútbol por esta Euro. Ti amo.

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