En junio de 2021 se disputa una nueva edición de la Copa América de fútbol. Una competición llena de pasión que nunca defrauda. Este año no será diferente. Como siempre esperamos un torneo que desprenda fútbol y sentimiento.

El sentimiento que genera el fútbol en el aficionado es particular. Muchos han intentado calificar las pulsiones que se desprenden de él. No es una tarea fácil. Al fin al cabo, se trata de algo inherente a cada persona. Personalmente creo que el fútbol es, sobre todo, pasión.

He tenido la suerte de viajar por muchas partes del mundo. En todas mis experiencias en el extranjero, el fútbol estuvo presente. Me sirvió para entablar relaciones, descubrir nuevos amigos y sobre todo para conocer mejor la idiosincrasia del país que estaba visitando. Hubo un lugar en que el magnetismo que desprendía el fútbol me llamo poderosamente la atención. Ese paraje fue América.

En América del Sur el fútbol es particularmente excitante. La pasión de los aficionados es completamente diferente a otras partes del mundo. Se vive, lo viven, como algo religioso. Idolatran y aman, de la misma manera que rivalizan y odian. Es puro sentimiento bipolar. Se trata de algo visceral. La atmosfera que desprende un partido de fútbol en América Latina es difícil de explicar con palabras. Posiblemente el conteniente americano siga siendo aquel lugar del mundo donde las esencias del fútbol todavía no han sido plenamente contaminadas por el negocio. Hay poco espacio para la banalización del juego. Allí, el fútbol es demasiado importante para frivolizar con él. En Sudamérica el balompié sigue siendo racial. Es sangre, entraña, la camiseta es parte inseparable de la piel.

En América del Sur el fútbol es particularmente excitante. La pasión de los aficionados es completamente diferente a otras partes del mundo. Se vive, lo viven, como algo religioso. Idolatran y aman, de la misma manera que rivalizan y odian. Es puro sentimiento bipolar. Se trata de algo visceral.

No es de extrañar que antes de que el fútbol se jugara en unas Olimpiadas. Incluso antes del primer campeonato del mundo. Existiera un torneo que se llamaba Copa América.  Competición que dirimía y sigue dirimiendo quien es el mejor del continente.

Cuando un aficionado al fútbol disfruta de un partido de Copa América percibe que está viendo algo diferente. No solo el color de la grada. El grito constante de barras enloquecidas impacta. Pero hay algo distinto en el propio juego. El limite no se percibe. La entrega de los jugadores es total. Nadie claudica. El esfuerzo es infinito.

Foto de Todo Imagen

La Copa América es un torneo que nos permite disfrutar de la calidad del jugador brasileño. La clase eterna del futbolista argentino rivalizando con la pasión uruguaya. La inquebrantable defensa paraguaya, aguantando embestidas del eterno empuje colombiano. La verticalidad peruana tratando de contrarrestar el despliegue físico del Ecuador. Un torneo donde los diablos bolivianos pretender conquistarles el mar a sus eternos rivales chilenos. Intrépidos futbolistas pintados de rojo ávidos de revindicar su potencial con un esférico de cuero. Todo ello, bañado con el dulce sabor de la camiseta vinotinto venezolana.

No sorprende que la Copa América haya sido dominada por Uruguay. A pesar de las grandes genialidades brasileñas y argentinas, los que más han agarrado el trofeo son las garras uruguayas. Argentina no la gana desde 1993. La última campeona fue Brasil, pero sigue lejos de Uruguay. Esta supremacía charrúa es el reflejo inequívoco que esta competición se juega más con el corazón que con los pies.

Cuando un aficionado al fútbol disfruta de un partido de Copa América percibe que está viendo algo diferente. No solo el color de la grada. El grito constante de barras enloquecidas impacta. Pero hay algo distinto en el propio juego. El limite no se percibe

Salvo Venezuela y Ecuador todos los demás países han podido saborear el éxito. Generaciones de peloteros han dado gloria y alegría a sus compatriotas. Para el recuerdo aquella selección peruana comandada por Teofilo Cubillas y Sotil. O el Paraguay de Julio César Romero y Roberto Cabañas. Bolivia fue campeón en 1963 con un equipo que tenía como figuras a Víctor Ugarte y a Wilfredo Camacho. Mas recientemente la Colombia de Maturana reino el continente en 2001. Una generación extraordinaria de futbolistas chilenos, capitaneados por Alexis Sánchez, Arturo Vidal y Claudio Bravo ganaron dos copas que llenaron de orgullo a una nación ávida de éxitos futboleros.

Foto Mundo Deportivo

Por fortuna este verano, invierno en el hemisferio sur, se disputa una nueva edición de la Copa América. Se disputará en Brasil. Tras el desistimiento de Colombia y la renuncia de Argentina. Será un torneo diferente. Condicionada por la pandemia. Los estadios estarán sin público. No será lo mismo. Pero la competición no defraudará. Los jugadores irán al límite, nadie escatimara esfuerzos, para convertirse en el rey del fútbol en América.

2 thoughts on “La pasión de la Copa América

  1. Buen artículo. Siempre emocionante la Copa América. Recuerdo especialmente una de las últimas finales, la de 2015, Argentina vs Chile, que ganaron los chilenos tras prórroga y lanzamientos desde el punto de penalti.

    1. Gracias Leopoldo. Las finales de Chile y Argentina fueron espectaculares. La Copa América es una competición preciosa

Leave a comment.

Your email address will not be published. Required fields are marked*