En la temporada 88-89 el clásico Real Madrid – Atlético de Madrid dejó para el recuerdo una de las escenas más comentadas del fútbol de aquella década. Paco Buyo y Paulo Futre, dos grandes jugadores y parte de la historia de sus respectivos clubes, fueron los protagonistas

Aquel domingo 4 de diciembre por la noche era de obligado cumplimiento ver el Estudio Estadio. Todo el mundo quería ver con sus propios ojos lo sucedido el día anterior en el clásico madrileño entre el Real Madrid y el Atleti. Las crónicas de los periódicos y las narraciones radiofónicas hablaban de expulsiones de todo tipo, agresiones, goles en el último minuto, pero sobre todo, de dos personajes que acapararon el protagonismo de aquella tragicomedia que sólo pudo verse en directo en Cataluña a través de TV3.

Imagen: Momento del choque entre los jugadores / RTVE

Los protagonistas de la obra eran los históricos jugadores Paco Buyo y Paulo Futre. Los cuales en ese partido dejaron para la posteridad el capítulo más recordado de su particular historia de amor-odio que hoy, treinta años más tarde, sabemos que tuvo final feliz.

Dos caracteres fuertes estaban frente a frente en el campo y claro, chocaron.

El resumen había empezado con un gol tempranero del Real Madrid de la Quinta y con una reacción al más puro estilo del Atleti que le llevo a empatar gracias a un gol de Manolo con una inestimable colaboración del de Betanzos. Y es que esa noche Paco Buyo además de unas cuantas buenas paradas, había dado muestras de una cierta sobre excitación, más de la habitual, y no se había limitado a hacer sus clásicas estiradas palomiteras y sus salidas de debajo de los palos que tantos vuelcos de corazón provocó en la afición madridista a lo largo de su carrera. Basta sólo recordarle con su gorrilla aquel día de Tenerife. Aquella jornada de derbi, la catorce, estaba especialmente peleón. Probablemente tuvo roces con todos los jugadores colchoneros, excepto con Donato claro, con el que era imposible enfadarse. Pero especialmente los tuvo con uno. Con Paulo Futre. Y Es que el portugués era también un jugador de carácter. Había sido campeón de Europa con el Oporto y en el Atlético de Madrid había encontrado el equipo perfecto para poder mostrar todo su carácter y su clase a partes iguales comandado por un presidente que reflejaba en palco lo que él era como jugador. Sangre caliente, ausencia de miedo y sobre todo la chispa de aquel que es absolutamente imprevisible.

Aquella “broma entre amigos” acabó con el bueno de Orejuela expulsado porque al acercarse a Buyo a recriminarle la acción éste fingió una agresión a la vez que le daba un puñetazo en las piernas.

Dos caracteres fuertes estaban frente a frente en el campo y claro, chocaron. O eso quisieron hacer creer. La jugada en cuestión se desarrolló cerca del área del Real Madrid. Buyo cortó una jugada de ataque en la que el propio Futre iba a controlar el balón y salió del área. En lugar de despejar o pasar a un compañero decidió que era el momento para una de sus “buyadas” y prefirió conducir el balón hacia no se sabe dónde. Futre olió la sangre y consideró que era la ocasión perfecta para dejar en evidencia a su rival y fue a por él. Y efectivamente chocaron. Al más mínimo contacto de sus caderas el portero saltó como un resorte exagerando una embestida mayor de lo que en realidad fue. Futre cayó en la cuenta de que quizá había acelerado demasiado y salió despedido hacia el lado contrario intentando alejarse lo más posible de aquel lío en el que su “amigo” Paco le había metido. La escena sigue con ambos jugadores por los suelos y un Paco Buyo haciendo “la croqueta”, no la de Laudrup precisamente, y persiguiendo al portugués para no se sabe qué. En ese momento, desde el asombro y la inocencia de un niño de nueve años que no entiende lo que ve por la tele, no pude evitar preguntar en alto -¿Pero qué hacen estos?- a lo que mi padre me contestó, -ni idea hijo, ¡estos deben ser amigos y están de cachondeo!-. Nada más lejos de la realidad, porque aquella “broma entre amigos” acabó con el bueno de Orejuela expulsado porque al acercarse a Buyo a recriminarle la acción éste fingió una agresión a la vez que le daba un puñetazo en las piernas. Los siguientes minutos de juego son previsibles, tanganas, empujones, una nariz rota a Schuster, por entonces madridista, un polémico y definitivo gol en el minuto 91 de Martín Vázquez que terminó con Futre expulsado por protestar y sancionado con tres partidos y un final del encuentro pitado por Martín Navarrete cuyo arbitraje fue rectificado días más tarde por el Comité de Competición quitándole la tarjeta a Orejuela y metiendo cuatro partidos de sanación a Paco Buyo por su mala conducta.

Imagen publicada por el diario El Mundo de ambos jugadores tras el choque

Pero ojo, que la cosa no terminó allí. Precisamente el Programa Estudio Estadio había decidido hacer ese día un reportaje especial al cual, además de las imágenes habituales del juego, decidieron añadir las del seguimiento a Jesús Gil mientras veía el partido por televisión lejos del palco ya que su relación con Ramón Mendoza no pasaba por los mejores momentos. Uno de los reporteros encargados de cubrir la información fue Vicente Vallés, hoy flamante director de uno de los informativos de Antena 3 y el otro Paco Grande, que en su tónica habitual de lavar la ropa fuera de casa, llegó a afirmar que otro de sus compañeros cámara de aquel día causó baja de la cadena pública tras el descontento por parte del Real Madrid del tratamiento que se le dio al asunto.

Una historia de odio pero que como se ha dicho al principio, tuvo final feliz.

Aquel no fue más que uno de los muchos episodios que dejarían para la posteridad la famosa pareja. Y es que lejos de ser amigos, existía una animadversión del uno por el otro que llegó incluso a Paulo Futre a poner días antes de los clásicos madrileños una foto de Buyo en el baño de su casa para recordarle a todas horas quién era su enemigo y lo importante de vencerlo. Una historia de odio pero que como se ha dicho al principio, tuvo final feliz.

Imagen: Bernd Schuster, Paco Buyo y Paulo Futre años más tarde en un acto promocional

Y es que años más tarde, la cadena Al Jazeera reclutó a ambos como comentaristas para la Eurocopa de Austria – Suiza en 2008. Allí, con los ánimos más templados por el hecho de la edad y tras ver que eran muchas más cosas las que les unía que las que les separaba comenzaron una “renovada amistad” que les ha convertido en grandes amigos. Llegando a ser una de las parejas artísticas más recurrentes de programas como el Chiringuito, donde no se cansan de contar una y otra vez su particular historia de “amor”.

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